El pronóstico de los pacientes de ictus depende de variaciones genéticas
José Pichel Andrés/DICYT El Grupo de Neurobiología Molecular del Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (IBSAL), liderado por Ángeles Almeida Parra, ha descubierto que algunas variaciones genéticas están relacionadas con un mejor o un peor pronóstico para los pacientes que han sufrido un ictus. Un reciente artículo en la revista científica Molecular Cell Life Science revela que la existencia de un polimorfismo en la proteína p53 es clave para el pronóstico funcional y la supervivencia.
Desde hace años, el equipo estudia los mecanismos de la muerte neuronal, es decir, "por qué se mueren las neuronas", explica en declaraciones a DiCYT Ángeles Almeida, que en la actualidad forma parte también del Instituto de Biología Funcional y Genómica (IBFG), centro mixto del CSIC y la Universidad de Salamanca. En concreto, "nos centramos en la isquemia cerebral, tanto en el ictus hemorrágico como en el ictus isquémico, y trabajamos en modelos experimentales, con cultivos de neuronas y ratones, pero también con pacientes del Hospital Universitario de Salamanca".
Parte de su trabajo consiste en buscar dianas moleculares que sean importantes para la muerte neuronal, "moléculas que identificamos en las neuronas y en animales sometidos a isquemia, comprobando después si tienen importancia en humanos para el pronóstico funcional de los pacientes de ictus", señala la experta.
En los últimos años, los científicos han comprobado que en este terreno una proteína clave es p53, porque tiene capacidad para desencadenar la apoptosis o muerte celular programada de las células, en este caso, de las neuronas. "Ahora hemos identificado que p53 tiene un polimorfismo, es decir, una variante genética que influye en su capacidad de inducir la muerte neuronal".
Los polimorfismos son cambios que se producen en las bases del gen y un cambio en las bases puede producir cambios en los aminoácidos de la proteína correspondiente. En este caso, la investigación ha desvelado que la variante de p53 que contiene el aminócido arginina tiene una "actividad apoptótica" mucho mayor que la variante que contiene el aminoácido prolina. "Trasladado a humanos, quiere decir que las personas que tienen la variante arginina de p53 tienen un pronóstico funcional a los tres meses del ictus significativamente peor que los que tienen la variante prolina y además presentan mayor mortalidad", comenta la científica.
El trabajo de los investigadores del IBSAL consiste en identificar en los cultivos de neuronas qué proteínas pueden ser importantes y qué variantes genéticas de esas proteínas son relevantes para la investigación. Finalmente, comprueban si lo que han observado también se cumple en el ser humano.
En este caso, el estudio ha contado con pacientes del Hospital Universitario de Salamanca, el Hospital Universitari Germans Trias i Pujol de Barcelona y el Hospital Clínico de Santiago de Compostela. En total, unos 600 de ictus isquémico y 200 de ictus hemorrágico, un gran número de personas como para sacar conclusiones significativas después de un seguimiento de su evolución durante un año.
Seguimiento de los pacientes
"Para el pronóstico funcional, tomamos muestras de ADN de estos pacientes y hacemos el genotipado. Después, los neurólogos estudian cuál es el estado funcional de los pacientes con una serie de escalas al alta, a los tres meses y a un año del ictus", explica Ángeles Almeida. "Los resultados son espectaculares", añade, ya que "se ve perfectamente cómo los que llevan la variante de arginina tienen un pronóstico mucho peor que los de pronina".
Este tipo de hallazgos puede tener repercusiones importantes en el tratamiento. "En la actualidad se están desarrollando las terapias génicas y en un futuro se tendrá en cuenta si los pacientes de ictus tienen una variante u otra", señala.
Por el momento, el reto de los científicos de este grupo es profundizar en este estudio en la búsqueda de otros polimorfismos que se puedan añadir a la lista y, de este modo, estrechar el cerco de los mecanismos que influyen en el pronóstico de un paciente que ha sufrido un ictus.
"Estamos elaborando una batería de proteínas relacionadas con p53 que puedan darnos un mejor pronóstico funcional de los pacientes de ictus, porque es una enfermedad multigénica y debemos identificar otros polimorfismos y agruparlos para que nos den de forma más precisa el pronóstico funcional".
Relación con otras patologías
Estos trabajos están basados en la premisa de que existe una estrecha relación entre muerte neuronal y mal pronóstico. "Todo aquello que favorezca la muerte neuronal va a producir un peor pronóstico de los pacientes, porque el cerebro se queda con menos neuronas y estas células no se pueden regenerar, de manera que el cerebro cuenta con menos capacidades para funcionar", apunta.
Además, esta línea de investigación en Neurobiología molecular no sólo es aplicable al ictus, sino también a otras dolencias neurodegenerativas, como el alzhéimer, el párkinson y algunas enfermedades raras, puesto que la muerte de neuronas es un factor clave en todas ellas. En cualquier caso, para sacar conclusiones sobre otras patologías sería necesario estudios en profundidad con bases de datos de estos pacientes.