Medio Ambiente Perú , Perú, Jueves, 07 de abril de 2016 a las 14:33

“Las montañas son sumamente vulnerables al cambio climático”

Entrevista a Veerle Vanacker, docente de la Universidad Católica de Lovaina

PUCP/DICYT Entrevista a Veerle Vanacker, docente de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) y especialista en el estudio de las perturbaciones naturales y antropogénicas de procesos geomórficos en áreas de montaña, que participó en el taller Avances en estudios de erosión y sedimentos y su impacto en la infraestructura civil y energética, organizado por el Proyecto Glaciares, Sección de Ingeniería Civil, Gerdis-PUCP.


Usualmente, las montañas se ven como sitios apartados y poco accesibles. ¿Cuál es la importancia de estos ecosistemas?
Los ecosistemas de montañas son importantes para la provisión y regulación de bienes y servicios ambientales. Se estima que más de la mitad de la población mundial se abastece directamente de los servicios y bienes que se producen ahí. Las montañas son zonas de gran biodiversidad y continúan siendo importantes bancos genéticos para algunos de los principales cultivos del mundo (como la papa o el maíz).

 

Cuando los ecosistemas están en buen estado contribuyen a la regulación hídrica de las cuencas hidrográficas y a la calidad del agua, y brindan protección contra los riesgos naturales y los impactos de los eventos naturales.


En un contexto de cambio climático, ¿qué tan vulnerables son?
Los ecosistemas de montañas se encuentran entre las regiones que son más sensibles a los cambios climáticos y variabilidad climática. Se ha demostrado que experimentaron un calentamiento por encima del promedio mundial en el siglo XX. El retroceso de los glaciares es uno de los indicadores más evidentes del calentamiento global. Por su fragilidad biofísica, su biodiversidad y su vulnerabilidad a los riesgos naturales, las montañas son sumamente vulnerables al cambio climático.


¿Cuáles son las actividades que más erosionan estos suelos y cuáles son las consecuencias?
La degradación de suelo por procesos de erosión hídrica o eólica es un proceso natural, y la intensidad de la erosión depende de la litología del sustrato, del clima, la topografía y la cobertura vegetal. Cuando la cobertura vegetal está fragmentada o reducida por actividades humanas, se observa una aceleración de los procesos de erosión. Se ha demostrado que la deforestación de bosque puede acelerar las tasas de erosión hídrica por 10 a 100 veces por encima de su tasa natural.


Las consecuencias directas de la erosión son la disminución de fertilidad del suelo, que puede tener un impacto directo sobre la producción agrícola, y la pérdida de materiales orgánicos y nutrientes. Los efectos indirectos son igualmente importantes, con el aumento de costos de tratamiento de agua; la reducción de almacenamiento en canales de riego, reservorios y lagos; y el aumento de contaminación de ríos y lagos.


¿Hasta qué punto lo que llamamos “desastres naturales” son ocasionados por la acción de la mano del hombre en estas zonas?
Las actividades humanas pueden acelerar procesos de erosión hídrica y eólica, y pueden incrementar la susceptibilidad a los deslizamientos y derrumbes. En regiones montañosas del Ecuador, se ha demostrado que la deforestación (conversión de bosque nativo hacia agricultura) y sobrepastoreo aumentan largamente la susceptibilidad del terreno a deslizamientos de tierra. En este sentido, existen varios fenómenos geomorfológicos que son directamente asociados con la actividad humana.


Algunas veces se suele intervenir estas zonas ya sea para actividad minera u obras de gran envergadura (túneles o puentes, por ejemplo). ¿Es esto seguro?
Para remediar la erosión del suelo o disminuir el riesgo de derrumbes o deslizamientos, se suele intervenir con proyectos de control o manejo de erosión. Para que un proyecto de intervención sea fructífero, es importante identificar, primero, todas las causas directas e indirectas de los problemas ambientales. En muchas ocasiones, se necesita un análisis multidisciplinario que analice el paisaje antrópico en toda su complejidad. Un análisis integral del paisaje ayuda a optimizar la estrategia de intervención para disminuir eficientemente los riesgos ambientales.