Health Spain , Valladolid, Friday, May 08 of 2009, 16:50

“Una de nuestras metas es afrontar el nuevo tipo de medicamentos biológicos”

Alfonso Carvajal, director del Instituto de Farmacoepidemiología de Valladolid, marca los retos del centro y explica los proyectos en los que se encuentra inmerso

CGP/DICYT Tras 25 años de trabajo, en los que se ha vivido una gran evolución en materia de farmacovigilancia, el Instituto de Farmacoepidemiología (IFE) de Valladolid renueva sus retos en consonancia con los nuevos tiempos. Alfonso Carvajal García-Pando, director del centro, ha asegurado en declaraciones a DiCYT que una de las metas de su equipo es afrontar el estudio de los medicamentos biológicos, cuyo principio activo procede de un organismo vivo u obtenido a partir de él, frente a los medicamentos tradicionales. No obstante, el fin último del IFE es similar: identificar los riesgos y minimizar los posibles problemas para la salud derivados del uso de medicamentos, una vez que éstos ya se han comercializado.

 

Asimismo, el centro quiere seguir la línea de la legislación vigente en Europa y Estados Unidos, que marca como objetivo la “transparencia” para que la ciudadanía conozca los riesgos a los que se expone y los sistemas de trabajo que se llevan a cabo. Por otro lado, esperan incorporar la investigación a las tareas de farmacovigilancia y viceversa; así como subirse al carro de las nuevas tecnologías y utilizar las “potentes” herramientas de trabajo que existen en la actualidad, en referencia a las grandes bases de datos interconectadas que existen sobre la materia.

 

Otra de las partes que interesa “cada vez más” al centro vallisoletano es el examen de las consecuencias que produce al medio ambiente la fabricación y desecho de medicamentos. En el caso de los residuos de fármacos, están calificados como “tóxicos” (sustancias y preparados que por inhalación, ingestión o penetración cutánea pueden entrañar riesgos graves, agudos o crónicos e incluso la muerte, según la legislación autonómica), y si no se recogen y eliminan de una forma adecuada conllevan efectos imprevisibles para el medio ambiente, como la intoxicación de animales o la contaminación de aguas.


Finalmente, el IFE lleva a cabo investigación aplicada sobre utilización de medicamentos, métodos aplicables a la farmacovigilancia, efectos adversos de los medicamentos a partir de la notificación espontánea, metanálisis, bases de datos en farmacoepidemiología o drogas de abuso y drogodependencias. Además, realiza estudios observacionales sobre riesgos asociados al uso de medicamentos, estudios mediante sistemas centinelas y análisis sobre coste-efectividad.


El Instituto de Farmacoepidemiología se puso en marcha hace diez años, aunque desde hace 25 la Facultad de Medicina de Valladolid trabaja en materia de farmacovigilancia, siendo uno de los centros “pioneros” del país en este sentido. Tal y como ha recordado Alfonso Carvajal, en este espacio de tiempo la disciplina ha pasado “de no existir” a “consolidarse”, haciendo grandes aportaciones al sistema de salud. Por ello, el próximo 25 de junio se conmemorará en Oviedo el 25 aniversario de la Farmacovigilancia en España.

 

Proyectos en marcha

 

En estos momentos, el Instituto de Farmacoepidemiología trabaja en varios proyectos a nivel regional, nacional e internacional. El Instituto, que recientemente ha sido reconocido por la Junta de Castilla y León como Grupo de Excelencia, colabora tanto con la Agencia Española del Medicamento como con la EMEA (European Medicines Agency). Una de las iniciativas destacadas en las que participa junto con otros países del ámbito europeo se denomina e-learning y se trata de una herramienta para el aprendizaje on line de la farmacovigilancia. Esta iniciativa se dirige tanto a profesionales sanitarios como a expertos de la industria farmacéutica y responsables de políticas de salud pública.

 

Por otra parte, trabaja en el OSIAP (Ordonnances Suspectes Indicateur d'Abus et de Pharmacodépendance), un proyecto internacional financiado por la Comisión Europea en el que han participado países como Francia, Italia o Suecia y que ya se encuentra en fase de redacción. El objetivo es “conocer el potencial de abuso de ciertos fármacos a partir de modificaciones y alteraciones en las recetas” realizadas por los consumidores.