El Itagra presentará en julio los resultados de su investigación sobre el compostaje de la lana
Eduardo Plaza/DICYT El próximo mes de julio finaliza el proyecto Lanatural, puesto en marcha en el año 2000 dentro de la iniciativa comunitaria Interreg IIIB Espacio Atlántico con el objetivo de obtener abono orgánico a partir del compostaje de la lana. La investigación, en la que también colabora el Colectivo para el Desarrollo Rural Tierra de Campos, está siendo desarrollada por el Centro Tecnológico Agrario y Agroalimentario (Itagra.ct) que tiene su sede en el Campus Universitario de La Yutera, en Palencia, que ensaya con diversos tipos de hongos para crear un inóluco artificial que acelere el proceso de compostaje.
El compostaje es el proceso biológico aeróbico mediante el cuál los microorganismos actúan sobre la materia rápidamente biodegradable (restos de cosecha, excrementos de animales y residuos urbanos), permitiendo obtener compost, un abono excelente para la agricultura. Los técnicos del Itagra han realizado pruebas con varios productos ganaderos y agrícolas de la zona de Tierra de Campos y comprobado que el producto que mejor funciona para descomponer la lana es el excremento de las granjas de aves, denominado gallinaza, que contiene microorganismos que degradan las plumas de las propias aves, y que "en el momento en que se unen a la lana, son los que mejor actúan para romper su proteína, que es muy estable”, tal y como explica Alberto Sanz, técnico del área I+D de Ingeniería Agroforestal del Itagra.
El proceso de compostaje aerobio se desarrolla en pilas dinámicas (en disposición piramidal) y tiene varias fases. Primero actúan distintas bacterias que van consumiendo los nutrientes que hay en esos residuos (utilizan el carbono y el nitrógeno de esos residuos para reproducirse ). En ese proceso, generan calor y un humus resultante de todo ese material que es digerido por bacterias, hongos, animales microscópicos e incluso microfauna (insectos, lombrices…).
Temperaturas de hasta 60º
Una de las primera fases es la termófila, en la que la temperatura de los restos de lana aumenta muy rápidamente, llegando hasta más de 60 grados centígrados. Esas temperaturas hacen que se degraden las proteínas e incluso los aminoácidos, que empiezan a descomponerse y a formar parte de la estructura de las bacterias. A esas bacterias les suceden otras, que van generando unas condiciones ambientales malas para ellas, pero óptimas para otras. “Se van sucediendo como si fuesen ecosistemas dentro de la pila que viven a distintos PHs y temperaturas, con lo que se consigue realmente la digestión aerobia de todo el material”, afirma Sanz.
En el caso de la lana, las altas temperaturas facilitan su descomposición. “Hay microfauna que aparece en la pila y rompe los pelos de la lana" explica el ingeniero del Itagra. "Normalmente aparecen hongos (el Chrysosporium pannicola y el C. tropicum) que producen una enzima, la queratinasa, capaz de degradar la lana”. Y estos hongos van a ser probados en el laboratorio como inóculo para degradar la lana. La idea es ver si es factible desarrollar de manera artificial un inóculo que pudiese ser utilizado posteriormente en las pilas de compostaje para acelerar el proceso natural de degradación de la lana.
En este sentido, la continuidad del proyecto pasa por el compostaje en praderas y en cámaras de cultivo de clima controlado con las que el Itagra está a punto de obtener los resultados finales. En ellas se puede adecuar la iluminación, la humedad y la temperatura (fotoperiodo).
También se ha realizado compostaje con lombrices, que van comiendo el residuo mientras dejan lo que van excretando, ya que la lana por sí sóla no composta.,y siempre tiene que ir acompañada por un material que composte bien y, a ser posible, que tenga microorgasnismos que degraden la queratina, como la gallinaza”.
Además de las pruebas de compostaje aerobio, el Itagra está realizando pruebas con un compostador anaerobio (sin oxígeno). “El producto resultante nos lo acaban de traer, pero todavía no tenemos los análisis. No sabemos el valor fertilizante que tiene, aunque se ha descompuesto mucho. Posiblemente la lana haya desaparecido y se haya integrado en el resto del material”, apunta Sanz.
Estas pruebas se han llevado a cabo en la localidad palentina de Amayuelas de Abajo, ya que el compostaje anaerobio genera biogas y existe el peligro de que pueda detonarse.
Sin embargo, este tipo de compostador es más lento y más caro, ya que puede llegar a costar varios millones de pesetas, “por lo que se escapa de lo que sería una explotación convencional, donde el mejor sistema es el de pilas dinámicas”, según Alberto Sanz, quien señala que aún deben comprobar su grado de eficacia.
Buenos resultados como fertilizante
Los técnicos de Itagra también han analizado el material resultante de las pilas de compostaje. Concretamente, han realizado pruebas, tanto en invernadero como en campo. Los análisis realizados en invernadero no han dado un resultado muy positivo para que el material sea utilizado para sustrato. No se trata de un problema de la lana, sino de que los residuos ganaderos son muy ricos en nitrógeno, por lo que, si se usa como nitrato, puede quemar la planta.
Sin embargo, el compost obtenido ha dado muy buenos resultados usado como fertilizante. “La lana no interfiere en la calidad del compostaje, y además aporta nitrógeno de liberación lenta”, explica el investigador palentino.
Tras este estudio, técnicos de Itagra.ct han podido conccluir que cualquier compostaje hecho con lana tiene un buen funcionamiento. “La lana no influye en la calidad del compost de forma dramática. Lo único que aporta es un nitrógeno de liberación lenta, pero no influye negativamente y es una salida perfectamente factible para este resíduo. Lo que no tiene tanta calidad son los sustratos, pero no es por la lana, sino por los materiales de mezcla. Si se consiguiese hacer un compostaje suave, independientemente de que estuviese la lana o no, podría funcionar como sustrato, como una turba”, asegura Alberto Sanz.
Asimismo, el estudio demuestra que la lana no se puede considerar como un componente de la mezcla sino como un aditivo o una salida de un residuo.
Los resultados del proyecto se expondrán en un encuentro final que se desarrollará con la participación de todos los socios que han intervenido (españoles, portugueses y franceses) el 10 de julio en Medina de Rioseco y el día 11 en Burgos.
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Beneficios económicos y edafológicos |
La viabilidad económica del proceso es buena. Además, no es complicado de realizar. “En el momento en que tienes un destino útil para ese residuo, económicamente compensa. Es un proceso que, siguiendo ciertos protocolos, lo puede hacer cualquier explotación ganadera, no necesita de alta tecnología”. La rentabilidad se completa con el ahorro de abonos, ya que al aplicar este fertilizante orgánico se ahorraría el coste del fertilizante mineral. Asimismo, es beneficioso también para el suelo, ya que “aunque quede algo de residuo de la lana, contribuye a esponjar el suelo y mejorar su estructura”. |