Alimentación España , León, Mi茅rcoles, 05 de mayo de 2010 a las 12:35

El Ibiomed analiza si el entrenamiento con plataformas vibratorias beneficia a dependientes

El objetivo de la investigaci贸n es permitir a personas mayores una mayor calidad de vida al incrementar su capacidad motora

Antonio Martín/DICYT El Instituto de Biomedicina de la Universidad de León (Ibiomed) ha iniciado una investigación por la que pretende conocer si las plataformas vibratorias, aparatos de gimnasio con el que se trabaja el tren inferior, benefician a personas dependientes. Los investigadores de este centro ya consiguieron demostrar que las plataformas aumentan la hipertrofia muscular, lo que combate la sarcopenia, la pérdida degenerativa de masa muscular en las última etapa de la vida. Ahora, la investigación se amplía a personas mayores que necesitan asistencia, con el objetivo final de que, a través de estos mecanismos, puedan incrementar su capacidad motora y, por lo tanto, mejorar su calidad de vida.

 

La meta es que el uso de las plataformas, cada vez más extendido en gimnasios y empleado también por deportistas profesionales, se extienda a geriátricos. "El ejercicio físico conlleva una menor dependencia, lo que redunda en una mayor calidad de vida de los mayores", resume Nuria Garatachea, profesora de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad de León que coordina el trabajo.

 

La investigación supone una continuación respecto a una anterior. En ella, el equipo del Ibiomed demostró los beneficios de las plataformas vibratorias frente a la sarcopenia. A través de un experimento, un grupo de trabajo de quince mujeres de una residencia de León, con edades en torno a los 80 años, vio incrementada su masa muscular entre el 5 y el 8% en un periodo de tiempo relativamente corto, diez semanas. El otro punto de partida de la investigación, que se realiza en el marco de la tesis doctoral de Fernanda Santín, es un "paradigma" del ejercicio físico, especialmente indicado para personas mayores: "Si se mejora la masa muscular, se tendrá más movilidad y más nivel de actividad física, lo que mejora a su vez la calidad de vida".

 

Entrenamiento experimental

 

La investigación ya ha dado sus primeros pasos. Durante ocho meses, 50 residentes de un centro geriátrico de Vitoria se sometieron a un entrenamiento de tres días a la semana con plataformas vibratorias. Durante un periodo corto de tiempo (de diez a quince minutos), los participantes realizaron diferentes ejercicios encaminados a la mejora del tren inferior. Hay que tener en cuenta que la incapacidad de las piernas es la circunstancia que causa mayores limitaciones en personas mayores. La edad media de los participantes era de 82, y todos tenían edades comprendidas entre 75 y 89 años. Los investigadores dividieron a los voluntarios en dos grupos, uno de control y otro experimental, y, a su vez, incluyeron en cada uno dos subgrupos con personas dependientes y no dependientes para observar las diferencias de comportamiento en cada colectivo. Para el experimento, excluyeron a aquellas personas que tenían algún grado de dependencia derivado de enfermedades como osteoporosis o epilepsia y con lesiones limitantes, como las fracturas de cadera.

 

Los ejercicios con vibraciones, explica Garatachea, "aumentan la masa muscular y mejoran la densidad mineralósea, lo que es interesante para pacientes con osteoporosis". Las plataformas que las emplean vibran con una determinada frecuencia (entre 20 y 60 hercios), lo que permite "estimular de forma refleja la musculatura, de forma mecánica". Este tipo de estímulo, considerado técnicamente como denso, es especialmente para personas mayores, ya que de forma habitual, este colectivo no puede llegar a tener estímulos equivalentes, como, por ejemplo, a través de ejercicios como la carrera continua. La Universidad de León emplea para este tipo de investigaciones la plataforma vibratoria de la casa comercial Fitvibe, "la única del mercado con certificado médico", precisa la científica.

 

La investigación, que se encuentra actualmente en su fase de análisis estadístico de los resultados obtenidos en la experimentación, pretende dar sus primeros frutos entre 2010 y 2011. Dentro de un año, aproximadamente, está prevista la defensa de la tesis doctoral de Fernanda Santín. Como trabajo previo, los científicos han analizado un sistema empleado para medir el gasto energético, que se ha empleado para comprobar si las personas mayores han realizado una mayor carga de ejercicio físico después de someterse al entrenamiento con plataformas vibratorias y si lo han realizado con mayor intensidad al punto de partida. Estos aparatos se denominan acelerómetros.

 

El acelerómetro

 

El acelerómetro es un aparato que mide las kilocalorías quemadas a lo largo de un periodo de tiempo. Consiste en una pequeña petaca que se coloca en la cadera y que, a través del movimiento, estima el gasto energético. Los más avanzados, como los que emplea la Universidad de León, miden los desplazamientos en las tres dimensiones (a los lados, adelante y atrás y arriba y abajo). "De todos los métodos de investigación para conocer el gasto energético de una persona, es el que más ventajas ofrece", explica Nuria Garatachea. Con este aparato, los investigadores pretenden conocer si los participantes en el experimento realizan más actividad física en los días laborables o los fines de semana. Hay que tener en cuenta que el hecho de ser residentes de un centro geriátrico (esto es, de necesitar asistencia para realizar diferentes actividades cotidianas) supone que los participantes realizan diferentes actividades programadas (como talleres de dinamización, por ejemplo) a lo largo de la semana, pero que estos paran los fines de semana por el descanso de los técnicos.