"Ramón y Cajal vivió la edad de oro de la microscopía"
JPA/DICYT El científico español Santiago Ramón y Cajal, Premio Nobel de Medicina en 1906 por sus trabajos sobre células nerviosas, pudo desarrollar su investigación gracias a que "vivió la edad de oro de la microscopía", según Francisco de Paula Collía, profesor del Departamento de Anatomía e Histología Humanas de la Universidad de Salamanca y ponente hoy de una conferencia sobre este tema en el segundo día del ciclo El microscopio. Su aportación a la Ciencia, que celebra la institución académica salmantina junto a una exposición.
Esa definición de "edad de oro" se justifica por el gran salto que da el microscopio como instrumento para la Ciencia a finales del siglo XIX y principios del XX. En la época de Ramón y Cajal el microscopio ya está desarrollado, "pero los detalles fundamentales que mejoran su resolución van a crearse justo en este periodo", según ha declarado a DICYT Francisco de Paula Collía. El famoso neurólogo "nació en 1852 y muere en 1934, poco antes de esta última fecha ya se había empezado a desarrollar el microscopio electrónico, por lo tanto, esta época es la de los avances", apunta.
Esos avances se resumen en el logro de una mayor nitidez, en el perfeccionamiento de los objetivos, en la mejora de la preparación de las muestras y en la aparición de la fotografía en este campo. En cuanto a lo primero, la mayor nitidez fue posible con la creación del condensador de ABBE. "Es una lente que está debajo de la pletina, la luz penetra en ella y se puede abrir o cerrar una especie de iris como el de la pupila humana para dejar pasar más o menos luz y, por lo tanto, permite concentrarla y ofrecer una mayor nitidez de visión", indica el experto.
El segundo logro es el perfeccionamiento de los objetivos, que "distorsionaban los colores y la esfericidad de la lente". De la curvatura inicial se llega a los objetivos planos, que se logran combinando lentes cóncavas y convexas. Así, "disminuyen las aberraciones de colores y esfericidad, ya que, si un objetivo es plano, todo se ve perfectamente, pero en uno curvo sólo se ve con nitidez la parte central", asegura. Asimismo, mejora la preparación de la muestra con el microtomo, un dispositivo que permite crear cortes muy finos de muestras para su visualización.
Fotografía poco utilizada
Finalmente, la evolución de la fotografía influye de manera decisiva en esta época, aunque en este caso, no para el trabajo del científico español. "Cajal es muy buen fotógrafo, hasta el punto de que incluso vende fotografías para financiarse su laboratorio y publica tratados sobre fotografía, pero la utiliza poco para el microscopio, porque en el sistema nervioso las células son grandes y él prefiere dibujar esquemas", explica Collía.
Además, "no usa binoculares a pesar de que ya existían, porque estaba acostumbrado a mirar con un ojo y utilizar el otro para dibujar". La técnica del Nobel español consistía en trabajar con varios microscopios a la vez e ir mirando de uno a otro para completar la imagen global que buscaba. Colocaba, por ejemplo, cuatro preparaciones con muestras de retina o de corteza cerebral y pasaba de una a otra a hasta completar el esquema general, ése era su método de trabajo", señala el especialista.