Salud España , León, Lunes, 31 de julio de 2006 a las 18:52

La Universidad de León pone a prueba la capacidad física de los ancianos

Dentro de un proyecto subvencionado por el Imserso que tiene por objetivo obtener valores de referencia y establecer un umbral mínimo de riesgo de discapacidad

MJF/DICYT El envejecimiento causa una evidente pérdida progresiva de la capacidad funcional física de la que, sin embargo, no existen valores de referencia. La Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad de León realiza un proyecto dirigido a obtener esos indicadores base con un doble objetivo que incluye, por un lado, evaluar de forma personalizada cada caso y aplicar el programa de ejercicio más adecuado, y por otro, establecer un umbral mínimo que ayude a determinar las personas que tienen un mayor riesgo de sufrir una discapacidad.

"Para mí lo más interesante del proyecto es la parte dirigida a establecer un nivel mínimo de riesgo de sufrir discapacidad", explica a DICYT la coordinadora del proyecto y profesora del Departamento de Fisiología de la Universidad de León, Nuria Garatachea. Este umbral de referencia se extraerá en función de las capacidades físicas que demuestren el grupo de 1.000 personas mayores que participarán en el proyecto.

Para ello, la primera parte del estudio ha incluido la elaboración de una bateria de test compuesta por una serie de ejercicios físicos de fuerza, flexibilidad, agilidad y equilibrio, que se han diseñado con la ayuda de 200 personas mayores que han participado durante el primer año de duración del proyecto desarrollado hasta el momento.

A partir de ahora, durante el segundo y último año del proyecto, que comenzará el próximo curso, se probarán los ejercicios contenidos en la bateria de test en el grupo total de 1.000 ancianos para extraer los objetivos propuestos. Aunque todavía es pronto para determinar los ejercicios en los que los mayores demostrarán una menor capacidad física, Nuria Garatachea afirma que "el trabajo de fuerza, tanto de brazos como de piernas, es el que suele ofrecer más dificultades para las personas de edad, tanto en hombres como mujeres". Esta capacidad se mide con ejercicios tan sencillos como contar el número de veces que es capaz de levantarse y sentarse de una silla una persona mayor durante un periodo de tiempo concreto.

Estado físico y percepción de bienestar

 

La edad de las personas mayores que participarán en el proyecto estará comprendida entre los 65 y los 95 años. A todos ellos se les someterá a pruebas para medir la relación entre su capacidad física y su calidad de vida, con el objetivo de "determinar cómo perciben su estado de salud". Sin embargo, la responsable del proyecto matiza que en esta percepción pueden intervenir variables psicológicas, razón por la que el equipo que participa en el desarrollo del proyecto es de carácter multidisciplinar y está formado por un total de 10 especialistas de distintos departamentos y titulaciones, desde la actividad física y el deporte a la Psicología, Biología y Medicina.

"Sería muy importante que, a raíz de este proyecto, se llegaran a editar guías de ejercicio físico para que cada anciano pudiera saber cuál es el que le resulta más beneficioso, sobre todo en los casos en los que no se dispone del asesoramiento de un profesional", resalta Nuria Garatechea. Este objetivo se contempla dentro del proyecto mediante el desarrollo de programas de ejercicio físico individualizado "para que no todos hagan lo mismo".

 

El proyecto cuenta con una subvención del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso), dependiente del Ministerio de Asuntos Sociales, y se basa en otros proyectos anteriores relacionados con la materia que ha realizado con anterioridad la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad de León.