Ciencia España León, Internacional, Miércoles, 05 de mayo de 2004 a las 14:48

El telescopio Hubble muestra la imagen de la Nebulosa NGC 6302 como una mariposa de alas extendidas

Situada a 4.000 años luz de distancia de la Tierra, gira en torno a una estrella que está a 250.000 grados centrígrados

JTF/DICYT La Nebulosa NGC 6302, uno de los objetos espaciales que más interés ha suscitado entre los astrónomos, ha sido objetivo preferente del telescopio espacial Hubble, en un programa de observación que pretendía obtener algún detalle interesante de la misma. Hasta ahora se sabía que esta nebulosa era uno de los objetos más brillantes y calientes del Universo, y que en su centro existía una estrella con una temperatura descomunal. Por fin, el Hubble, utilizando dos cámaras planetarias de alta exposición y filtros de azul y rojo, ha conseguido obtener una sorprendente imagen de la misma en la que se muestra como una mariposa de brillantes alas extendidas.

 

La imagen de la NGC 6302 muestra el contorno de una masa de polvo que rodea al núcleo central de la nebulosa. Dentro de éste se encuentra una estrella supercaliente a una tempretarura  aproximada  de 250.000 grados centígrados que, aunque no ha sido observada directamente, emite una considerable cantidad de energía en el rango del ultravioleta. Este nucleo central forma el cuerpo de la mariposa, mientras que la imagen de las alas corresponde a eyecciones de polvo y gas con temperatura decreciente que son responsables de la coloración observada por el Hubble. La presencia de este polvo rodeando el núcleo central de la nebulosa, y el tiempo que tardará en evaporarse y dejar al descubierto la estrella central, es uno de los misterios que rodean a la NGC 6302.

 

Los primeros estudios sobre este objeto, que se encuentra a unos 4.000 años de distancia, llamaron la atención de los astrónomos fue que la masa de polvo que la rodea está formada por piedras de granizo, es decir una mezcla de hielo y diferentes materiales sólidos. Estas piedras de granizo presentan una amplia variedad de minerales diferentes, algo que no es característico de otros cuerpos celestes similares. Los análisis de la composición de estos granizos muestran que contienen hidrocarburos, carbonatos, hierro y restos de otros átomos metálicos.

 

La presencia de carbonatos es el indicador que se utiliza en la exploración del Sistema Solar como prueba de la existencia de agua líquida. Sin embargo, según indican fuentes de la Agencia Espacial Europea, en esta nebulosa nunca ha existido agua líquida, por lo que se sospecha que pueden existir otros mecanismos de formación de carbonatos que no requieran la presencia del líquido elemento.