Salud España Madrid, España, Miércoles, 08 de febrero de 2006 a las 16:00

Una joven científica leonesa estudia un nuevo tratamiento del infarto basado en el empleo de células madre embrionarias

La investigación, realizada en un laboratorio de Madrid, podría incorporarse a una terapia que se prueba en la actualidad en varios hospitales castellanoleoneses

Miguel García-Sancho/DICYT Almudena Martínez, investigadora leonesa de 24 años, trabaja desde hace un mes en el manejo de células madre embrionarias -aquéllas con capacidad para transformarse en cualquier tejido de nuestro cuerpo- con el objetivo de que lleguen a reparar las zonas del corazón dañadas tras un infarto. El estudio, realizado en ratones, podría incorporarse a la terapia que se prueba actualmente en siete hospitales castellanoleoneses. Para ello deberán aún resolverse los problemas éticos, legales y técnicos asociados a este tipo de células.

Todos los días, Almudena observa el trabajo de Giovanna Giovinazzo, técnica doctora del Centro Nacional de Biotecnología de Madrid (CNB) y experta en el manejo de embriones de ratón. Con ello pretende adaptar los métodos de su compañera a la extracción de células que todavía no se han convertido en hígado, músculo o piel del roedor del embrión del animal. Cuando estas células -madre embrionarias- se introducen en un animal adulto, tienen la capacidad de desarrollarse en un corto espacio de tiempo. El sueño de Almudena es que, al situarlas junto a un corazón infartado, se transformen en músculo cardíaco y sustituyan a las dañadas.

 

"Actualmente barajo dos posibilidades", explicó a DICYT Almudena, licenciada en Farmacia por la Universidad de Salamanca hace tan sólo un año y medio. "La primera es diferenciar directamente las células madre a cardiomiocitos -células del músculo cardíaco- y la segunda introducirlas sin diferenciar en el corazón dañado para ver lo que sucede". La investigadora se inclina por la última opción, pues transformar artificialmente una célula madre es un proceso "muy laborioso" y así el embrión se convertiría en una fuente rápida y prácticamente ilimitada de células reparadoras.

 

Almudena también estudia introducir una sustancia fluorescente en las células madre que se iluminaría cuando se hubiesen diferenciado. Esta técnica, aplicada en laboratorios holandeses y estadounidenses, permite "no tener que parar el experimento" cada poco tiempo para ver si las células están listas.

 

Difícil aplicación en humanos

 

El objetivo de este estudio, realizado durante una estancia de Almudena en el CNB, es probar las células embrionarias en la terapia para trastornos cardíacos que actualmente se investiga en Valladolid. Estos tratamientos, desarrollados en el Instituto de Biología y Genética Molecular (IBGM, donde Almudena cursa su doctorado), han empleado hasta ahora células madre adultas, procedentes del propio paciente y con una menor capacidad de diferenciación. El uso de células embrionarias requiere aún un largo e intenso trabajo en ratón.

 

"Debemos investigar si, a medida que se diferencian, las células embrionarias dejan de dividirse", indicó a DICYT Ana Sánchez, directora de Almudena en Valladolid. De lo contrario, podrían derivar en tumores, enfermedades causadas por la proliferación incontrolada de células. Otro problema señalado por Sánchez es que "mientras las células adultas son autólogas -procedentes del propio pacience- las embrionarias son heterólogas" y pueden ser atacadas erróneamente por el sistema inmune.

 

La única solución a esta última dificultad es la clonación terapéutica, consistente en crear a partir de una célula del paciente un embrión que se aplicaría la terapia. Esta técnica -que despierta interrogantes éticos en Almudena- no es aún legal en España y ha estado envuelta en polémica tras el reciente fraude del científico coreano Hwan Woo-Suk, quien inventó haber clonado un embrión humano y haber obtenido células madre a partir de él.

 

Posible colaboración

 

El principal efecto a corto plazo del trabajo de Almudena, recientemente galardonada con el Premio Extraordinario Fin de Carrera de la Universidad de Salamanca, es abrir una línea de colaboración entre el CNB y el IBGM. En ella, la primera institución aportaría su experiencia en el manejo de células embrionarias y la segunda controlaría las terapias.

 

Según explicó a DICYT Miguel Torres, jefe del laboratorio de Almudena en Madrid, resulta difícil sistematizar este tipo colaboraciones, pues los programas de movilidad del Gobierno "sólo contemplan estancias en centros internacionales". El investigador ve "mucha calidad" en los insitutos de biología castellanoleoneses, especialmente en el IBGM y el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca.

 

 

Terapia a prueba en Castilla y León

El tratamiento para trastornos cardíacos que Almudena pretende mejorar con sus investigaciones se encuentra actualmente a prueba en siete centros sanitarios castellanoleoneses, todos ellos utilizando células madre adultas. Los hospitales General de Segovia, Universitario de Salamanca, Río Carrión de Palencia, General Yagüe de Burgos, Complejo Hospitalario de León, Clínico Universitario y Río Hortega -estos dos últimos en Valladolid- aplican la técnica a 100 pacientes y comparan su evolución con otros no tratados o con tratamientos alternativos.

 

Esta evaluación forma parte del ensayo clínico Tecam, iniciado hace un año y que, de concluir con éxito, introduciría rutinariamente el tratamiento en los hospitales españoles. Sus responsables son Francisco Fernández Avilés, cardiólogo en el Hospital Clínico Universitario; Javier García-Frade, del Servicio de Hematología del Hospital Río Hortega, y Ana Sánchez, investigadora en el Instituto de Biología y Genética Molecular, todos ellos en Valladolid.

 

Otros 70 pacientes tratados en fases anteriores del ensayo han mostrado mejora tanto en el bombeo como en la movilidad del músculo cardíaco.