Unas 8.000 gaviotas transitan a diario en invierno entre el río Tormes y el vertedero de Villamayor

JPA/DICYT El grupo local de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife) de Salamanca, en colaboración con el Ayuntamiento de la capital, está desarrollando el Proyecto Gaviota, una iniciativa de investigación sobre la presencia en la ciudad de esta especie de ave. Los ornitólogos llevan a cabo labores de anillamiento y un censo que ha revelado la presencia de unas 8.000 gaviotas que transitan a diario en la época invernal entre el río Tormes y el vertedero de Villamayor, el lugar donde encuentran alimento.

La gaviota reidora (Larus ridibundus), con alrededor de 4.000 ejemplares, y la gaviota sombía (Larus fuscus), con unos 2.500, son las dos especies que se encuentran con mayor abundancia en Salamanca. Sin embargo, también hay ejemplares de gaviota cabecinegra (Larus melanocephalus), gaviota enana (Larus minutus) y gaviota patiamarilla (Larus michahellis). La presencia de estas especies en territorios de interior se reduce a los meses de invierno y, en concreto, las que llegan hasta el río Tormes "proceden en su mayoría del Reino Unido y, en menor medida, de Galicia, algo que sabemos porque tras anillarlas, los científicos de estos lugares las han detectado allí", ha explicado a DICYT Rafael Vicente, coordinador SEO/Birdlife en Salamanca.

Punto de mayor concentración

A diario, estos miles de ejemplares de aves se desplazan a lo largo del río Tormes desde el embalse de Santa Teresa, donde tiene sus dormideros la gran mayoría, hasta el vertedero de la localidad de Villamayor, anexa a la ciudad, donde se alimentan. Al atardecer, toman el camino contrario, según las observaciones de los miembros del grupo, pero en cualquier caso, "las mayores concentraciones se producen en el vertedero y sus alrededores, puesto que allí es donde se alimentan todas las gaviotas", según Rafael Vicente, aunque algunos grupos de ellas duermen en otros puntos del río.

Medidas biométricas

SEO/Birdlife realiza otras muchas labores para conocer mejor a estas especies, como medidas biométricas o el control del peso, pero siempre procurando retener a los animales "un tiempo breve para no generarles estrés", afirma el coordinador. Esta labor adquirió especial relevancia cuando se produjeron en Europa los primeros casos de gripe aviar, de manera que en esa época se llevaron a cabo "análisis exhaustivos de muestras biológicas", teniendo en cuenta que esta especie realiza grandes movimientos migratorios, unos controles que en la actualidad ya no se requieren con urgencia, aunque los científicos no dejan de interesarse por una de las aves con mayor presencia en la ciudad de Salamanca y sus alrededores.