Alimentación España , Salamanca, Lunes, 31 de julio de 2006 a las 15:03

A más bosques, menos agua en los ríos

Un investigador salmantino analiza la relación entre el incremento de la superficie forestal en la región y el descenso del agua que llega a las cuencas fluviales

Ana Victoria Pérez/DICYT La superficie forestal de Castilla y León, lejos de menguar, se ha incrementado en un 14% durante las tres últimas décadas. Las causas de este fenómeno hay que buscarlas en el paulatino abandono de las prácticas agrícolas y ganaderas, así como en la despoblación de las zonas rurales. Este aumento del bosque supone también un descenso en el agua de lluvia que llega a los ríos, ya que los árboles retienen un porcentaje de las precipitaciones que vuelve a la atmósfera por evaporación. Este es el punto de partida del estudio que está llevando a cabo José Martínez Fernández, investigador del Departamento de Geografía de la Universidad de Salamanca, para quien el crecimiento de la cubierta vegetal en la comunidad se ha convertido ya en elemento clave a la hora de diseñar políticas de gestión de recursos hídricos.

"Uno de los efectos que provoca la presencia de vegetación es la modificación del flujo de precipitaciones hacia el suelo. La lluvia es retenida por las superficies vegetales, y hay una parte de ellas que no llega a tocar el suelo, ya que es devuelta a la atmósfera por evaporación", apunta Martínez Fernández. Cuantificar el volumen de agua que retienen los bosques de la Cuenca del Duero, y que por tanto nunca llega a formar integrarse en el caudal de los ríos es el objetivo final de su estudio, en el que también ha tomado parte el Grupo de Investigación de Recursos Hídricos de la Universidad de Salamanca.

Según los datos registrados en los tres inventarios forestales nacionales que se han realizado hasta la fecha, la superficie arbolada en Castilla y León es ahora 600.000 hectáreas mayor que en 1970. Por su parte, los datos del informe Castilla y León crece con el bosque, elaborado por la Consejería de Medio Ambiente, muestran que en algunos lugares de la comunidad, como la Cuenca del Duero, este incremento alcanza porcentajes cercanos al 58%. Entre las especies que más han aprovechado la nueva coyuntura destacan la encina (Quercus ilex) y el melojo (Quercus pyrenaica) que combinados ocupan un 48% de las zonas de bosque en la región. Las encinas han aumentado en un 76%, mientras que los melojares han crecido en un 85% en los últimos 30 años.

Estas son precisamente dos de las cuatro especies seleccionadas por José Martínez para formar parte del estudio de captación de agua de lluvia a través de la cubierta vegetal de la Cuenca del Duero, a las que se han unido también el Pinus pinaster y el Pinus sylvestris. "En el trabajo han quedado representados los principales tipos de bosque que forman parte del paisaje del Río a lo largo de su recorrido por tierras castellanoleonesas, y que ocupan en la actualidad 2’2 millones de hectáreas", explica el investigador charro. "Para el cálculo del volumen de agua interceptada por las especies de árboles seleccionadas hemos recurrido a los resultados de trabajos experimentales llevados a cabo con anterioridad para cada una de ellas. Así en el caso del Pinus pinaster se ha empleado como referencia el resultado de unas investigaciones desarrolladas para esta especie en Portugal, mientras que en el caso de los encinares hemos tomado como referencia un trabajo que se ha llevado a cabo en las dehesas cacereñas.

Agua evaporada


El análisis de los datos arroja cifras más que significativas: "El estudio establece una comparación entre el volumen de población de las especies mencionadas que presentaba la Cuenca del Duero en 1970, momento en el que se elaboró el primer Informe Forestal Nacional, y los registros contemplados en el últimos de los informes existentes, que se corresponden con el año 2002. En el primer caso, pinos, robles y encinas interceptaban anualmente unos 1.000 hectómetros cúbicos, una cantidad con la que se podría haber llenado el segundo mayor embalse de la Cuenca del Duero. Y a día de hoy el bosque retiene 750 hectómetros cúbicos más".

En ambos casos se trata de cifras significativas, que habrían incrementado el volumen de agua disponible durante las tres últimas décadas en un 75%, y que según advierte el investigador deben ser tenidas en cuenta la hora de proponer políticas de gestión, ya que a pesar de estar incluida en los registros de precipitaciones, este agua nunca llega a formar parte de los recursos almacenados en embalses y acuíferos.