Alimentación España Salamanca, Salamanca, Martes, 27 de noviembre de 2007 a las 18:20

Un banco de germoplasma conservará las semillas de las especies de flora amenazadas de Castilla y León

El Centro Hispano Luso de Investigaciones Agrarias del campus de Villamayor de la Universidad de Salamanca será la sede del proyecto

JPA/DICYT El Centro Hispano Luso de Investigaciones Agrarias (Ciale), que está a punto de ponerse en funcionamiento en el campus de Villamayor de la Universidad de Salamanca, será la sede de un banco de germoplasma que conservará las semillas de las especies de flora amenazadas de Castilla y León. El Grupo de Palinología y Conservación Vegetal, dirigido por José Sánchez Sánchez, es el encargado de este proyecto que requiere laboriosos estudios previos sobre las variantes genéticas de cada planta.

 

Para llevar a cabo un trabajo correcto en el banco de germoplasma, que agrupa material vegetal vivo, fundamentalmente semillas o esporas, "hay que conocer bien la biodiversidad de una especie", asegura José Sánchez en declaraciones a DICYT. En ese sentido, este especialista apunta que estos conocimientos están muy avanzados en el caso de las plantas superiores, "pero no así en otro tipo de flora, como los hongos, con los que estamos dando los primeros pasos" a través de algunas de las líneas de investigación del propio Departamento de Botánica.

En el Ciale, al que muchos investigadores ya han comenzado a trasladar sus equipos con el objetivo de instalarse en los próximos meses, habrá salas dedicadas al banco de germoplasma e invernaderos que empezarán a funcionar el próximo año. Los bancos suelen ser muy especializados, en este caso, el primero que habrá en Salamanca estará dedicado a las especies que recoge el decreto de la Junta que estableció el Catálogo de Flora protegida de Castilla y León y Microrreservas de Flora. Será la segunda instalación de estas características de la comunidad, después del banco que posee el Instituto Tecnológico Agrario de la región (Itacyl) en la finca vallisoletana de Zamadueñas, en este caso, con muestras de cultivos de cereal y leguminosa.

 

Conservación y viabilidad

En principio, el funcionamiento de un banco de germoplasma es sencillo, puesto que "sólo tienes que coger las semillas, limpiarlas, desecarlas y guardarlas a una temperatura adecuada y con una humedad casi nula". Con este protocolo estaría garantizada su conservación, generalmente a 20 grados bajo cero, pero el banco es un instrumento dinámico. "Las semillas que guardamos tienen que estar vivas, porque si no, no serviría en un futuro, de manera que tenemos que hacer estudios previos, analizando la variabilidad de cada ejemplar, conociendo su diversidad genética mediante estudios de Biología Molecular", declara José Sánchez. En ese sentido, los científicos tienen que llevar "una pequeña porción de las semillas a cultivo para comprobar que son viables".

En el caso de las plantas en peligro de extinción es más complicado, ya que los botánicos deben tener muchísimo cuidado para no manipular más de lo necesario, poniendo el peligro la supervivencia de las distintas poblaciones de plantas en su propio hábitat. "Aunque sea una semilla, estamos hablando de algo vivo y hay que cuidarlo muchísimo, porque quizá dentro de 100 años puede resultar muy interesante una repoblación". En definitiva, un banco de germoplasma conserva plantas vivas disponibles para posibles reintroducciones, aunque este asunto resulta controvertido, ya que muchos expertos no están de acuerdo en volver a introducir una especie en una zona, salvo en el caso de su completa desaparición.