La investigación arqueológica suple la falta de fuentes escritas sobre la Antigüedad Tardía
JPA/DICYT El ‘Congreso Internacional de Fortificaciones en la Tardoantigüedad: Élites y articulación del territorio entre los siglos V-VIII d. C.’, que ha finalizado hoy en la Fundación Rei Afonso Henriques de Zamora, ha puesto de relieve la importancia de las investigaciones arqueológicas para comprender uno de los periodos históricos más oscuros: la Antigüedad Tardía, una época que se sitúa entre el Imperio Romano y la Edad Media en la que apenas existen fuentes escritas.
“Sabemos menos de esta época que de otros periodos más antiguos, por ejemplo, del Alto Imperio romano, del que existen más fuentes escritas”, explica a DiCYT José María Tejado Sebastián, investigador de la Universidad de Oxford que se ha desplazado a Zamora para participar en un evento científico bastante singular por su temática. Debido a esta falta de fuentes escritas “nos centramos en el estudio arqueológico, un terreno que, afortunadamente, cada vez cuenta con más trabajos científicos potentes e interesantes”, afirma.
Este investigador trabaja en el análisis comparativo entre la Meseta de la Península Ibérica y un condado inglés entre el siglo V y el siglo VIII. “Para ello es necesario que me traslade a una de las universidades europeas más potentes. A ello se añade trabajar bajo la dirección de uno de los mayores especialistas mundiales para este periodo, el historiador Christopher Wickham”, declara.
Sin embargo, la ponencia que ha presentado en la Fundación Rei Afonso Henriques compara el Valle del Ebro y la Meseta en esta época. Entre estos dos lugares, “existen importantes diferencias físicas y geográficas que nos pueden ayudar a comprender mejor la diferente configuración, explotación y gestión de ambos territorios. No obstante, existen puntos en común que nos hace pensar en sistemas de organización comunes, sobre todo desde el punto de vista antrópico”.
La tesis doctoral de José María Tejado se basó en una serie de fortificaciones de este periodo que se encontraban en el actual territorio riojano. “Ello nos ha derivado a otros temas de investigación, como por ejemplo los influjos bizantinos en la Península Ibérica durante el siglo VII”, comenta.
En definitiva, todas estas ramificaciones de sus estudios forman parte de la labor de diversos científicos interesados en la Tardoantigüedad, labor que ha quedado reflejada en buena medida en este encuentro organizado por la Asociación Científico-Cultural Zamora Protohistórica. “Nos encontramos precisamente en el estimulante proceso de la construcción del conocimiento de este apasionante periodo”, agrega el investigador de la Universidad de Oxford.
Pocas fortificaciones en Lusitania
La presencia de este investigador de la Universidad de Oxford no ha sido la única aportación internacional del congreso. Adriaan de Man, científico de la Universidade Nova de Lisboa, ha hablado de las fortificaciones del Oeste de la Península Ibérica en este periodo. “Investigo sobre todo en arqueología romana del centro de Portugal, pero el trabajo de campo me ha llevado también a estudiar los contextos tardoantiguos y altomedievales de la provincia de Lusitania”, explica.
“Al contrario que otros lugares de Hispania, Lusitania revela pocos casos de sitios fortificados en altura. La defensa y el control de los territorios se centró en ciudades romanas amuralladas, lo que se altera en la Antigüedad Tardía son las relaciones entre estos lugares”, indica el investigador portugués.
Sin embargo, aunque no se haya traducido en la presencia de fortificaciones, existen muchos lugares arqueológico importantes en el Oeste de la Península Ibérica correspondientes a este periodo histórico, si bien, el poder económico se encontraba en otros territorios.
De cara al futuro, Adriaan de Man considera necesario continuar un trabajo arqueológico sistemático. “Los resultados pueden desafiar algunas conclusiones habituales”, asegura.