Las inversiones en I+D, claves en el aumento de las exportaciones de los vinos castellanoleoneses
AVP/DICYT Las exportaciones de los vinos castellanoleoneses han experimentado un incremento del 48% en tan solo ocho años, pasando de 16.447 a 24.359 hectolitros, y entre las razones del éxito de ventas de los caldos regionales fuera de España se encuentran las inversiones en I+D y la incorporación de técnicos especializados en un sector hasta hace unos años casi artesanal. Estas son algunas de las conclusiones de un estudio que llevan a cabo José Luis Alonso y José Luis Sánchez, profesores del Departamento de Geografía de la Universidad de Salamanca, y Luis Javier Aparicio, profesor de enseñanza secundaria. Sus estudios analizan el sector vitivinícola regional desde 1970, y a la vista de los resultados obtenidos empresas y administraciones han decidido apoyar su trabajo al menos hasta el 2007.
Tal y como ha explicado a DICYT José Luis Sánchez, el del vino "se trata de un sector vital en el que la coordinación entre productores, bodegueros, institutos tecnológicos, responsables de las denominaciones de origen y administración ha permitido una renovación total de la industria, orientando las inversiones en I+D a conseguir caldos de calidad".
Según José Luis Alonso, uno de los datos que ha revelado el estudio es que "en este proceso de reforma y recuperación de viñedos, iniciado en los años 80, han desempeñado un papel fundamental las cinco denominaciones de origen con las que cuenta la región". Rueda, Ribera de Duero, Toro, Bierzo y Cigales acogen, en el último recuento realizado durante 2002, a unas 364 bodegas con más de 41.700 hectáreas de viñedo a las que se suman otras 56 empresas y unas 5.300 hectáreas de vid de las Asociaciones de Vino de la Tierra.
Estos organismos han sido los impulsores de políticas de calidad en muchas regiones vitivinícolas para hacer llegar hasta los productores las demandas de los empresarios, quienes exigen desde hace unos años la presencia de personal muy cualificado en las explotaciones, así como la incorporación de nuevas tecnologías en la recogida de la uva y la elaboración de los caldos. Una de las principales apuestas en torno a la innovación ha sido la incorporación de enólogos y técnicos a un sistema de producción artesanal.
Metodología
Para desarrollar su investigación han empleado una metodología mixta en la que se han utilizado datos estadísticos facilitados tanto por el censo agrario como por los organismos encargados de gestionar las exportaciones, así como cuestionarios completados por los agentes implicados en la industria vitivinícola: bodegueros, sindicatos agrarios, consejos reguladores y el propio ministerio. El análisis se ha completado con entrevistas personales a aquellos agentes que se mostraron más interesados y activos a la hora de responder a los cuestionarios, por lo general empresarios del sector.
Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) en 1993 Castilla y León exportaba al extranjero unos 8.783 hectolitros de vino blanco, 136 de rosado y 7.528 de la variedad más demandada dentro y fuera de España: los tintos. Las magnitudes han variado considerablemente si se consultan las últimas cifras disponibles del MAPA referidas a la campaña de 2001. Mientras que las variedades de blanco y tinto han crecido (20.671 y 20.278 hectolitros respectivamente) las exportaciones de rosado han disminuido desde los 415 a los 136 hectolitros, adaptándose de esta forma a los gustos y la demanda del mercado.
Aunque, tal y como sugiere en el estudio José Luis Alonso, "el sector vitivinícola de Castilla y León no ofrece una aportación cuantitativa importante a la producción nacional de caldos (sólo representa el 3’69%) los productos resultantes sí se han convertido en una de las mejores cartas de presentación de la industria agroalimentaria española y, por supuesto, de la región".