Los expertos apuestan por los bancos de germoplasma para conservar la diversidad botánica de la región
AVPR/DICYT El investigador Cipriano Valle, del Departamento de Botánica de la Universidad de Salamanca, ha inaugurado hoy las jornadas Medio Ambiente en el Siglo XXI: Una visión Interdisciplinar, destacando la importante labor que desarrollan en la actualidad los bancos de germoplasma como garantes de la conservación de la biodiversidad de la flora y la vegetación castellanoleonesas. Una apuesta que el avance de los cultivos transgénicos ha hecho que cobre cada vez más importancia.
Según ha explicado el profesor Valle al centenar de alumnos que han tomado parte en el curso, "España puede considerarse pionera en la puesta en marcha de bancos de germoplasma y semillas, siendo el más antiguo de los fundados en la península el de la Universidad Politécnica de Madrid (1966), en el que se conservan ya más de 10.000 muestras". Castilla y León cuenta también desde hace unos años con su propio banco de germoplasma. Adscrito al Instituto Tecnológico Agrario de la región y ubicado en la finca vallisoletana de Zamadueñas, el banco castellanoleonés custodia ya miles de muestras de distintos cultivos de cereal y leguminosa, entre las que destaca una colección de 2.500 variedades de semillas de guisante.
Los bancos de germoplasma cumplen en la actualidad varios cometidos, entre los que se encuentra la crioconservación de semillas de especies y variedades, la estimación de la variedad genética de las diferentes especies mediante marcadores de ADN, la puesta en marcha de estudios sobre biología reproductiva de diferentes ejemplares o la propagación in vitro de especies amenazadas. A estas tareas hay que sumar el servicio que los bancos de germoplasma ofrecen a la comunidad científica ya que surten a centros tecnológicos y de investigación de material genético necesario para desarrollar su trabajo. Para garantizar el desarrollo de todas estas actividades, los responsables del banco de germoplasma distribuyen las muestras en tres tipos diferentes de instalación según el uso que se vaya a hacer de las mismas.
Conservación a la carta
El profesor Cipriano Valle explica que el mantenimiento de las semillas y del material genético se realiza aplicando frío. Por un lado se encuentran las entradas destinadas a alimentar la colección de base, en la que las muestras se guardan a largo plazo y se trata de conservarlas lo mejor posible para que no se pierda la variedad. Estas muestras se congelan a 10º bajo cero. En segundo lugar se mantiene la colección activa, en la que las muestras se conservan una media de entre 10 y 15 años a 5º centígrados y con una humedad ambiental del 26%. Durante el tiempo que permanecen en dicha colección se trabaja en su caracterización genética para poder emplearlas posteriormente en la mejora de otras especies. Por último, habría que hablar de la colección de referencia, que en el caso castellanoleonés es una de las más completas, lo que la sitúa como referencia en los estudios y determinaciones que hacen otros laboratorios de España.
De esta forma, el banco de germoplasma encierra las claves del desarrollo de nuevas especies modificadas genéticamente para hacerlas más resistentes a las plagas o para mejorar su productividad, a la vez que ejerce el papel de guardián de la biodiversidad evitando que la implantación de estas nuevas variedades transgénicas de laboratorio erradiquen la vegetación y flora autóctonas de un paraje determinado.