Una empresa de Castilla y León desarrolla nuevas vacunas contra el cáncer de cuello de útero
Cristina G. Pedraz/DICYT El cáncer de cuello de útero es un tumor de crecimiento lento que, en su inicio, no presenta síntomas. Es el segundo más frecuente en las mujeres y causa unas 20 muertes al año en Castilla y León. Está causado por el Virus del Papiloma Humano (VPH), cuya transmisión es por vía sexual en un 70 por ciento de los casos, aunque en su aparición concurren además algunos factores relacionados con el estilo de vida como fumar, usar anticonceptivos orales o deficiencias inmunitarias. La mayoría de los casos de cáncer de cuello de útero aparecen entre los 35 y los 55 años. Para reducir esta incidencia al máximo posible es fundamental la prevención, y la mejor manera de prevenir es evitar la aparición del VPH, para lo que se recurre a la vacunación.
Una empresa ubicada en la Bioincubadora del Parque Tecnológico de Boecillo (Valladolid), VLPbio, avanza en el desarrollo de una nueva generación de vacunas contra el VPH. Se trata de vacunas basadas en una tecnología denominada VLP (siglas en inglés de Virus Like Particles) y ya han sido patentadas.
“En la mayoría de los casos la respuesta inmune generada para combatir el cáncer en personas afectadas por esta enfermedad, no es suficiente para eliminar por completo las células cancerígenas; precisamente la vacunación con nuestras VLPs quiméricas supone un tratamiento inmunoterapéutico donde se estimula y potencia la respuesta inmune que de forma natural resulta insuficiente. Concretamente, nuestras VLPs son proteínas víricas estructurales capaces de formar la estructura real de un virus pero que carecen de material genético, de modo que no son infecciosas y mantienen la inmunogenicidad y estabilidad de la partícula viral. La combinación de antígenos tumorales unidos a la VLP, formando las denominadas VLPs quiméricas, es una forma de potenciar la respuesta inmune del organismo frente al antígeno tumoral que se esté expresando en las células cancerígenas”, explica a DiCYT Emilio Gutiérrez, director gerente de la compañía.
De este modo, este tipo de vacunación estimula el sistema inmune, evitando la tolerancia del cuerpo a las células cancerosas. Asimismo, en las enfermedades infecciosas como el cáncer de cuellos de útero puede proteger contra las cepas cambiantes, de forma que su desarrollo ayudaría a combatir enfermedades con gran incidencia en la población que hoy en día con difíciles de tratar.
“En nuestro caso de estudio en cáncer de cuello de útero la vacuna tiene una eficacia en ratones del 100% de regresión y 100% de supervivencia. Es algo poco común y aunque no certifica que en humanos vaya a funcionar igual, los resultados son inmejorables”, señala Gutiérrez. El equipo investigador de la empresa, formado por tres doctoras especialistas en biología molecular que trabajan en los laboratorios de la Bioincubadora, se ampliará en los próximos meses para abordar los nuevos ensayos clínicos.
Según apunta, “en un corto plazo queremos desarrollar el proceso de producción y producir a gran escala con el apoyo de un socio”. “Una vez llevada a cabo esta parte se iniciarán las pruebas preclínicas en animales para demostrar que nuestro medicamento no es tóxico. Si todo esto se cumple satisfactoriamente pasaríamos a la fase clínica I, en la que debemos demostrar que tampoco es tóxico en humanos. Además, en esta fase se pueden hacer ya algunas pruebas de eficacia en humanos, que no serían las equivalentes a la fase clínica II regulatoria pero sí nos darían unos indicadores. Hay que tener en cuenta que muchas tecnologías “mueren” en la fase II porque no son lo suficientemente eficaces en humanos. Nosotros no podemos asegurarlo pero, en comparación con otras tecnologías existentes actualmente, tenemos mejores resultados”, asegura el responsable de la empresa, quien avanza que ya están trabajando en más vacunas basadas en la tecnología VLP para combatir otras enfermedades.
La empresa VLPbio se puso en marcha hace aproximadamente un año a través de cinco promotores, dos de ellos castellano leoneses, y ha recibido el apoyo de la Asociación Española de Bioempresas (ASEBIO), la Junta de Castilla y León a través de la Agencia de Desarrollo Económico (ADE), La Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) a través de la antigua Genoma España, y el Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX).