Una herramienta determina el origen y la migración de peces invasores en la Patagonia
CONICET/DICYT Un equipo interdisciplinario de quince científicos y científicas, liderados por especialistas del CONICET, desarrollaron un método químico que permitirá definir con precisión el origen y las trayectorias migratorias del salmón Chinook (Oncorhynchus tshawytscha) en la Patagonia. Este Salmon es originario del Océano Pacífico Norte y tiene un comportamiento invasor en aguas patagónicas. Hoy en día está presente en tributarios de la mayoría de las cuencas hidrográficas australes más importantes de la Patagonia argentina y chilena, y comenzaron a registrarse capturas en otras zonas, inclusive en el río Paraná y la costa uruguaya. La herramienta y su validación se describen en la revista Science of The Total Environment.
El salmón Chinook, conocido popularmente como el “salmón rey” por alcanzar a pesar, en algunos casos, 57 kilogramos, se crió con fines comerciales en jaulas marinas en el sur de Chile y varios ejemplares que escaparon llegaron al sur de Argentina. “La mayoría de los salmones Chinook regresan al lugar donde nacieron para procrear, pero un porcentaje mínimo coloniza lugares nuevos. Así entraron primero a Tierra del Fuego, luego a Santa Cruz y Chubut y el año pasado se encontraron ejemplares en el Río de La Plata y en el Río Paraná”, explica Esteban Avigliano, líder del desarrollo, investigador del CONICET en el Instituto de Investigaciones en Producción Animal (INPA, CONICET-UBA) y primer autor del artículo, donde se describe un método que, a través del análisis de los otolitos del salmón Chinook, permite establecer el origen y trayectoria de estos peces, así como también la cronología de sus desplazamientos, en aguas saladas y dulces de Argentina.
“Conocer el origen natal y la tasa de retorno (o desvío) a los tributarios donde nacieron y van a reproducirse, sumado a otros aspectos de su ciclo de vida, son herramientas clave para entender los mecanismos de dispersión y desarrollar planes de manejo en los ambientes que están siendo colonizados, sobre todo cuando el uso del hábitat en estos ambientes generalmente no se comprende bien. Nuestro método será útil en tal sentido”, afirma Alejandra Volpedo, investigadora del CONICET, directora del INPA y una de las autoras del trabajo.
Se ha documentado que, en sus procesos migratorios e invasiones, el salmón Chinook pueden impactar severamente los ecosistemas al alterar la distribución de nutrientes y contaminantes, diseminando microorganismos y enfermedades y modificando así estructuras tróficas (las relaciones entre especies dentro de ecosistemas) y, de este modo, afectar negativamente la diversidad y poblaciones de peces nativos e incluso favorecer poblaciones de otras especies invasoras.
Una “caja negra” dentro del “salmón rey”
Para dejar descendencia, los salmónidos se rigen por lo que se conoce como natal homing o “filopatría”, es decir, regresan al sitio natal (inician su vida en los ríos, van al mar y vuelven para morir tras procrear) para reproducirse, sin embargo, cuando se trata de una especie invasora como el salmón Chinook, una menor parte de la población se extravía y se reproduce en áreas no natales y coloniza nuevas cuencas hidrográficas.
Avigliano y colegas demostraron que, al igual que la “caja negra” de un avión, los otolitos, estructuras en el interior del aparato vestibular (oído interno) de los salmones Chinook, guardan información sobre su origen (lugar de nacimiento) y recorrido de las cuencas hidrográficas que atravesaron a lo largo de su vida.
Como parte del estudio, los y las especialistas del CONICET y profesionales de otros organismos científicos tomaron muestras de agua de catorce cuencas del Pacífico, del Atlántico en Argentina y Chile.
“De acuerdo a nuestros análisis isotópicos, comprobamos que en cada tramo de las cuencas hidrológicas (y dependiendo también de la estación del año) la muestra de agua expresaba una firma química específica establecida por la relación entre dos isótopos (mismo elemento químico pero sus núcleos poseen diferente masa) de estroncio (Sr) de origen geológico, específicamente el 86Sr y el 87Sr. De este modo, desarrollamos un mapa de los cuerpos de agua donde a cada sitio le corresponde un valor o relación entre esos isótopos”, explica Avigliano.
Asimismo, los investigadores y las investigadoras pescaron 108 ejemplares de salmon Chinook en diferentes cuencas y comprobaron que los otolitos de estos peces guardan un registro histórico de las señales isotópicas en función de los ambientes experimentados a lo largo de la vida y las migraciones. Esta relación isotópica hallada en el otolito es idéntica a la masa de agua de cada río.
“Al igual que un árbol, los otolitos poseen anillos de crecimiento anuales. Al relacionar los valores de las relaciones isotópicas de las diferentes cuencas y en cada anillo de crecimiento de los otolitos de los salmones, podemos inferir el área de nacimiento y las fechas aproximadas de su localización geográfica a lo largo de su vida. De esta manera, pudimos validar la eficacia de nuestra herramienta”, destaca Avigliano.
“Los otolitos mantienen un registro cronológico de las firmas geoquímicas experimentadas por los peces de cada lugar que habitaron. Por ejemplo, si los lechos de los ríos poseen rocas de diferente tipo o antigüedad, la composición geoquímica cambia y las relaciones isotópicas o firmas isotopicas también van a ser diferentes. Esta información sobre el ambiente es registrada en esa estructura interna del oído de los peces”, explica Volpedo.
“Los resultados de nuestro estudio indican que hay un grado de aislamiento muy grande entre los salmones Chinook del Pacífico y los del Atlántico, que se diferenciaron mucho y se adaptaron a otros ecosistemas”, afirma Avigliano.
Asimismo, Avigliano y Volpedo destacan que esta metodología contribuirá a entender los mecanismos de dispersión de los salmones Chinook, y de otras especies de peces, y aportará elementos para desarrollar planes de manejo en ríos de la Patagonia.
“Nuestra herramienta contribuirá a generar modelos discriminatorios que permitan inferir el origen natal no solo del salmón Chinook, sino también de otras especies de salmónidos invasores, incluso discriminar si provienen de poblaciones acuícolas o silvestres”, concluyó Volpedo.
Para finalizar, Avigliano destaca que el trabajo pudo realizarse gracias a la colaboración Tomás Chalde y Facundo Llompart (CADIC, CONICET), Cecilia Di Prinzio (CONICET-FCNyCS- LIESA-UNPSJB), Patricio Solimano (CIT Rio Negro-CONICET), Alejandra Volpedo (INPA-CONICET), Boris Diaz (INTA EEA Santa Cruz), Cristóbal Garcés (Universidad Austral de Chile), Javier Diaz Ochoa y Cristian Aldea (Universidad de Magallanes, Chile), Edwin Niklitschek (Universidad de Los Lagos, Chile), Ming-Tsung Chung (Universidad Nacional de Taiwan), Kuo-Fang Huang (Academia Sinica, Taiwan) y Camille Duquenoy y Mathieu Leisen (Universidad de Toulouse, Francia).