Technology Spain Béjar, Salamanca, Friday, March 31 of 2006, 19:13

Las empresas textiles bejaranas reclaman ayudas para adaptar su tecnología a los cambios de temporada

Los dictados de la moda obligan a fábricas como Pablo Farrás a asumir los costes de modificación de procesos e investigación con nuevas fibras dos veces al año

Ana Victoria Pérez/DICYT La irrupción de nuevos tejidos en los talleres de los diseñadores supone un esfuerzo suplementario para las empresas del sector textil, que deben adaptar sus procesos de producción y su maquinaria a las nuevas fibras y tintes al menos dos veces al año. Un esfuerzo que conlleva importantes inversiones de tiempo y dinero, y que no siempre reporta resultados satisfactorios, por lo que los responsables de las textiles equiparan este proceso con las inversiones que se realizan en investigación y reclaman más ayudas para llevarlo a cabo.

En la actualidad las máquinas y los empleados de industrias textiles, como la empresa bejarana Pablo Farrás, detienen su actividad dos veces al año: "Nuestros telares laneros no está preparados para trabajar con muchas de las fibras actuales, bastante más finas que las tradicionales de esta zona, pero esos son los tejidos que demanda el mercado por lo que es imprescindible para nosotros adaptar nuestro proceso productivo para trabajar con ellas", explica a DICYT Pablo Farrás, nieto del fundador de la fábrica y actual director de las instalaciones. Una demanda que contrasta con la visión que la administración para la que la introducción de nuevas materias primas en los telares no es más que un cambio estacional asociado al sector.

"En otras comunidades autónomas, como Cataluña, la administración ha asumido el componente de riesgo que conllevan estas inversiones y lo necesarias que son para garantizar la supervivencia del sector", advierte Farrás y añade "nosotros somos conscientes de la importancia que en estos momentos tiene la investigación para las industrias textiles, pero es inviable que todo el sector español encuentre un nicho de mercado en campos como el de los tejidos tecnológicos o la automoción. Habrá que continuar fabricando e innovando para las casas de moda".

Diversificar inversiones

A pesar de las importantes inversiones que los empresarios textiles bejaranos se ven obligados a asumir, la experiencia les dice que es imprescindible realizar un esfuerzo suplementario que les asegure un puesto por delante de la competencia. "Hace unos seis o siete años, muchas de las empresas de Béjar apostamos por los tejidos elásticos. Eran los tiempos en los que apareció la lycra, y el 80% de nuestras colecciones anuales se basaban en estas nuevas fibras, con pedidos que en el caso de algunos clientes superaban los 100.000 metros anuales". Las inversiones realizadas entonces en investigación y en adaptación de procesos les han permitido mantenerse en el mercado hasta ahora, de ahí que aunque las prioridades de muchos, como es el caso de la empresa Pablo Farrás se mantengan vinculadas a la moda, los responsables de las fábricas no descarten otras líneas de negocio.

"Hace dos años -explica Pablo Farrás- iniciamos un proyecto de investigación en colaboración con el grupo burgalés Antolín con el objetivo de desarrollar tejidos específicos para el sector de la automoción, que cuenta con una normativa muy exigente y al que cuesta adaptarse con producciones como la nuestra. La mayor parte del tejido presente en un automóvil es sintético, esencialmente poliéster. Nosotros somos laneros, y trabajamos con fibras naturales, que están vivas y reaccionan a cada uno de los procesos a los que se las somete; de ahí que la investigación se centre en evitar algunos efectos no deseados como el olor que desprenden los tejidos realizados a base de lana o las pérdida de color que experimentan estas fibras cuando están expuestas a la luz solar".