Salud España , Valladolid, Martes, 14 de diciembre de 2010 a las 18:27

Un grupo de investigaci贸n de la Universidad de Valladolid estudia los ritmos biol贸gicos en ni帽os

La cronobiolog铆a tiene aplicaciones a nivel cl铆nico, farmacol贸gico o social

Cristina G. Pedraz/DICYT La cronobiología es la disciplina que estudia los ritmos biológicos, es decir, la organización temporal de los procesos que suceden en los seres vivos, así como su origen y sus alteraciones. Desde hace más de 20 años, el Grupo de Investigación Reconocido (GIR) de la Universidad de Valladolid dirigido por el catedrático de Pediatría Julio Ardura analiza los ritmos biológicos con especial interés en recién nacidos y niños, aunque también realiza trabajos centrados en los adultos.

 

Como explica a DiCYT el experto, el origen del grupo se remonta a los años 70, a un primer trabajo sobre cardiología pediátrica en el que observaron que, tras la ingesta, descendía la frecuencia cardiaca de un neonato en vez de aumentar. Esto les llevó a interesarse en los ritmos biológicos y a llevar a cabo un primer proyecto en esta línea. “En materia de cronobiología había pocos trabajos en recién nacidos, así que empezamos a buscar referencias bibliográficas sobre la ciencia de las variaciones temporales e hicimos un diseño de investigación”, asegura.

 

Así, llevaron a cabo un estudio sobre las variables vitales de neonatos sanos por encima de las 37 semanas, para tomarlos como grupo de control. Posteriormente, se han añadido trabajos novedosos que han contribuido a incrementar el conocimiento de los ritmos biológicos y las series temporales en medicina clínica centradas en niños, en patologías como las crisis epilépticas, las febriles o la eneuresis.

 

Aplicaciones de la cronobiología

 

Según recuerda el investigador, la cronobiología tiene diversas aplicaciones. En cuanto a la clínica terapéutica, por ejemplo, “en ciertos tumores si se realiza la quimioterapia por la noche tiene un mejor efecto, ya que ataca más al tumor con menos daño secundario”. Algo similar ocurre con algunos cánceres de faringe y lengua sensibles a la radioterapia, puesto que “cuando la temperatura es más alta las células responden mejor".

 

Por otro lado, la cronobiología tiene aplicaciones sociales. Uno de los campos que se han estudiado son los trabajos de noche o a turnos. Para ello existen unos aparatos denominados actímetros, en forma de reloj de pulsera, que miden la frecuencia cardiaca, el ritmo o la tensión arterial y que recogen cada movimiento que hace el usuario. “Cada movimiento, aunque sea tenue, genera un impulso eléctrico y deja una señal en un chip que luego se vuelca al ordenador y se analiza. Con actimetría se puede medir cuando se está despierto o dormido y cuándo hay más o menos movimiento. Así se puede estudiar en determinados oficios, como conductores de larga distancia, los momentos en los que la atención baja mucho”, detalla.

 

Del mismo modo, a nivel fisiológico señala que los análisis de sangre se realizan convencionalmente por la mañana. No obstante, el hierro oscila a lo largo del día de forma “que la muestra que se toma por la mañana no tiene nada que ver con la de mediodía o la de la noche y es puramente arbitrario”. En la misma línea, la cronofarmacología trata de integrar el tiempo en la farmacología, de forma que se hacen diseños de fármacos para que su máxima efectividad se de en los momentos más críticos para el paciente. “El asma, por ejemplo, está muy estudiado desde el punto de vista de los ritmos biológicos. Los momentos de más afectación se producen cuando empieza la noche y en las últimas horas, al despertar, por lo que los fármacos deben cubrir esos periodos”, subraya.

 

Líneas de investigación actuales

 

En colaboración con investigadores como Javier Aldana, Jesús María Andrés o José Ramón Garmendia, así como con ingenieros del Departamento de Teoría de la Señal de la Universidad de Valladolid y pediatras, psicólogos y psiquiatras de Palencia el grupo trabaja en la actualidad en diversas líneas de investigación. Entre ellas está el análisis de ritmos en accidentes infantiles, las crisis convulsivas, los cambios que se producen en patologías como la gastroenteritis o la otitis en niños (donde están examinando 16.000 y 3.000 casos, respectivamente, que se han producido en Castilla y León). Asimismo, recientemente han investigado el ritmo circadiano en el asma y en el dolor abdominal.

 

Colaboración en el libro de Juan Antonio Madrid
El equipo de investigadores ha colaborado además con el libro Cronobiología Básica y Clínica dirigido por el experto Juan Antonio Madrid. La publicación, que cuenta con la participación de más de 60 expertos internacionales, aborda aspectos como la contaminación lumínica, los relojes moleculares o la significación biológica del sueño. Uno de los capítulos está dedicado al desarrollo del sistema circadiano en el recién nacido y ha sido elaborado por los investigadores del grupo, quienes han recogido sus avances científicos. Este apartado profundiza en los ritmos biológicos antes de nacer, en el nacimiento y la concepción, la emergencia de determinadas variables, el sueño o cómo afecta la luz, el ruido y temperatura en las unidades de neonatos.