Estudios osteológicos proporcionan nuevos datos sobre el pueblo vacceo
Cristina G. Pedraz/DICYT Investigadores de la Universidad de Valladolid han analizado restos óseos recuperados del yacimiento vacceo de Pintia, ubicado en las inmediaciones de la localidad vallisoletana de Padilla de Duero, con el fin último de incrementar el conocimiento entorno a este pueblo de la Edad del Hierro, el primero en asentarse en el centro del valle del Duero (desde el siglo IV antes de Cristo hasta la conquista romana).
El trabajo se enmarca en el proyecto Cosimva (Cosmovisión y simbología vacceas. Nuevas perspectivas de análisis), una iniciativa financiada por el Ministerio de Economía y Competitividad y dirigida por el Centro de Estudios Vacceos Federico Wattenberg de la Universidad de Valladolid, encabezado por Carlos Sanz Mínguez. En el proyecto colaboran, además del Departamento de Prehistoria y Arqueología, los departamentos de Física de la Materia Condensada, Estructuras Arquitectónicas y Anatomía y Radiología, así como investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid y de la Universidad Complutense de Madrid.
El Departamento de Anatomía y Radiología de la Universidad de Valladolid ha colaborado activamente en la realización de los estudios osteológicos. Como explica en palabras recogidas por DiCYT el profesor Juan Francisco Pastor, los restos óseos humanos y animales recuperados en el yacimiento se pueden clasificar en tres grandes grupos, “restos cremados de las vasijas de la necrópolis; restos de niños, fetos y recién nacidos; y restos de fauna, una amplia gama de vertebrados y también algunos invertebrados como los caracoles”.
Respecto a los restos cremados, en la campaña de 2011 se excavó en la necrópolis de Las Ruedas el entorno de tres tumbas pertenecientes a mujeres aristócratas (las tumbas 127ª, 127b y 128) que habían sido exhumadas en 2007. Entonces se dató un bustum o cremación a pie de tumba, la única documentada hasta hoy en el cementerio, y un silicernium, un banquete funerario muy elaborado (como evidencian los numerosos restos de fauna hallados) en correspondencia con la categoría social de estas mujeres, que fallecieron en fechas próximas en torno al siglo I antes de Cristo.
Los estudios osteológicos en estas tumbas han aportado interesantes resultados, por un lado, sobre las especies sacrificadas en el banquete funerario como caballos, bóvidos, ganado ovino y caprino, lepóridos (conejos y liebres) y cánidos, estos últimos relevantes “por su gran contenido simbólico”; y por otro, sobre la presencia de huesos humanos triturados no cremados, lo que podría poner de manifiesto la celebración de rituales de exposición a los buitres, hasta ahora solo conocidos a través de las citas de fuentes clásicas, como Claudio Eliano.
Además de estas tumbas, se han descrito los restos óseos cremados de la necrópolis analizando el sexo, la edad y la paleopatología de los individuos. También se han investigado “los fetos y los neonatos, quizás muertos al nacer o a los pocos días, que fueron enterrados en el suelo de las casas”, procediendo al lavado, individualizado e inventariado de los restos, estimando la edad, el sexo la talla, así como si existía alguna paleopatología o variación epigenética, cambios en la expresión de genes que no se corresponden a una alteración de la secuencia del ADN y que son heredables.
En cuanto a los restos de fauna hallados durante las campañas realizadas desde el año 2000, también se ha llevado a cabo un lavado e inventariado de los restos, aislando por un lado paleopatologías y por otro restos con manipulaciones o marcas óseas.
Profundizar en el conocimiento del pueblo vacceo
En los últimos tres años, una veintena de investigadores de la Universidad de Valladolid, la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad Complutense de Madrid han profundizado en la cultura vaccea a través del proyecto Cosimva. En el marco del proyecto, se han publicado una veintena de capítulos de libro y artículos de revista, y los resultados se han presentado además en 12 congresos nacionales e internacionales.