El cerebro de un niño educado en la era digital desarrolla "mecanismos plásticos diferentes"
JPA/DICYT El director del Instituto de Neurociencias de Castilla y León, Miguel Ángel Merchán, inaugura hoy la Zona de debate CITA del curso 2008-2009 en la web del Centro Internacional de Tecnologías Avanzadas (CITA) de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez con una reflexión acerca de los cambios en los procesos cognitivos que trae consigo el mayor uso de las nuevas tecnologías por parte de los jóvenes. De acuerdo con sus explicaciones, un niño educado en la actualidad, con todos los medios digitales a su alcance, desarrolla en su cerebro como mínimo "mecanismos plásticos diferentes".
El experto asegura que "las señales de entrada al cerebro infantil en la actualidad se caracterizan, en comparación con las nuestras, por un incremento de entradas visuales y sonoras y, sobre todo, por una abundancia y disponibilidad de datos mucho mayor". Así, la estimulación del sistema nervioso es mayor y más potente, de manera que el sistema nervioso genera "más cambios cuanto más y más compleja y variada es la forma de estimulación" Por ello, "al menos en términos de elaboración cortical, parece claro que el sistema nervioso de un niño nacido en nuestro tiempo debe desarrollar mecanismos plásticos diferentes y, en todo caso, posiblemente más abundantes que los nacidos en épocas anteriores", indica Merchán en su artículo.
Para entender esto, recurre al concepto de plasticidad neuronal elaborado por el Premio Nobel español Santiago Ramón y Cajal, explicando que se trata de "la capacidad del cerebro para cambiar frente a todo tipo de influjos externos", como estímulos sensoriales o lesiones. De hecho, "el sistema nervioso, provisto de una asombrosa capacidad plástica, está en continuo cambio para mejorar su almacén de memoria y su velocidad de procesado".
Mayor plasticidad en la infancia
Además, "la plasticidad del sistema nervioso en desarrollo es diferente cuantitativa y cualitativamente a la que se observa en el adulto", asegura el director del Incyl. "El cerebro nace con una enorme cantidad de neuronas y estas neuronas, a su vez, disponen de muchísimas conexiones (proyecciones exuberantes). Con las entradas de información sensorial, el cerebro en la infancia se entrena a formar circuitos (plasticidad en el desarrollo) y las neuronas y circuitos que no se utilizan, que no sirven, que no se entrenan, sencillamente desaparecen".
Por eso, Merchán concluye su reflexión argumentando que "la permanencia de los más jóvenes en un medio de estimulación sensorial más intenso y variado debería, en teoría, inducir diferencias estables en el cerebro del adulto". Pero lo que aún no saben los científicos es si estos hechos pueden llegar a representar un cambio evolutivo en la especie humana o si el resultado del proceso redunda en una mayor o menor capacidad intelectiva.