Un modélico estudio ambiental en la cuenca del río Águeda
José Pichel Andrés/DICYT El Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología (IRNASA, centro perteneciente al CSIC), la Universidad Europea Miguel de Cervantes de Valladolid y el Instituto Politécnico de Castelo Branco han desarrollado un proyecto de caracterización ambiental y análisis de riesgos naturales en la cuenca del río Águeda, que se localiza casi en su totalidad en el Suroeste de la provincia de Salamanca, salvo una pequeña parte de Portugal. Los resultados, que se recogen en la publicación ‘Cuenca del río Águeda: un territorio para dos países’, indican altos niveles de arsénico y de radiación gamma en algunos puntos, aunque no suponen un problema grave para la salud y el medio ambiente.
Desde el punto de vista científico, lo más importante es que se trata de un proyecto piloto que puede utilizarse como referencia para el estudio de otras cuencas más amplias o con mayores problemas de contaminación. “Es un proyecto multidisciplinar que ha tenido como finalidad diseñar un modelo de impactos y riesgos ambientales extrapolable a otras cuencas fronterizas”, declara a DiCYT la investigadora del IRNASA María Jesús Sánchez Martín.
Sin embargo, desde el punto de vista del interés más práctico e inmediato, la investigación ha aportado valiosos datos para la gestión del territorio, en especial, sobre contaminaciones muy localizadas de elementos como el arsénico. En la zona hay hasta 60 minas abandonadas de minerales como el wolframio y el estaño y como subproducto de esta explotación aparece el arsénico, un elemento tóxico que puede entrar en la cadena alimentaria localmente.
Según los científicos, el problema está muy localizado, especialmente en minas como las de Navasfrías, Barquilla, El Payo, o Puerto Seguro. Por lo tanto, no representa un riesgo importante para la población, aunque deberían cercarse estos lugares para impedir el pastoreo de esas zonas. Incluso en el caso de Navasfrías se ha llegado a acondicionar una área recreativa para visitas sobre suelo contaminado.
Los investigadores han realizado más de 200 tomas de muestras en aguas superficiales y subterráneas para su control analítico, sobre todo de arsénico y uranio y pesticidas agrícolas. En algunos casos, sobre todo en función de la época del año, también se ha localizado contaminación procedente de actividades agrícolas por el uso de pesticidas hasta niveles superiores a lo permitido para el agua de bebida, pero en general el impacto de estos compuestos no es relevante.
Uranio y radiación gamma
Mucho más significativa es la presencia de uranio, ya que esta zona es muy rica en este elemento que se utiliza como combustible nuclear. En particular, la mina de Saelices el Chico fue una de las más importantes de Europa Occidental, pero también hay otros yacimientos que no se han llegado a explotar como los de Alameda de Gardón, Villar de la Yegüa, Gallegos de Argañán, Casillas de Flores, Ituero de Azaba, San Felices de los Gallegos, Lumbrales y Sobradillo.
Como consecuencia de esta riqueza en uranio, “existe una anomalía importante de radiación gamma, sobre todo en la comarca de Campo de Argañán”, apunta el investigador Antonio García Sánchez. La radiación gamma son ondas electromagnéticas de mucha energía y potencialmente pueden ser un peligro para la salud. La presencia de uranio explica que esta zona sea uno de los puntos con niveles más altos de radiación gamma de toda la península ibérica. También existen aguas con alta radiactividad, así que está prohibido el uso de pozos profundos para el abastecimiento de algunos pueblos de la cuenca.
Aunque toda esta información ya era conocida, el estudio sistemático y exhaustivo que ha aportado este proyecto, que forma parte del Programa Operativo de Cooperación Transfronteriza España-Portugal (POCTEP), financiado con fondos FEDER, ha servido para aportar datos mucho más concretos que se registran en sistemas de información geográfica (SIG). “Aunque la contaminación es natural, es importante conocerla y ver cómo está distribuida en la región, de esta forma en cualquier momento podemos ver qué riesgos existen en un determinado punto”, comenta María Jesús Sánchez.
El proyecto se inició en 2011 y, aunque su finalización estaba prevista para 2013, cuenta con una prórroga hasta junio de 2014. La Universidad Europea Miguel de Cervantes ha estudiado los cambios de uso del suelo; los investigadores portugueses, el comportamiento de elementos contaminantes a través de modelos geoestadísticos; y el IRNASA ha puesto en marcha diversas metodologías de evaluación de los impactos y riesgos ambientales a través del análisis de aguas, suelos y plantas.
Difusión de los datos y de la experiencia
La cuenca del río Águeda, afluente del Duero, es un pequeño territorio de 2.660 kilómetros cuadrados situado en la frontera entre España y Portugal, pero la metodología empleada en su análisis es aplicable a otros lugares. “Nos hemos encontrado con una contaminación de origen natural, pero en Europa hay grandes cuencas muy contaminadas por acción del hombre, por ejemplo, entre Alemania y Chequia”, apunta Sara Sánchez González pensando en la utilidad de trasladar a otras zonas esta experiencia.
Uno de los objetivos comunes de los tres centros de investigación es dar a conocer los resultados del trabajo, de manera que el libro ‘Cuenca del río Águeda: un territorio para dos países’ ha sido ampliamente distribuido entre las administraciones y responsables que pueden tomar decisiones de gestión y, además, se han organizado diversas charlas de educación ambiental para diversos colectivos.