Nutrition Spain , Canarias, Thursday, December 22 of 2011, 17:30

El firmamento, importante patrimonio de la Reserva de la Biosfera de La Palma protegido en un proyecto

Proteger el cielo nocturno de la contaminación lumínica beneficia a la ciencia o a las especies nocturnas, y ayuda a potenciar el turismo

RAG/DICYT La defensa del cielo nocturno y el acceso a la luz de las estrellas son los dos principales compromisos que la Reserva Mundial de la Biosfera de La Palma intenta cumplir, como parte de la iniciativa internacional Starlight, la cual se firmó en 2007 para reivindicar un cielo nocturno no contaminado que permitiese observar el firmamento. Unas buenas condiciones, en este sentido, podrían beneficiar la actividad científica, al turismo o a todas aquellas especies de hábitos nocturnos que han visto condicionada su actividad y dificultada su existencia a consecuencia de la contaminación lumínica.

 

La progresiva ocupación del territorio ha provocado que los ecosistemas se encuentren expuestos al impacto de la luz artificial en la noche, así como a los efectos directos de la contaminación atmosférica que reducen la calidad del cielo nocturno. Frente a estas manifestaciones, el proyecto Starlight reivindica el derecho a la observación de las estrellas y a un cielo limpio, no sólo para favorecer el desarrollo de la ciencia o el disfrute de las personas, sino también para garantizar conservación del medio ambiente y la posibilidad de disponer de los beneficios tecnológicos, económicos y culturales que proporciona de forma continua, han explicado a DiCYT desde la Reserva de la Biosfera de La Palma.

 

En esta isla, existen iniciativas científicas que aprovechan sus especiales condiciones para la observación del firmamento para investigar sobre él, como es el Observatorio Astrofísico del Roque de Los Muchachos, "uno de los mayores complejos de este tipo en el mundo", así como el Gran Telescopio Canarias (GTC), el primer proyecto internacional de "gran ciencia" liderado por España, han asegurado.

 

Según destaca el manifiesto sobre el que se sustenta esta iniciativa, en los territorios "privilegiados" para la observación nocturna de cielos, como es La Palma, ha de promoverse el uso racional de la iluminación artificial, de tal forma que el resplandor que provoca en el cielo se reduzca a un mínimo aceptable, evitando igualmente los impactos nocivos sobre los seres humanos, la flora y la fauna -más de la mitad de los seres vivos son nocturnos-. En este sentido, llama a las administraciones públicas y a la industria de la iluminación a asegurar un uso responsable de la luz artificial.

 

Objetivos del proyecto Starlight

 

Entre las acciones que prevé este proyecto Starlight se encuentra la realización de un inventario de los recursos culturales que se relacionan con la astronomía en este territorio, el análisis de las áreas de sensibilidad ambiental y de los riesgos a los que están expuestas, la adopción de una serie de criterios de iluminación o la definición de planes de acción y sensibilización, entre otras.

 

Para la mejor observación del cielo nocturno, el plan contempla la creación de una zona buffer o de protección en la que se eliminará los efectos adversos relativos a la contaminación lumínica y atmosférica que puedan afectarla. Asimismo, prevé la delimitación de una zona de ámbito general en la que se apliquen criterios de iluminación inteligente y responsable, y se resguarde la calidad del cielo nocturno de otros factores nocivos como la contaminación atmosférica.

 

En este sentido, desde la Reserva de la Biosfera han recordado que La Palma fue uno de los lugares "pioneros en el mundo" en aplicar la denominada Ley del Cielo, promulgada hace dos décadas con el objetivo de proteger la calidad del cielo para las observaciones astrofísicas.

 

Reserva de la Biosfera

 

La Palma fue la primera entre las islas canarias en contar con una Reserva de la Biosfera, ya que en 1983 la UNESCO reconoció 511 hectáreas de la finca El Canal y Los Tiles con esa denominación con el objetivo inicial de proteger la laurisilva macaronésica presente en ese espacio. En la década de 1990 se amplió ese espacio hasta abarcar las 13.240 hectáreas, en las que se incluían diversos hábitats sobre los que, durante estos años, se han ido trazando estrategias de desarrollo sostenible. Hoy, la Reserva comprende todo el territorio de esta isla y acoge espacios de gran valor natural como el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente.

 

Alberga distintos hábitats protegidos, muchos de ellos distintos entre sí, y que hacen que dependiendo del lugar de la isla domine el bosque de laurisilva, la vegetación de cumbre, el bosque termófilo o el pinar.

 

En el espacio natural se pueden encontrar especies de aves endémicas, como la paloma rabiche (Columba junoniae), reptiles como el lagarto barbolo (Gallotia galloti palmae) y el perenquén (Tarentola delalandii); y mamíferos como el arrui (Ammotragus lervia), este último originario del norte de África y que puede alcanzar un peso de más de 150 kilogramos, según datos de la Reserva.

 

Dentro del "valioso" mundo submarino de la isla se pueden encontrar numerosas especies de peces de interés científico y comercial,  como el caboso (Gobius maderensis), pejeverde (Thalassoma pavo), vieja (Sparisoma cretense), castañeta (Abudefduf luridus), salema (Sarpa salpa) o la cabrilla (Serranus cabrilla).