Antiinflamatorios y medicamentos para el colesterol o la osteoporosis protegen de algunos tumores
Rubén Arranz/DICYT Las personas que consumen de forma crónica medicamentos antiinflamatorios, estatinas, utilizadas para disminuir el colesterol, o bifosfonatos, recetados por ejemplo contra la osteoporosis, tienen menos riesgo de padecer cáncer de colon, de mama y de estómago. Éste es el resultado que han confirmado investigadores de el Instituto Catalán de Oncología (ICO) y que han presentado hoy en la capital leonesa en una reunión de los diferentes grupos de trabajo del proyecto MCC-Spain, que intenta averiguar cómo influyen diferentes factores ambientales en el desarrollo de los cánceres más frecuentes entre la población española.
El que se haya comprobado que los consumidores de manera crónica de estos medicamentos tienen menos posibilidades de padecer estos cánceres abre la posibilidad a que las personas incluidas en un grupo de riesgo de desarrollar esta patología -por causas como antecedenes familiares- puedan ser tratadas con ellos como modo de prevención, ha destacado a DiCYT Víctor Moreno, director del Programa de Prevención y Control del Cáncer del Instituto Catalán de Oncología. La medida, sin embargo, se desaconseja para todo aquel que no tenga un riesgo evidente, pues el consumo habitual de estos productos causa una serie de efectos secundarios, ha matizado.
El estudio se ha efectuado mediante un sistema de casos y controles. Es decir, se ha estudiado a los pacientes de cánceres de mama, colon y estómago, a la vez que se ha encuestado a ciudadanos que no padecían esta enfermedad sobre el consumo de medicamentos a lo largo de su vida. Esto ha permitido evaluar las diferencias entre unos y otros y comprobar la relación de antiinflamatorios, estatinas y biofosfonatos con la aparición de los tumores, ha precisado.
Influencia del ambiente en el útero
Científicas del Área de Epidemiología Ambiental y Cáncer del Instituto de Salud Carlos III de Madrid han expuesto las características de su estudio, también dentro del marco del MCC-Spain, en el que trabajan para averiguar la relación entre el ambiente que los seres humanos tienen en el útero y el desarrollo posterior de cánceres como el de mama y el de próstata, ambos con un gran componente hormonal. "Es decir, cómo las hormonas a las que hemos estado expuestos durante etapas precoces de la vida pueden influenciar en que luego aparezca un cáncer", ha explicado a DiCYT Esther García, incestigadora de este centro.
Hay determinados estudios con animales y niños recién nacidos que sugieren que el ambiente hormonal intrauterino es un factor que puede llegar a aumentar la posibilidad de que una persona desarrolle un cáncer en la edad adulta. El que la madre menstrúe pronto por primera vez, el que tenga la menopausia más tarde o el que se quede embarazada de su primer hijo a una edad más avanzada hace que sus ciclos hormonales varíen, de ahí que los investigadores intenten averiguar cómo estos influyen en el desarrollo de cáncer de mama, por ejemplo, en sus descendientes.
"Sabemos que dentro del útero de la madre, una niña o un niño están expuestos a través de la placenta a las hormonas maternas. Y hay estudios en animales de laboratorio que demuestran cómo ese ambiente hormonal influye en la probabilidad de tener, particularmente, tumores hormonodependientes", ha apuntado Marina Pollán, directora de este Área del Instituto de Salud Carlos III.
Algunos de estos factores no son modificables, como la edad de la primera menstruación de una niña o la menopausia. Sin embargo, hay otros hábitos que están considerados agentes de riesgo que se pueden modificar, como evitar la obesidad -un factor que está detrás del desarrollo de tumores en mujeres que ya no tienen la regla-, moderar el consumo de alcohol o practicar ejercicio físico. Es recomendable, además, que a partir de los 50 años las mujeres se sometan a una mamografía cada dos años para ayudar al diagnóstico de cáncer de mama.
Sobre el proyecto MCC-Spain | |
El Consejo de Ministros aprobó en octubre de 2007 una encomienda gubernativa a los Centros de investigación Biomédica en Red en Epidemiología y Salud Pública (Ciberesp) para investigar el cáncer, con una dotación inicial de 635.000 euros. A esta financiación inicial se han sumado diversas fuentes, tanto en proyectos de investigación competitivos nacionales (FIS) como de las diferentes autonomías y municipios. Entre todas las vías, el plan cuenta con una dotación económica para el trienio 2009-2011 de 450.000 euros, además de con 513.995 de dos ayudas de proyectos FIS. Los grupos de investigación de 16 centros y 19 hospitales de 10 comunidades autónomasq que participan en este proyecto estudian la influencia de los factores ambientales en los cánceres de mama, de colon y de recto, de próstata y de estómago, además de en la leucemia linfocítica crónica. Su funcionamiento es en red, de modo que "cada uno ayuda al otro, pero no todos trabajan sobre lo mismo". El objetivo inicial del plan es realizar 3.000 controles y estudiar 7.000 casos, para así disponer datos de 10.000 ciudadanos. |