Nutrition Spain , Valladolid, Wednesday, February 10 of 2010, 16:02

Meteoritos, una realidad cercana

El Museo de la Ciencia expone desde hoy fragmentos del meteorito de Villalbeto de la Peña, que cayó en la región en 2004

CGP/DICYT La caída de meteoritos en la superficie terrestre es un fenómeno mucho más frecuente de lo que imaginamos. Se estima que diariamente impactan sobre la Tierra cerca de 30 toneladas de rocas cósmicas sin producir grandes daños, y mucho menos catástrofes para la humanidad como las que protagonizan películas de ciencia ficción. En este sentido, uno de los acontecimientos más llamativos ocurridos en el entorno de Castilla y León sucedió el domingo 4 de enero de 2004, cuando irrumpió en la atmósfera el meteorito de Villalbeto de la Peña.

 

El Museo de la Ciencia de Valladolid expone desde hoy fragmentos de esta roca cósmica que han sido donados por su descubridor, José Vicente Casado, un joven aficionado a la búsqueda de meteoritos que ha recordado en declaraciones recogidas por DiCYT la historia que acompaña a éste, que hace honor a la localidad de la montaña palentina.

 

Las condiciones meteorológicas favorables permitieron que aquel 4 de enero de 2004 miles de personas del noroeste de la península observaran una bola de fuego en el cielo. Se trataba de un fragmento de asteroide que, al entrar en contacto con la atmósfera, originó una gran estela luminosa con una magnitud visual superior a la de la Luna llena. El meteorito generó ondas de choque audibles de gran intensidad que fueron recogidas por estaciones sísmicas situadas en Arriondas (Asturias) y Francia, a 750 kilómetros del lugar del estallido.

 

Tras caer en la Tierra varios equipos se dirigieron a la zona para recuperar trozos de la roca, entre ellos el de José Vicente Casado, quien asegura que reconocer estos minerales es una labor “muy difícil”. Así, se realizó un rastreo sistemático mediante GPS y, después de falsas alarmas por todo el país, los primeros fragmentos fueron localizados por un vecino de la comarca, José Luis Allende. “El meteorito se llama como la localidad más cercana donde se encuentra el primer fragmento”, precisa Casado, quien detalla que hasta la actualidad se han recogido 32 piezas.

 

Procedente del cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter

 

Los fragmentos han sido investigados por varios equipos de científicos de todo el mundo, quienes han establecido como conclusiones que el bólido entró a la Tierra a 65.000 kilómetros por hora y se hizo visible a partir de los 80 kilómetros de altura, cuando sobrevolaba Portugal. Su fragmentación principal tuvo lugar entre las provincias de León y Palencia a 28 kilómetros de altura y la inercia hizo que cayeran en ésta última, en un área elíptica de 20 kilómetros de largo y seis de ancho. El cuerpo principal tenía un tamaño de 80 centímetros y pesaba cerca de 750 kilogramos.

 

A falta de estudios más completos se cree que el meteorito procede del cinturón de asteroides que se encuentra entre Marte y Júpiter, un espacio en el que las rocas se encuentran frías pero que, al acercarse a la Tierra, se calientan en contacto con la atmósfera. De hecho, que los meteoritos tengan un aspecto exterior negro independientemente de su composición interna se debe a este proceso, según la información facilitada por el Museo de la Ciencia.

 

Catástrofes cósmicas

 

Paralelamente a la exposición de los trozos de meteorito de Villalbeto de la Peña, el Museo ha presentado una nueva sesión de planetario. Bajo el título Catástrofes Cósmicas, se trata de un espectáculo en un formato innovador, dibujos animados “manga”, que hace un recorrido por las diferentes catástrofes que pueden tener lugar en el Universo, como el choque de meteoritos, la muerte de estrellas o la colisión entre galaxias. La sesión está destinada a público en general a partir de seis años.

 

Estudio químico
El meteorito de Villalbeto de la Peña tiene un contenido metálico del 2-3 por ciento del total de su volumen. Los minerales metálicos están compuestos por hierro, níquel y cobalto, mientras que los no metálicos son básicamente silicatos, plagioclasas, piroxenos y alivinos. Asimismo, es importante su contenido en gases nobles como helio, neón y argón.