Salud España Valladolid, España, Jueves, 22 de enero de 2004 a las 19:13

Una de cada 300 personas padece algún tipo de ametropía

El brasileño Paulo Ferrara impartió una conferencia en el Instituto de Oftalmobiología Aplicada de Valladolid

BGA/DICYT Una de cada 300 personas padece algún tipo de ametropía en su visión, según explicó el doctor Paulo Ferrara, director del Center for Advanced Ophthalmology de Belo Horizonte en Brasil, quien estuvo en Valladolid con motivo de una charla que impartió en el Instituto de Oftalmobiología Aplicada (IOBA) bajo el título de Anillos intraestromales para el tratamiento de enfermedades corneales.

Paulo Ferrara indicó que los síntomas de esta disfunción son similares a los de una miopía o un astigmatismo muy acusados, pero los motivos que los provocan son diferentes.

En este sentido, apuntó que ambos están basados en errores refractivos en el ojo, que implican que la cornea no tenga las dimensiones adecuadas para que el foco de luz se forme sobre la retina.

En el caso de enfermedades como el queratocono, una de las especialidades del doctor, el origen es genético y, por lo tanto, hereditario. Se trata de una dolencia que además es degenerativa, y que se caracteriza por una dilatación de la cornea que provoca la aparición del error refractivo en la visión. Los pacientes que sufren estos problemas tienen también, debido a la fragilidad de la cornea, una baja tolerancia a las lentes de contacto que se podrían utilizar para su corrección, lo que hace muy difícil el tratamiento.

El doctor Ferrara explicó a los asistentes la técnica que se utiliza en el centro que él dirige y de la que han sido pioneros en Brasil, aunque desde hace dos años se está implantando en algunas clínicas españolas.

Esta técnica consiste en la implantación de lo que se llaman anillos de una materia acrílica, perfectamente tolerada por el cuerpo humano, que les permite engrosar la cornea y contribuir a su refortalecimiento, lo que implica que los pacientes mejoren su visión y aumenten su tolerancia a las lentes de contacto que les permitirán recuperar unas mejores condiciones en la vista.

Hasta la puesta en práctica de esta nueva técnica, la solución que se daba a los pacientes pasaba por limar con láser la cornea, por los lugares en los que presentaba la deformidad, de modo que se corregía en parte la visión, pero también se hacía que esta parte del ojo tuviese una constitución aún más frágil.