El Instituto de Neurociencias pondrá en marcha en febrero un banco de cerebros
José Pichel Andrés/DICYT El Instituto de Neurociencias de Castilla y León (Incyl), con sede en Salamanca, está a punto de hacer realidad uno de sus proyectos más esperados de los últimos años, la creación de un banco de cerebros. A través de donaciones voluntarias, este tipo de instalaciones almacena cerebros para que los investigadores puedan analizar post mortem enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer o el párkinson. En España sólo hay siete bancos de tejidos de este tipo y Salamanca contará con uno a partir de febrero que será la referencia para Castilla y León.
El especialista Alberto Rábano, científico de la Fundación Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas (CIEN) y director del banco de cerebros de esta institución, con sede en Madrid, asesorará al Incyl en la puesta en marcha de esta nueva infraestructura de investigación y, para ir avanzando en esta colaboración, ha ofrecido hoy una conferencia a los investigadores del centro con el objetivo de que conozcan las posibilidades que ofrecerá el banco de cerebros. En él, los científicos congelan una parte del órgano y crean una base de datos a disposición de los investigadores, que realizan peticiones para estudiar casos concretos con la supervisión de un comité de ética.
En declaraciones a DiCYT, Alberto Rábano ha explicado que los responsables de un banco de tejidos tienen dos misiones. Por una parte, "estudiamos los cerebros post mortem y hacemos el diagnóstico definitivo de los pacientes", comenta. Hasta ese momento, el diagnóstico es de probabilidad, que puede ser más o menos alta en función de los hallazgos clínicos, pero gracias al análisis del tejido, "nosotros confirmamos el diagnóstico y encontramos otras enfermedades que no se han diagnosticado en vida". En segundo lugar, "congelamos la mitad del tejido y la ponemos a disposición de los investigadores a lo largo de años", afirma. El resultado es que "tenemos un tejido perfectamente clasificado, diagnosticado y preparado para investigar".
Alberto Rábano cuanta con la experiencia de haber colaborado en la puesta en marcha de otros bancos para afirmar que una instalación de este tipo actúa como un "promotor de la investigación en Neurociencias, sobre todo aplicada a las enfermedades neurodegenerativas humanas allí donde nacen", en el órgano clave del sistema nervioso.
En el banco de cerebros confluyen investigadores clínicos, neuropsicólogos, patólogos, investigadores básicos que solicitan tejido. Además, "no hace falta que tenga muchas donaciones, en cuanto se pone en marcha ya hay un grupo de neurocientíficos alrededor que se está beneficiando", indica Rábano. En este sentido, el experto considera que "se pueden tardar dos o tres años en que el banco tenga una actividad plena, que sería cuando se alcanzan las 20 ó 25 donaciones al año, lo cual ya es mucho material para poder investigar". En el caso de Salamanca, la presencia del Centro Estatal de Referencia (CRE) de Alzheimer y Otras Demencias, así como la importancia de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer (AFA) podrían impulsar estas donaciones.
Red de bancos españoles
En España, hay bancos de cerebros en Murcia, Navarra, Galicia, dos en Madrid y dos en Cataluña, pero se están creando otros seis, los de Valencia, Asturias, Cantabria, Andalucía, Castilla-La Mancha y el de Salamanca, que servirá de referencia, al menos, para Castilla y León. "Pronto vamos a tener una red de bancos que es lo que nos va a dar un potencial mayor a todos. No importará que se done un cerebro en Santiago, en Sevilla o en Madrid, ya que vamos a compartir protocolos y tejidos", asegura Alberto Rábano.
El banco de cerebros del Incyl se pone en marcha con una financiación de 110.000 euros de la Consejería de Sanidad a través de Farmaindustria, asociación nacional de la industria farmacéutica. Con esta cantidad se ha adquirido todo el material necesario, aunque el mantenimiento será más costoso, ha señalado hoy el director del centro, Miguel Ángel Merchán. En cualquier caso, "es una experiencia interesante para el instituto", ha indicado, "vamos a funcionar bien porque tenemos los medios y la ayuda del Instituto de Salud Carlos III", al que está vinculada la Fundación CIEN, en la que trabaja Alberto Rábano.
Infraestructura
Un banco de cerebros tiene una unidad de tallado, un depósito de criogenización o congelación y un sistema informático, en los que trabajan, como mínimo un técnico y un patólogo, ha explicado Merchán. Sin embargo, "lo importante no es la infraestructura, sino la sistemática de trabajo".
En su opinión, los bancos de cerebros constituyen un "impulso general", ya que permiten ofrecer a la masa de investigadores un material relevante para entender la fisiopatología de las enfermedades del sistema nervioso y, en consecuencia, constituyen "un empujón y un prestigio" para la institución que los alberga. "Es importante que haya una red de bancos de tejidos para que avance la investigación del sistema nervioso", ha apuntado Merchán.