Salud España , León, Viernes, 05 de marzo de 2010 a las 12:14

El Ibiomed estudia las modificaciones que se producen en el organismo ante un ejercicio físico excéntrico

El centro demuestra que esta actividad aumenta la expresión de dos genes de carácter constitutivo, circunstancia hasta ahora no descrita

AMR/DICYT Aunque se pudiera pensar lo contrario, la musculatura sufre más cuando se baja una pendiente que cuando se sube. Esto ocurre porque al descender se contraviene el efecto del movimiento. El individuo debe frenarse y hay, por este motivo, más posibilidades de lesionarse. Este tipo de esfuerzo se denomina ejercicio físico de tipo excéntrico y un grupo del Instituto de Biomedicina de la Universidad de León (Ibiomed) ha conseguido recientes avances con modelos de ratas en los mecanismos moleculares que se producen en él.
 

El ejercicio excéntrico produce un proceso de inflamación muy característico y los científicos del Ibiomed conocer los mecanismos implicados en estos fenómenos de inflamación. Para ello, el equipo realizó un experimento con ratas a las que sometieron a ejercicio físico en una pendiente y registraron los cambios a nivel molecular en la musculatura de las patas. En la investigación, seleccionaron varios grupos de trabajo. Un grupo realizó el ejercicio con intensidad graduada durante ocho semanas. Otro se sometió directamente al ejercicio excéntrico, sin entrenamiento previo. Existió otro también sometido a la prueba de forma directa para conocer, a través de la aplicación de una substancia antioxidante, si podía remitir los efectos de la inflamación y de las especies reactivas de nitrógeno que se forman. La substancia era la pirridolina ditiocarbamato, un producto de laboratorio, sintético. A este grupo de animales se le administró el antioxidante 24 horas y 2 horas antes de realizar el ejercicio físico intenso.

 

Concluido el experimento, los investigadores primero midieron la producción de óxido nítrico, un vasodilatador en condiciones normales, pero cuando se produce en exceso puede dar lugar a reacciones adversas e inflamaciones. Se comprobó que aquellos animales que realizaban el ejercicio agudo, efectivamente se aumentaba la producción de óxido nítrico. Quienes habían realizado entrenamiento previo o se les había suministrado el antioxidante mostraron menos daño. Se comprobó, por lo tanto, que "el antioxidante tenía el mismo efecto que un entrenamiento prolongado", concluyen a DiCYT Elena Lima, Mar Almar y María José Cuevas, participantes en el estudio.

 

Producción de óxido nítrico

 

Posteriormente, los científicos estudiaron las tres isoformas de óxido nítrico sintetasa, las enzimas implicadas en la producción de óxido nítrico. Estas isoformas (diferentes versiones de una misma proteína) son de procedencia endotelial, neuronal e inducible. Como sospechaban, las tres estaban activadas tanto a nivel de ARN mensajero como de proteína. "Esto es, aumentaba la expresión génica de las tres isoformas en el grupo que sufría el ejercicio agudo", indican las investigadoras. El entrenamiento y el antioxidante reducían esta producción, como en el anterior caso. Se da la circunstancia que la neuronal y la endotelial son isoformas constitutivas, diferentes a la inducible, ya que tienen ubicaciones diferentes de síntesis. Este trabajo amplía por primera vez el estudio a estas dos isoformas, de las que no se tenían hasta ahora muchos datos.

 

El trabajo, además, muestra por primera vez que las isoformas constitutivas se alteran también con el ejercicio físico, algo que no se había comprobado antes, ya que los estudios se centraba en la inducible, de las que ya se sabía que se alteraba. Es de esperar que una isoforma inducible se altere, porque está en su esencia, pero no se conocía que las de carácter constitutivo tuvieran esta capacidad en ejercicio físico excéntrico. El Ibiomed ha puesto de manifiesto que el factor de transcripción kappa-B estaba activado en el grupo que realizaba el ejercicio agudo y, a través de una técnica denominada de inmunoprecipitación de cromatina, demostraron in vivo que el factor de transcripción regulaba estos tres genes (denominados iNOS, eNOS y nNOS). Por tanto, los resultados obtenidos proporcionan, por primera vez, un nexo de unión directo entre la ruta de señalización del factor nuclear kappa B y la expresión de NOS en el músculo esquelético tras un ejercicio excéntrico, lo que sugiere una modulación de la expresión de las tres isoformas por el factor de transcripción, concluyen las investigadoras. Tanto el entrenamiento adecuado como la utilización de moléculas antioxidantes podrían contribuir a prevenir los efectos negativos del ejercicio excéntrico a través de los mecanismos moleculares descritos