Alimentación España , Palencia, Martes, 31 de enero de 2006 a las 14:46

Palencia y Zamora pondrán en marcha un programa para recuperar los terrenos incendiados a partir del cultivo de setas

Ambas diputaciones han firmado un convenio con la Universidad de Valladolid para llevar a cabo esta experiencia

Eduardo Plaza/DICYT Hongos contra el fuego. Ese podría ser el lema de la iniciativa puesta en marcha por un grupo de investigadores de la Universidad de Valladolid que las diputaciones de Palencia y Zamora van a incorporar a sus políticas medioambientales. La idea es sencilla: favorecer la presencia de determinados hongos junto a las raíces de robles, pinos y enebros (técnica que se conoce como microrrización) en aquellas zonas que han sufrido un incendio para favorecer la recuperación del terreno, así como fomentar el cultivo de especies de setas muy demandadas por su interés gastronómico, como el boletus edulis.

 

“Estamos investigando con distintas especies, tanto de árboles como de arbustos de pequeño tamaño, y viendo cómo los hongos pueden ser una muy valiosa herramienta para la recuperación del terreno después de un incendio”, explica a DICYT el director del proyecto y profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias de Palencia, Juan Andrés Oria de Rueda.

Sin embargo, la micorrización no puede presentarse como la solución definitiva para los terrenos afectados por los incendios. “No podemos decir que es la solución, sería demasiado ambicioso, pero nos va a dar una herramienta para la recuperación del bosque”, reitera Oria de Rueda, quien lamenta que muchos lugares al quemarse se convierten “en verdaderos desiertos de vida”.

Este es uno de los principales objetivos del convenio firmado recientemente por la Universidad de Valladolid con las diputaciones de Palencia, que aporta 6.000 euros, y la de Zamora. Para ello, los investigadores de la Universidad de Valladolid estudian la diversidad y riqueza de los plantas y hongos de los bosques y los comparan con la de los lugares donde ha habido incendios, para ver cómo se han visto afectados la vegetación, el suelo y las comunidades de hongos.


Uno de los hongos que más se está utilizando es el boletus edulis, que está siendo utilizado junto a robles y plantas leñosas arbustivas de pequeño tamaño como las jaras. Estas plantas se ven muy beneficiadas por este tipo de hongo que, además, es muy demandado desde el punto de vista gastronómico. “Aparte de recuperar el bosque vamos también a poder producir esos hongos comestibles y de esa manera recuperar la diversidad perdida en los incendios y en las zonas muy degradadas”, apunta el profesor Oria.

 

Interés económico, práctico y social

La plantación de estas especies (robles, encinas, pinos o castaños micorrizados), además de ser muy importante para recuperar los suelos degradados, es muy positiva como recurso económico. “La planta que se desarrolla puede producir madera o frutos y va a producir especies comestibles como el boletus edulis o la trufa, hasta el punto de que en muchos países están realizando repoblaciones forestales inoculadas de hongos comestibles muy valiosas desde el punto de vista gastronómico ”, explica Oria.

Según el director del proyecto, “esto es un adelanto grande cuando se hacen cultivos con plantas que al cabo de muy pocos años pueden producir elevadas cosechas de estos hongos tan apreciados en la alta gastronomía”. Se producen en bosques de Castillla y León y se exportan a muchos países del mundo como Estados Unidos, Francia o Japón, y se pueden producir en terrenos pobres siempre que la planta esté inoculada con el hongo en su raíz formando la micorriza. “Tiene un interés muy grande desde el punto de vista no sólo ecológico, para la recuperación de la naturaleza después del incendio, sino también un interés práctico para aquellas personas que tienen terrenos muy pobres en los que se puede permitir la producción de hongos muy apreciados en suelos pobres para cosechas agrícolas”.

 

Asimismo, el hecho de que se conjugue la recuperación del medio natural con la producción de setas comestibles redunda en un beneficio social. “Aquí en la provincia de Palencia, en ciertas épocas del año, una buena parte de las personas emplea su tiempo libre en recoger setas comestibles y esto tiene un interés social. No es solamente un valor productivo, los ciudadanos de la provincia tienen un interés en que se conserve y promueva esta riqueza”.

Según ha podido saber DICYT, este proyecto engloba, además de la micorrización, aspectos relacionados con la conservación de los hongos y la recuperación del medio natural, donde radica “la originalidad de este trabajo conjunto”, según apunta Juan Andrés Oria.

 

Este proyecto dirigido por el profesor Juan Andrés Oria de Rueda cuenta con la colaboración del investigador doctor Pablo Martín Pinto, experto en temas de ecología de los incendios, la profesora de Economía Ambiental y Organización de Empresas en el Campus de Palencia Amparo Álvarez, el Ingeniero de Montes y especialista en micología forestal Jaime Olaizola y la también Ingeniera de Montes y técnica micológica Beatriz de la Parra.

 

Además, otra parte importante del proyecto son los alumnos de los últimos cursos de carrera de la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias de Palencia, que están realizando trabajos de fin de carrera relacionados con este tema y que proceden de distintas regiones como Castilla y León, Navarra y el País Vasco. 


 

 

Diversidad de suelos en Palencia y Zamora 

A pesar de que el Departamiento de Ciencias Agroforestales de la UVA realiza investigaciones en todas las provincias de Castilla y León, la institución académica únicamente está vinculada mediante sendos convenios de colaboración a las diputaciones de Palencia y Zamora, “aunque nuestro interés sería ampliarlo al resto de provincias”, según indica el profesor Oria de Rueda.

Aún así, no es casual que la Universidad de Valladolid centre sus investigaciones en estas dos provincias, ya que desde el punto de vista de la recuperación ambiental la diversidad es bastante grande. “En Zamora predominan los suelos silíceos, de un ambiente más mediterráneo, mientras que en Palencia hay suelos de diverso tipo, de más variación, por eso nos ha parecido muy interesante empezar con estas dos provincias".

Asimismo, en la provincia zamorana se producen muchos más incendios, por lo que la recuperación de los suelos se convierte en un proceso lento y difícil. Por ello, los investigadores palentinos tratan de encontrar técnicas para intentar corregir esos terrenos tan devastados.

 

Mientras, en la provincia de Palencia las zonas de estudio de este proyecto abarcan, desde las inmediaciones de la capital palentina, donde se están analizando los ecosistemas de pinares, robledales y riberas, hasta zonas de la comarca de los páramos, en las proximidades de la localidad de Saldaña o de la Montaña Palentina.