Alimentación España , Zamora, Lunes, 19 de noviembre de 2012 a las 15:38

Investigan la viabilidad de cultivos de ar谩ndano, frambuesa, grosella y mora en la provincia

La iniciativa se enmarca en un proyecto europeo de cooperaci贸n con Portugal en el que tambi茅n se analizan otras especies de alto valor a帽adido

Cristina G. Pedraz/DICYT Distintas comarcas del este de Castilla y León y la región Norte de Portugal comparten su carácter agrícola y ganadero. Se trata de zonas en las que el viñedo, el olivar y algunas especies de frutales constituyen los cultivos más importantes, productos que tuvieron una gran importancia en el pasado y que ahora viven un futuro incierto. Sus municipios han perdido habitantes en las últimas décadas y en la actualidad gran parte de la población activa es mayor de 55 años. A través de un proyecto europeo de cooperación transfronteriza entre España y Portugal (POCTEP), la Diputación de Zamora, el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl), el Instituto Politécnico de Braganza (IPB) y la Asociación de Olivicultores de Trás-os-Montes e Alto Douro (AOTAD), de Portugal, tratan de mejorar la competitividad del sector agrario de estas regiones a través de la innovación y el desarrollo de productos diferenciados de alto valor, como los cultivos de arándano, frambuesa, grosella y mora, que se están ensayando en dos parcelas experimentales en la provincia de Zamora.


El proyecto Agrinndif, de dos años de duración, concluirá en 2013 y cuenta con un presupuesto total de 636.522 euros, de los cuales 100.000 irán a parar a la Diputación de Zamora para la realización de diversas actividades. Como explica a DiCYT Berta Martín, técnico del Área de Agricultura de la Institución provincial e integrante de este proyecto, se trata, por un lado, de realizar una prospección y caracterizar material vegetal tradicional de Castilla y León y Alto Tras os Montes, así como de evaluar sus posibilidades comerciales.


“De lo que se trata es de mejorar la competitividad en el sector agrario, por lo que nos hemos fijado en los valores diferenciales que podemos obtener con nuestros productos. Creemos que hay una diversidad muy grande de fruta y nos interesa conservar todas las variedades tradicionales en un banco de germoplasma, donde se puede recuperar y utilizar en un momento dado si es necesario”, señala la experta, quien recuerda que observaron que los cultivares estaban en malas condiciones y año a año se iban perdiendo variedades. De este modo, se conservan ya estas variedades frutales en la finca Zamadueñas de Itacyl en Valladolid, y también dos copias de variedades de judías autóctonas en el banco de germoplasma de Itacyl y en el del Ministerio de Agricultura en Madrid, con las que se quiere forman una marca de garantía propia.


Por otro lado, a través de Agrinndif se prevé proponer nuevas especies y variedades agrícolas para la obtención de productos de alto valor añadido, como es el caso de los pequeños frutos: arándano, frambuesa, grosella y mora. Para ello, se están estudiando sus características y su adaptación a las zonas objeto del proyecto a través de campos experimentales. “En primer lugar analizamos lo que se está produciendo en España y a nivel internacional y vimos que, en los lugares donde es posible cultivarlo por las condiciones de suelo y clima, es un cultivo muy rentable”.

 

Tras estos estudios previos, el Servicio de Agricultura y Ganadería de la Diputación de Zamora estableció dos campos de ensayo de aproximadamente 500 metros cuadrados en Gallegos del Campo y en Valer, con la colaboración de dos agricultores de zona, quienes han cedido sus terrenos y se han prestado al mantenimiento del cultivo durante el proyecto.


En esta línea, se han organizado una serie de jornadas formativas para dar a conocer los productos y mostrar experiencias que se han producido en otros lugares de España. “Las jornadas han tenido mucho éxito, la iniciativa ha parecido interesante y al ser un momento en que todo el mundo está buscando alternativas se ve como algo viable en las zonas donde se puede cultivar, donde alcanza unos precios bastante altos y producciones en torno a 12.000 kilogramos por hectárea”, detalla Berta Martín.


Producción de olivo


Otro de los cultivos que se prevé fomentar es el del olivo en el entorno de los Arribes del Duero. “Arribes es una zona de difícil acceso con condiciones ambientales y ecológicas particulares, por lo que no se puede competir en cantidad con el sur de España, pero sí en calidad con los aceites que se producen en el norte de la península, que alcanzan precios más elevados y tienen características diferentes”, apunta la experta. De esta forma, entre mayo y diciembre se están realizando una serie de jornadas dirigidas a los agricultores y a la población en general cuyo fin es mejorar algunas formas de cultivo y la elaboración de aceite de oliva de alta calidad en la zona, para lo que se cuenta con la colaboración de Asociación de Olivicultores de Trás-os-Montes e Alto Douro (AOTAD).


Por otra parte, el proyecto tiene como fin mejorar la productividad y la calidad de especies leñosas y hortícolas para su adecuada comercialización en fresco y para la optimización de su transformación por la industria agroalimentaria. En este sentido, se están realizando por ejemplo prospecciones de variedades locales de tomate y cebolla para su conservación en banco de germoplasma y su posible mejora genética.
Asimismo, el Instituto Politécnico de Braganza trabaja en cuestiones como el desarrollo de sistemas alternativos para la lucha contra plagas y enfermedades del castaño, y en la búsqueda de nuevas salidas comerciales para estos productos, como la elaboración de “snacks” a partir de castaña.

 

 

 

Acciones previstas

Con la introducción de nuevos cultivos en el ámbito agrario se intenta ampliar las oportunidades de crecimiento económico y social de las zonas rurales. Se trata de zonas que mantienen una importante riqueza natural con extensas zonas protegidas, como el Parque Natural de Arribes del Duero, el Parque Natural Douro Internacional y el Parque Natural de Montesinho.

 

En general, las explotaciones son de pequeño tamaño, con parcelas separadas y de difícil acceso, el cultivo está poco tecnificado y el nivel de formación de los agricultores suele ser bajo. La presión del cultivo no ha sido fuerte, cultivándose el olivo, la vid y algunos otros frutales de manera poco agresiva con el medio y muy adaptada al mismo. Sin embargo, esto ha producido una pérdida de competitividad que ha hecho que la mayoría de las comarcas económicamente no hayan progresado tanto como otras zonas con geografías y situaciones menos difíciles ya que, en este caso, a ambos lados de la frontera, su situación periférica dentro de las respectivas regiones, ha contribuido a su posible aislamiento.

 

En cuanto a las acciones previstas en el marco del proyecto, se encuentra la de transmitir a los productores las características morfológicas, fenológicas y productivas de variedades tradicionales para que las puedan reconocer, conservar y potenciar su uso, además de aumentar su valor añadido a través de la diferenciación por características de calidad organoléptica, funcional, etc; identificar nuevas variedades y productos como alternativa a los cultivos tradicionales que permitan el desarrollo económico de nuevos nichos de mercado; la divulgación de técnicas de cultivo innovadoras que permitan la modernización y mejora del sector productivo y la evaluación de las características de los productos que permitan una transformación dando lugar a la creación de un tejido agroindustrial.