Salud España , Valladolid, Viernes, 16 de febrero de 2007 a las 18:07

Investigadores del IBGM estudian una proteína relacionada con el envejecimiento celular que podría aplicarse en enfermos de ataxia

En Castilla y León hay unos 300 diagnosticados con este trastorno, que se caracteriza por el descontrol de los movimientos voluntarios

Marta Dompablo/DICYT Los investigadores del Instituto de Biología y Genética Molecular (IBGM) de la Universidad de Valladolid, Diego Sánchez y María Dolores Ganfornina estudian una proteína relacionada con el envejecimiento celular que podría aplicarse en patologías neurodegenerativas y especialmente en ataxia (enfermedad que provoca un descontrol de los movimientos voluntarios). En concreto, los estudios realizados en modelos animales han demostrado que el descenso de esta proteína causa envejecimiento prematuro, por lo que en uno o dos años se podría empezar con la fase de experimentación humana dirigida a las enfermedades neurodegenerativas, aunque los científicos no prevén obtener las conclusiones definitivas hasta dentro de más de una década.

Los dos investigadores de la Unidad de Genética, Desarrollo y Células Madre del IBGM trabajan en colaboración con el científico norteamericano Seymour Benzer, que es considerado uno de los padres de la genética. En concreto, los estudios del IBGM se han basado en la manipulación de un gen de una proteína (a la que han denominado lazarillo por actuar como guía de los axones o conexiones neuronales) en la mosca Drosophila o del vinagre, y han descubierto que disminuir la cantidad de lazarillo en la mosca provoca "un envejecimiento prematuro, problemas degenerativos y estrés oxidativo", ha explicado María Dolores Ganfornina. Así, si la mosca tiene una vida media de sesenta días, el descenso de esta proteína provoca que muera antes.

Este trabajo, que ha sido publicado en la revista Current Biology, se complementa con las investigaciones que realiza el equipo dirigido por Seymour Benzer en esta misma línea, cuyo experimento ha consistido en realizar lo contrario, es decir, incrementar el número de proteína, cuya consecuencia es la prolongación de la vida en veinte días más. Estos resultados demuestran el poder de esta proteína en la aceleración o desaceleración del envejecimiento celular, según la información de la institución académica vallisoletana recogida por DICYT.


Dos años para experimentar con humanos

El siguiente paso de la investigación ha sido la experimentación con ratones, que están demostrando que siguen el mismo comportamiento, aunque en este caso han procedido a acelerar el envejecimiento de los animales para poder comprobar los resultados, ya que estos mamímeros viven tres años. En este sentido, Ganfornina ha destacado que "en uno o dos años, de continuar con estos hallazgos, se podría empezar con la experimentación humana".

Estos resultados, que no han sido publicados todavía, se desarrollan en colaboración con un grupo canadiense que dirige Eric Rassart. En este caso, las investigaciones se centran en inyectar la proteína en la sangre para comprobar su repercusión una vez que llegua al cerebro. "Este experimento es inviable en la mosca, y de obtener resultados se podría usar como neuroprotector para frenar la oxidación de las células de estas enfermedades", indican los investigadores.

Ambos científicos piensan que sus descubrimientos podrían aplicarse en las enfermedades neurodegenerativas, especialmente en la ataxia, ya que esta patología está provocada por una oxidación en las células. La manipulación de esta proteína podría ayudar a controlar el proceso de oxidación y la degeneración celular.

Más de 50 voluntarios

Para demostrarlo, los científicos han comenzado un estudio para determinar qué cantidad de proteínas lazarillo poseen estos enfermos para su posible uso terapéutico, una vez que se obtengan los resultados con los ratones. En esta investigación colabora la Asociación de Ataxia de Castilla y León, donde existen 300 casos diagnosticados. Ya han recibido más de 55 solicitudes de voluntarios de toda España que padecen esta rara enfermedad.

Los voluntarios se están sometiendo a la realización de un estudio neurológico y neurofisiológico. Este proyecto está financiado por la Junta de Castilla y León y se realiza en colaboración con la doctora del Servicio de Neurología del Hospital del Río Hortega Isabel Yugueros y de Benedicto Catalán, del Hospital Clínico Universitario. Según ha explicado Diego Sánchez a DICYT, si los resultados de esta investigación son positivos, su aplicación en humanos no se podrá realizar hasta dentro de al menos una década.