Alimentación México , México, Lunes, 21 de octubre de 2013 a las 15:58

El murciélago magueyero menor ya no es una especie amenazada

Rodrigo Medellín, del IE de la UNAM, es el protagonista de este logro tras 21 años de estudiar a ésta y más de 20 especies de quirópteros

UNAM/DICYT El murciélago magueyero menor (Leptonycteris yerbabuenae), uno de los principales polinizadores de diversas especies de agave, ya no es una especie amenazada y saldrá de la lista de especies en riesgo (Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT 2010), en donde está en la categoría de amenazada.

 

El logro es de Rodrigo Medellín Legorreta, investigador del Instituto de Ecología de la UNAM, quien confirmó la buena noticia tras 21 años de estudiar a ésta y más de 20 especies de quirópteros que viven o cruzan por México en sus rutas migratorias.

 

“Leptonycteris yerbabuenae es muy importante para el país porque se alimenta del néctar y polen de las flores de los agaves tequileros, pulqueros y mezcaleros, así que son responsables de que tengamos esas plantas tradicionales de nuestros ecosistemas, a las que durante millones de años han polinizado”, detalló en entrevista.

 

También polinizan las flores de los enormes cactus columnares, tradicionales del noroeste del país, que generan la pitaya, además, dispersan las semillas de esa fruta. “Los murciélagos son grandes aliados de los seres humanos y del medio natural donde viven”, recalcó.


Esta especie está en la NOM-059 como amenazada desde 1993, aunque en Estados Unidos está considerada en peligro de extinción desde 1984.

 

Residentes y migrantes

 

El murciélago magueyero menor vive en una amplia zona que va del suroeste de Arizona y Nuevo México, en Estados Unidos; pasa por el centro y oeste de nuestro país y llega hasta Guatemala y El Salvador, por la costa del Pacífico.

 

Los ecosistemas que ocupa son el bosque seco tropical del Pacífico, el Desierto de Sonora y la Sierra Madre Occidental, así como el Eje Neovolcánico.

 

“En toda esta región tiene diferentes patrones de historia natural, pues algunas poblaciones son residentes y viven en México todo el año, mientras que otras migran hacia el norte en el verano para tener a sus crías en el desierto sonorense”, señaló Medellín, adscrito al Laboratorio de Ecología y Conservación de Vertebrados Terrestres del IE.

 

Investigación y educación ambiental

 

La investigación por poblaciones y la educación ambiental han sido dos ejes de la labor de Medellín y sus colaboradores para lograr la recuperación.

 

“Empezamos con esta especie en 1992, al tratar de identificar cuáles eran las acciones necesarias para recuperarlo en diferentes regiones de la nación. Realizamos muchas actividades de educación ambiental en las comunidades humanas que coexisten con estos murciélagos, para incrementar la conciencia de la gente respecto a la importancia de estos mamíferos. Trabajamos en escuelas con niños, maestros y adultos”, resumió.

 

Esa actividad depende de la investigación científica, centrada en estudiar su historia natural de la especie para saber qué necesitan para recuperarse, por dónde pueden migrar y cuándo y dónde se reproducen.
“Todo eso lo fuimos mapeando a lo largo de 21 años. Hemos seguido a 13 colonias distintas, desde Chiapas y Puebla hasta Sonora y podemos confirmar que las poblaciones ya están recuperadas, pues sus refugios tienen colonias estables o aún en crecimiento”.

 

El territorio más grande, que los científicos usan como parámetro para evaluar la situación de la especie, se ubica en una cueva de la reserva de la biósfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar, en Sonora (desde hace dos meses Patrimonio Natural de la Humanidad), un sitio bien conservado donde residen entre 100 mil y 300 mil murciélagos, todas hembras que van a parir a sus crías y cuya población ha sido constante durante varios años.

 

Otra colonia importante está en las Grutas de Juxtlahuaca, en Guerrero, que en el invierno reúne entre 40 mil y 60 mil especímenes; una más, cercana a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, suma en el invierno entre 50 mil y 60 mil individuos.

 

Medellín y su equipo (alumnos y técnicos académicos) han encontrado poblaciones nuevas, como una que ha crecido desde hace cuatro años y hoy cuenta con unos cuatro mil murciélagos.

 

“Además de que la gente ya los identifica, los aprecia y los cuida, todo esto nos indica que hay una recuperación. Debemos ser honestos y sacarlo de la lista de especies en riesgo de extinción. Son tan pocas las noticias buenas en conservación, que esto tenemos que celebrarlo”, dijo.

 

Polinizar agaves, recuperar diversidad

 

Quienes generan la industria tequilera del país nunca han apreciado adecuadamente la actividad de los murciélagos, afirmó el científico.

 

“Durante los últimos 50 años los campos tequileros han sido sembrados y resembrados con los clones de agave que crecen de la planta madre y no con semillas, por eso a los industriales tequileros no les interesa que el murciélago funcione como el polinizador que es”, reconoció.

 

Las aproximadamente 400 mil hectáreas del oeste mexicano sembradas con agave tequilero se han obtenido a partir de dos clones de la planta, así que su diversidad genética es prácticamente cero, lo que ha llevado a ese agave a una situación en la que han muerto más del 40 por ciento de las plantas.

 

“Les hemos dicho a los tequileros que si permitieran a la planta florecer –pues cosechan el agave antes de que florezca— en uno o dos por ciento de los agaves en sus campos, para que los murciélagos los polinicen, eso ayudaría a recuperar un poco la diversidad genética del agave, pero no lo quieren hacer, así que están cavando su propia tumba”, destacó.

 

La región tequilera es el corredor migratorio de varias especies de murciélagos y hoy en día es difícil para ellos migrar porque no hay alimento en ese sitio debido a la práctica tequilera. “Se han ido un poco más al norte, a la Sierra Madre y por ahí encuentran agaves que florecen, de otras especies, y cruzan para realizar sus migraciones”, explicó.

 

Ante el logro de la recuperación, Medellín consideró que todos los biólogos deben empujar para que las especies salgan de las listas de riesgo. “Este es un éxito de conservación, que se debe parcialmente a nuestro trabajo. Hay que festejarlo y seguir el trabajo con muchas otras especies”, finalizó.