Las enfermedades transmitidas por vectores aumentan a medida que avanza la crisis humanitaria en Venezuela
DICYT - La actual crisis humanitaria en Venezuela está acelerando la reaparición de enfermedades transmitidas por vectores como la malaria, la enfermedad de Chagas, el dengue y el virus Zika, y amenaza con poner en peligro las mejoras en salud pública logradas por el país durante las últimas dos décadas. Así de contundente se muestra un equipo de expertos en la revista ‘The Lancet Infectious Diseases’, quienes presentan un artículo de revisión que proporciona la evaluación más completa del impacto de la crisis en Venezuela.
Con el colapso del sistema sanitario y la drástica disminución de los programas de salud pública y vigilancia de enfermedades, las enfermedades transmitidas por vectores (insectos como los mosquitos y las garrapatas) están aumentando y se han extendido a nuevos territorios en todo Venezuela. Un país que fue un líder regional en salud pública y control de vectores, y el primer país certificado por la OMS en erradicar la malaria en 1961.
Lo preocupante es que los expertos creen que esto podría ser solo la punta del iceberg. "Además del retorno del sarampión y otras enfermedades infecciosas prevenibles por vacunación, el aumento continuo de la malaria pronto podría volverse incontrolable. La cruda realidad es que en ausencia de medidas de vigilancia, diagnóstico y preventivas, estas cifras probablemente representan una subestimación de la situación real", advierte Martin Llewellyn de la Universidad de Glasgow (Reino Unido) quien dirigió la investigación junto con colegas venezolanos, colombianos, brasileños y ecuatorianos.
Datos preocupantes
El análisis de los datos indica que, entre 2010 (29.736 casos) y 2015 (136.402 casos), Venezuela experimentó un aumento estimado del 359 por ciento en los casos de malaria, seguido de un aumento del 71% entre 2016 (240.613 casos) y 2017 (411.586 casos) debido a una disminución en las actividades de control de mosquitos y la escasez de medicamentos. Este es potencialmente el mayor aumento de malaria reportado en todo el mundo. Peor aún, dicen los autores, la transmisión endémica de la malaria está comenzando a extenderse por todo el país.
Los hallazgos de la revisión sugieren que la crisis en curso también ha tenido efectos dramáticos en otras enfermedades transmitidas por vectores. Por ejemplo, la enfermedad de Chagas, una de las principales causas de insuficiencia cardíaca en América Latina, puede resurgir, y la transmisión de la enfermedad de Chagas activa es la más alta observada en 20 años.
Asimismo, la incidencia del dengue se ha multiplicado por cinco y la frecuencia de brotes de chikungunya y Zika con potencial epidémico parece estar aumentando, con dos millones de casos sospechosos de chikungunya en 2014 (una incidencia de 6.975 casos por 100.000 habitantes), más de 12 veces estimaciones nacionales oficiales.
Los investigadores sitúan los hallazgos también en el contexto de la emigración masiva. Con un promedio de 5.500 personas abandonando el país cada día, según datos de 2018, los países vecinos enfrentan grandes desafíos. Por ejemplo, las regiones de Brasil vecinas a Venezuela han informado una tendencia creciente en los casos de malaria (por ejemplo, en Roraima el número de casos importados de malaria aumentó de 1.538 casos en 2014 a 3.129 en 2017), pero las tasas en otros países vecinos permanecen sin aclarar.
Paliar la situación exige compromiso político
Según la información de ‘The Lancet’ recogida por DiCYT, el control exitoso de esta crisis sanitaria requerirá una coordinación regional y un fuerte compromiso político nacional e internacional. Los autores instan a las autoridades regionales de salud a reconocer y actuar en una emergencia de salud pública de interés hemisférico.
"Pedimos a los miembros de la Organización de los Estados Americanos y otros organismos políticos internacionales que presionen más al gobierno venezolano para que acepte la asistencia humanitaria ofrecida por la comunidad internacional a fin de fortalecer el sistema de salud. Sin tales esfuerzos, los avances en salud logrados en los últimos 18 años podrían revertirse pronto", concluye Llewellyn.