Investigadores leoneses inhiben el crecimiento del 'Staphylococcus aureus' a partir de fenoles
AMR/DICYT Un equipo de investigadores de la Universidad de León ha logrado inhibir el crecimiento de Staphylococcus aureus, utilizando varios tipos de fenoles. Ampliamente distribuidos en plantas, estos antioxidantes poseen la capacidad de impedir que ciertas bacterias, levaduras, mohos, virus y protozoos crezcan. El estudio realizado por personal de los departamentos de Biología Molecular e Higiene y Tecnología de los Alimentos ha conseguido que varios tipos de compuestos fenólicos frenen a este tipo de estafilococo, considerado el principal agente de contaminación en su género y capaz de desarrollar resistencia a algunos antibióticos.
Los investigadores, según explican en la presentación de su trabajo en el VIII Congreso de Veterinarios de Castilla y León, celebrado en León recientemente, se sorprendieron de que "a pesar de ser una de las principales causas de gastroenteritis a nivel mundial, pocas investigaciones se han llevado a cabo para comparar el efecto de varios compuestos fenólicos puros, tanto sintéticos como naturales, frente a un amplio número de cepas de Staphylococcus aureus, tanto toxigénicas como no toxigénicas". La extrañeza es justificada. Los fenoles, debido a su capacidad antioxidante (esto es, que retrasa la oxidación de ciertas moléculas), poseen beneficios anticarcinogénicos y antiinflamatorios, y también capacidad antimicrobiana frente a gran número de microorganismos. El estafilococo objeto de estudio pertenece al grupo de bacterias Gram-positivas, precisamente el grupo más sensible a los compuestos fenólicos.
En 19 cepas de Staphylococcus aureus procedentes de varias fuentes (leche de oveja, carne de conejo y de origen humano), los científicos de la Universidad de León utilizaron como inhibidores del estafilococo seis compuestos fenólicos (hidroquinona, timol, carvacrol, BHA, ácido gálico y galato de octilo), seleccionados de un total de 19 compuestos con capacidad antioxidante. Los seis mostraron capacidad bactericida frente a este microorganismo, siendo especialmente efectivos el galato de octilo y la hidroquinona. Por origen, las bacterias más sensibles fueron las de origen lácteo, mientras que las de origen cárnico se mostraron más resistentes.
La elección de leche de oveja no fue casual. Según indica a DiCYT la profesora María Rosario García Armesto, una de las directoras del experimento, "es un producto alimenticio, especialmente por derivados como el queso, muy importante en Castilla y León". A los aislamientos de cepas procedentes de tanques de leche y de carne de conejo aisladas ex profeso, se utilizaron otras muestras de colecciones diversas externas, almacenadas en el Departamento de Higiene y Tecnología de los Alimentos de León. "Se encontraron variaciones significativas entre cepas por la inhibición de algún compuesto fenólico", añadió.
El equipo investigador estaba compuesto por los bioquímicos y microbiólogos de los alimentos Laura Fernández, Marta Gutiérrez Larraínzar, Cristina de Castro, Pilar del Valle, Dolores de Arriaga, María Rosario García Armesto y Javier Rúa. La financiación llegó a través de un proyecto concedido en 2005 por parte de la Dirección General de Investigación Científica y Técnica del entonces Ministerio de Ciencia y Tecnología. Los resultados han sido presentados a varios congresos nacionales de Bioquímica y Microbiología, han formado parte de una tesis de licenciatura y se han enviado para su publicación a dos revistas internacionales de Microbiología de los Alimentos.