Un modelo matemático predice si un paciente tolerará un implante dental
UN/DICYT Un nuevo modelo matemático que ayudará al odontólogo a identificar con precisión si un paciente puede o no tolerar un implante fue diseñado en la Universidad Nacional (UN) de Colombia. La caries y la enfermedad periodontal son la principal causa de la pérdida de dientes en adultos. Reemplazarlos con prótesis removibles o permanentes es la solución, sin embargo, no todos los pacientes las toleran. El novedoso modelo permitirá predecir si los huesos donde reposarán estos implantes se adaptan o no al tratamiento.
La función de los huesos maxilar y mandibular es sostener los dientes. Cuando alguna de estas piezas cae, comienza un proceso de reabsorción ósea, es decir, se elimina tejido del hueso y se liberan minerales.
Para reponer esta pérdida existen posibilidades como las prótesis removibles, que le dan la facilidad al paciente de quitarlas o ponerlas según la circunstancia. El problema es que en algunos pacientes se presenta un proceso de atrofia acelerado por la presión, que hace que no se tolere una prótesis.
El modelo, diseñado por Juan Carlos Vanegas y Nancy Landínez, de la Maestría en Ingeniería Biomédica, bajo la dirección del ingeniero Diego A. Garzón-Alvarado, del Grupo de Modelado Matemático y Métodos Numéricos (GNUM), de la UN de Colombia, prevé la cicatrización de los tejidos y la formación de nuevo hueso como dos componentes para asegurar el éxito del procedimiento de inserción de un diente artificial.
El modelo matemático determina, entre otros factores, la formación de coágulos de sangre -aspecto importante para el proceso de cicatrización- los desplazamientos causados por las células en migración, la formación de nuevo hueso sobre el implante y la influencia que tiene la rugosidad de la superficie sobre este al cicatrizar.
“Podemos, por ejemplo, saber si una persona con deficiencia de plaquetas (células encargadas de formar el coágulo de sangre) tiene probabilidades de que su implante dental sea duradero y su organismo lo reciba bien”, aseguró el ingeniero Vanegas.
Para Martín Casale, docente de la Facultad de Odontología, a partir de este modelo científico se puede brindar a un paciente, con sus características propias e individuales, la posibilidad de predecir el grado de cicatrización, la calidad de la oseointegración dental (recuperación del hueso alrededor del implante) y el tiempo de recuperación.
De igual manera, se podría determinar la formación del coágulo respecto a la concentración de plaquetas, una forma sencilla de analizar los desórdenes hematológicos si se tiene en cuenta que en la práctica médica el diagnóstico de estos desórdenes depende de las pruebas de conteo celular.
Desde el punto de vista biológico, con la aplicación del modelo se espera que luego de la cirugía el cuerpo no rechace la pieza. “El objetivo es que se inicie el proceso normal de cicatrización para formar nuevo hueso directamente sobre la superficie del implante, brindándole el soporte para resistir las fuerzas de choque creadas mientras se mastica”, señala Vanegas.
Pero el proceso de oseointegración no solo depende de las condiciones de salud del paciente, sino que está relacionado con la forma como se rescatan los tejidos lesionados durante la cirugía y las características mecánicas del implante, como son el tipo de material usado y la rugosidad de su superficie.
El implante (tornillo) se pone en el hueso utilizando un taladro especial. A medida que va ingresando en el maxilar, la rosca lesiona una pequeña parte de hueso. Al finalizar la inserción, a simple vista el implante queda sujetado por el maxilar.
Para Vanegas, la realidad es que queda un pequeño espacio entre la superficie del implante y el hueso sin lesionar, que debe ser recuperado por el proceso biológico de cicatrización. “La curación y formación de osamenta entre el hueso y el implante es lo que modelamos matemáticamente”, explicó el ingeniero Vanegas.