Una anguila recién descrita produce las descargas eléctricas más potentes del reino animal
DICYT - Desde hace más de 250 años, la comunidad científica conoce los “poderes” de las anguilas eléctricas: emitir descargas a través del agua para paralizar a sus presas. Pero hasta ahora pensaban que este animal constituía una sola especie, ‘Electrophorus electricus’, que se distribuye por la cuenca del Amazonas. Su tamaño y morfología era muy similar y nada hacía sospechar lo contrario.
Ahora, una investigación publicada en la revista ‘Nature Communications’ realiza dos grandes aportaciones en el conocimiento de este paradigmático animal: la anguila eléctrica constituye en realidad tres especies diferentes, la ya conocida ‘Electrophorus electricus’ y las recién descritas ‘Electrophorus varii’ y ‘Electrophorus voltai’, y esta última es, además, la especie biológica capaz de producir las descargas eléctricas más potentes.
En concreto, los científicos han documentado que ‘E. voltai’ genera descargas de 860 vatios, lo que la convierte en el ‘generador’ de bioelectricidad más fuerte conocido hasta la fecha. Como detalla a DiCYT C. David de Santana, investigador del Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian, estos datos son resultado de un proyecto en curso financiado por el propio Smithsonian y por la Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de São Paulo (FAPESP).
“Este proyecto tiene como objetivo describir a la mayoría de especies de peces eléctricos de América del Sur y situarlos en el árbol de la vida. También incluye expediciones para inventariar y cerrar brechas de muestreo en áreas remotas de esta región”, asegura el científico, quien añade que, como resultado, esperan emplear a los peces eléctricos como modelo para comprender la diversificación de organismos acuáticos a escala continental.
Tal y como detalla, en América del Sur hay más de 250 especies de peces –del orden de los Gymnotiformes- capaces de producir pequeñas descargas eléctricas de hasta tres voltios que utilizan para orientarse o para comunicarse. En el caso de las anguilas, el objetivo principal del trabajo fue probar la existencia de una sola especie, ‘E. electricus’. Para ello, los científicos capturaron 107 ejemplares en Brasil, Guayana Francesa, Guyana y Surinam. A partir de estudios morfológicos –anatomía comparada-, genéticos y ecológicos, determinaron que las anguilas eléctricas de la cuenca del Amazonas pertenecen a tres especies diferentes que evolucionaron de un ancestro común hace millones de años.
“Morfológicamente, podemos diferenciar las especies mediante una combinación de caracteres como la forma de la cabeza, la cantidad de poros a lo largo de la línea lateral y las aletas pectorales. Genéticamente difieren en más del 6’5 por ciento de su ADN mitocondrial”, precisa De Santana. En general, se reconocen nuevas especies de vertebrados cuando las diferencias genéticas son mayores del 2 por ciento. Por ejemplo, ilustra el investigador, “los humanos y los chimpancés tienen menos del 2 por ciento de diferencia genética”.
Asimismo, a nivel ecológico estas especies ocupan diferentes hábitats en la selva amazónica. ‘E. varii’ habita las tierras bajas: una región a 100 pies bajo el nivel del mar, caracterizada por aguas turbias con fondos fangosos, alta cantidad de minerales disueltos –lo que significa una alta conductividad- y períodos de escaso oxígeno en el agua. Por el contrario, ‘E. electricus’ y ‘E. voltai’ viven en las tierras altas, a 100 pies sobre el nivel del mar, con rápidos, caídas y ríos bien oxigenados de aguas claras con baja conductividad, ocupando fondos rocosos o arenosos.
Estos nuevos hallazgos, 250 años después de la primera descripción de la anguila eléctrica, ponen de manifiesto la necesidad de proteger los puntos críticos de biodiversidad de la Tierra. “Una enorme cantidad de especies están esperando ser descubiertas en la selva amazónica. Muchas de ellas pueden albergar la cura para enfermedades o inspirar innovaciones tecnológicas. Es necesario reforzar la protección de estos entornos”, concluye el investigador principal. En el proyecto participan también científicos de Brasil, Surinam y Suiza.