Alimentación España Salamanca, Salamanca, Lunes, 12 de febrero de 2007 a las 17:53

Agricultores salmantinos consiguen aumentar su producción al sustituir abonos químicos por orgánicos

El compostaje procede de residuos vegetales y ha demostrado ya su eficacia en una explotación de maíz

JPA/DICYT Agricultores de varios pueblos del noreste de Salamanca participan en un proyecto financiado con ayuda de Prodercal (Programa de Desarrollo y Diversificación Económica de las Zonas Rurales de Castilla y León) que intenta sustituir los abonos químicos por abonos orgánicos procedentes del compostaje de residuos vegetales. El análisis de la tierra en esta zona indica que apenas existe materia orgánica, por lo que es necesaria una gran cantidad de fertilizantes, sin embargo, con el nuevo abono orgánico aumenta la producción, como ya se ha comprobado en el caso del maíz.

 

Francisco Javier Maestre de Carlos promueve desde la localidad de Moríñigo una iniciativa en la que se integran cultivos de varias localidades de los alrededores, como Cordovilla, Ventosa del Río Almar o Villoruela. Su hermano, Manuel Maestre, se encarga de la parte más técnica del proyecto y explica que la sobreexplotación de la tierra a través de la agricultura intensiva ha dejado la zona "con suelos muy pobres, porque los análisis indican que sólo hay un 0'1 o 0'2% de materia orgánica". Con estos datos, la única manera de que salga adelante cualquier explotación agrícola era la utilización de abonos químicos en grandes cantidades.

 

La alternativa por la que han optado estos agricultores es fertilizar la tierra con un nuevo compostaje que en un 90% procede de residuos de poda. Los primeros datos comparativos entre una técnica y otra se han recogido en una plantación de maíz que ha pasado de una productividad cercana a los 14.000 kilos por hectárea utilizando los habituales fertilizantes químicos, a los 17.000 kilos por hectárea con el abono orgánico. En pocos meses se obtendrán nuevos datos, procedentes de varias plantaciones de cultivos de cebada y avena, y se espera que resulten igual de positivos.

 

El proceso comienza con la recogida de los residuos, procedentes de la poda de árboles, césped y similares, tanto de particulares, como de ayuntamientos o viveros. Posteriormente, los residuos se seleccionan y se trituran gracias a la maquinaria adquirida para ello con la financiación de Prodercal. En el pilar de compostaje se realiza una mezcla homogénea en la que se controla la temperatura y la humedad hasta que finalmente está lista para aplicarla al campo.

 

Ventajas

 

"La ventaja que tiene el abono químico es que sus efectos son rápidos, mientras que en el orgánico se tarda más en observar resultados, pero en el caso de los primeros los beneficios apenas duran una campaña, mientras que los fertilizantes orgánicos hbailitan la tierra para resistir dos o tres", explica Maestre. Además, el compost favorece el ahorro de agua, ya que actúa como una esponja que ayuda a retener el líquido en los suelos con plantaciones, sin contar con que evita la contaminación por nitratos, uno de los grandes problemas que presentan actualmente los abonos químicos.

 

Desde el punto de vista de los agricultores uno de los mayores escollos es la aplicación de este tipo de abono, que requiere un esparcidor especial. En contrapartida el fertilizante les sale gratis, ya que sólo se les cobra por la realización del análisis del suelo. Además de las ayudas, el proyecto se financia con la propia recogida de los residuos vegetales, aunque la cantidad que se cobra por este concepto es mínima. A pesar de todo, los responsables de la iniciativa son optimistas y afirman que están "en expansión" y que los buenos resultados en las explotaciones ayudarán a los agricultores a concienciarse de los beneficios de utilizar abono orgánico.