Investigadores del Hospital Clínico constatan que la enfermedad obstructiva crónica incrementa la mortalidad en pacientes con infarto agudo de miocardio
AVPR/DICYT La colaboración entre investigadores del Hospital Clínico y de la Universidad de Salamanca ha facilitado la puesta en marcha de un trabajo científico con el que se ha podido constatar que la enfermedad obstructiva crónica (EPOC) incrementa las complicaciones y la mortalidad en pacientes que han sufrido un infarto agudo de miocardio. Durante el estudio, que se ha desarrollado bajo la coordinación del doctor Javier Jiménez Candil, se ha analizado la evolución de 63 enfermos que habían ingresado en la Unidad Coronaria con complicaciones en el ventrículo derecho.
“La extensión al ventrículo derecho de un infarto agudo de miocardio, nos permite realizar un pronóstico negativo de la evolución de la enfermedad, especialmente en pacientes mayores, mientras que el EPOC lleva asociado el desarrollo de hipertensión pulmonar. En este contexto, la perdida de capacidad de bombeo del ventrículo derecho puede agravarse y tener consecuencia negativas para el paciente”, advierte el doctor Jiménez Candil.
De los 63 pacientes que han tomado parte en el estudio, el 86% de ellos eran varones con una edad media que rondaba los 67 años. El 14% había sido diagnosticado además de diabetes y el 63% era o había sido fumador. Durante el periodo de hospitalización 34 pacientes presentaron complicaciones, en la mayor parte de los casos insuficiencia cardiaca, aunque los episodios de infarto fueron más extensos, y con mayor frecuencia de afectación moderada o grave del ventrículo derecho en aquellos pacientes con EPOC.
“Los resultados nos permiten concluir que el EPOC, independientemente de factores como el tabaquismo o la diabetes incrementa significativamente el riesgo de muerte o insuficiencia cardiaca en este contexto clínico”, señala el doctor Jiménez Candil.
Un coste de más de 100 millones de euros
La isquemia cardiaca, responsable del 31% de las muertes por problemas de corazón, origina en Castilla y León durante un gasto superior a los 100 millones de euros. En esta cifra se engloban tanto los costes directos como los indirectos, ya que también se han contemplado las pérdidas de productividad registradas a causa de esta afección coronaria. Según datos del Plan Integral de Cardiopatía Isquémica 2004-2007, elaborado por el Ministerio de Sanidad y Consumo, la región se gasta anualmente casi 23 millones de euros en hospitalizaciones relacionadas con esta enfermedad, más de tres millones en fármacos y unos 15’5 millones en el seguimiento de los pacientes afectados. La pérdida de productividad laboral se situó por encima de los 70 millones de euros.