Ciencia España , Valladolid, Lunes, 11 de julio de 2005 a las 14:50

Matallana acoge desde hoy el campo de trabajo de Arqueología en el yacimiento de Prado de Guadaña

Una treintena de jóvenes llevarán a cabo las excavaciones

BGA/DICYT El Centro de Interpretación de la Naturaleza de Matallana acoge desde hoy el VIII Campo de Trabajo. Curso de iniciación a la arqueología 2005, en el que participarán una treintena de jóvenes de todo el territorio nacional, estudiantes y licenciados, que tendrán oportunidad llevar a cabo excavaciones en el yacimiento Prado de Guadaña.

El campo estará abierto hasta el 30 de julio, y cuenta con patrocinadores privados que ofrecerán al centro diversos tipos de ayudas: Renault, Pepsi, Caja España y Eulen.


Son un total de 20 días en los que tendrán la oportunidad de participar en una excavación arqueológica real, así como de recibir una serie de cursos y seminarios sobre diferentes aspectos relacionados con la Arqueología, la conservación de materiales arqueológicos y la historia y patrimonio histórico conservado en la Finca Matallana.

La intervención prevista para este año se realizará en la zona norte de las ruinas del antiguo monasterio de Santa María de Matallana (Siglos XII-XIX). En este lugar se conservan los restos del cementerio de una comunidad campesina fechado entre los siglos VI y VIII d.C., es decir, unos 400 años anterior a la fundación del monasterio cisterciense que da fama a la Finca Matallana.

En este cementerio ya se practicó una excavación arqueológica durante el verano de 2004, sacándose entonces a la luz 28 sepulturas que contenían los restos de unos 30 individuos de todas las edades y géneros. Entre los enterramientos, se diferencian distintos tipos que van desde la simple fosa excavada en el suelo y cubierta con piedras, hasta sepulturas de muros de mampostería y cubierta de losas.

El ritual funerario, con los difuntos dispuestos tumbados sobre sus espaldas y con la vista dirigida hacia el levante indica que se trataba de una comunidad cristianizada. Sin embargo, todavía en estos momentos del primer cristianismo las gentes del común conservaban gran cantidad de tradiciones paganas que en este cementerio quedan reflejadas en la costumbre de acompañar a los muertos de pequeñas ofrendas depositadas en recipientes cerámicos, enterrarlos con sus joyas o depositar junto a ellos las herramientas (hachas) propias del oficio desempeñado en vida por el difunto.