Tecnología España , Burgos, Mi茅rcoles, 10 de febrero de 2010 a las 16:10

Un nuevo tipo de sensores qu铆micos es capaz de detectar de manera selectiva sustancias contaminantes

En una investigaci贸n de la Universidad de Burgos, la manipulaci贸n de mol茅culas de azufre y nitr贸geno ha dado lugar a sondas cromog茅nicas que se alteran ante la presencia de mercurio y cianuro

Elena Rodríguez/DICYT Pedro Fuertes comenzó su tesis doctoral en la Universidad de Burgos con el objetivo de estudiar moléculas compuestas por azufre y nitrógeno y comprobar sus propiedades. Esas moléculas se denominan heterociclos: hetero por la ausencia de carbono y ciclo porque los átomos se disponen en forma de corro. Sin embargo, la casualidad hizo que las investigaciones que se desarrollaban entonces en el Departamento de Químicas dieran con una composicion que cambiaba de color ante la presencia de determinadas sustancias.

 

“Al comprobar las propiedades cromogénicas de estos heterociclos, di un vuelco a mi investigación para dar con aquellas sustancias (sondas cromogénicas), que cambiaran de color ante la presencia de elementos contaminantes. Y lo conseguimos: dimos con sensores específicos hacia un determinado catión, como el mercurio o el cobre, y en el casio de aniones, hacia el cianuro” explica Pedro Fuertes.

 

La tesis de este burgalés recién nombrado Doctor por la Universidad de Burgos es un ejemplo más de las aplicaciones prácticas que pueden tener las investigaciones científicas. “Es el eterno debate entre la Ciencia básica y la aplicada. No sólo hemos optimizado estructuras, hemos creado algo con una utilidad clara y por lo tanto, una posible venta posterior”, señala María García Valverde, una de las directoras de la tesis.

 

“Donde más éxito han tenido las sondas de Pedro es en la detección de mercurio, un destacado contaminante medioambiental”, apunta el profesor Tomás Torroba. El mercurio abunda, por ejemplo, en zonas en las que se concentran centrales térmicas, porque, al quemar el carbón, producen una emisión de mercurio que acaba disuelto en el agua. Este tipo de sensores permitirá que los científicos lo detecten.

 

Sofisticado equipamiento
 
La investigación de Pedro Fuertes comenzó en 1999, poco después de la creación de la Facultad de Ciencias de la UBU. “Trabajábamos en un laboratorio con muy pocos medios. Lo llamábamos Siberia, por el frío que hacía”, recuerda Tomás Torroba. Esta tesis ha evolucionado de forma paralela a la Universidad de Burgos. De esta forma, las investigaciones que se iniciaron en aquel entonces estaban muy limitadas por los escasos aparatos y técnicas instrumentales de las que disponían. Con la dotación de la Facultad, las condiciones de trabajo del Departamento de Químicas permitieron el desarrollo de proyectos más sofisticados. “En el caso de Pedro,se nos abrió el camino para buscar aplicaciones a sus objetivos iniciales”, sentencia Torroba.