Un estudio evidencia la variación corneal que origina el uso continuado de lentes de contacto
Cristina G. Pedraz/DICYT Pese a su gran impacto social, el campo de la optometría y la contactología es uno de los menos explorados por la comunidad científica. Recientemente, y gracias al nuevo marco del Espacio Europeo de Educación Superior, el coordinador de ópticos optometristas de Instituto de Oftalmobiología Aplicada (IOBA) de Valladolid, Raúl Martín, ha presentado su tesis doctoral en este campo. En concreto, ha realizado un estudio sobre la variación en el espesor corneal que origina el uso continuado de lentes de contacto.
Según recuerda el investigador, las lentes de contacto pueden clasificarse en dos grupos, las blandas o hidrofílicas (aquellas compuestas por un alto porcentaje de agua), y las rígidas, que son permeables al oxígeno. No obstante, desde los años 90 existe un material que se sitúa entre ambos, el hidrogel de silicona, blando pero también poroso y permeable al oxígeno.
“El trabajo demuestra que una lente de alta permeabilidad al oxígeno apenas produce alteración en la respuesta fisiológica de la córnea, algo que ya se sospechaba”, apunta Martín, quien añade que por el contrario con una lente de baja permeabilidad “en tres días la córnea está significativamente más gruesa”.
El uso prolongado de las lentes de baja permeabilidad produce hipoxia (falta de oxígeno), lo que puede derivar en un edema o hinchazón de la córnea. En la literatura científica existe controversia sobre si la córnea se altera más por el centro o por la periferia, diferencias que se han relacionado con algunas complicaciones localizadas en ésta última parte, denominada limbo. Tal y como advierte el experto, en el trabajo se demuestra que la córnea se altera “como un todo”, es decir, de forma “global” ante el uso continuado de las lentes.
El fin último es abrir una nueva línea de investigación en optometría para seguir avanzando y conocer mejor la respuesta de la córnea, así como detectar estos cambios fisiológicos y validar nueva tecnología para lograr una utilización más segura de las lentes.
Una forma no invasiva de medir el espesor corneal
La tesis doctoral elaborada por Raúl Martín tiene dos aplicaciones fundamentales. Una es el diseño de nuevos estudios por parte, por ejemplo, de fabricantes, ya que la metodología aplicada “permite concluir objetivamente si la lente provoca más o menos hipoxia en la córnea”.
Por otro lado, para medir esta estructura se ha utilizado un equipo proyectado originalmente para explorar una parte del ojo que no tiene nada que ver con ella, como es la retina. En este sentido, se ha demostrado que esta tecnología es perfectamente válida para medir la córnea y conlleva una serie de mejoras respecto a otros sistemas. “Cuanto más fácil sea la exploración y menos molestias se cause al paciente mejor”, precisa el óptico, en relación a que se trata de una prueba “no invasiva”.