Un investigador de Estados Unidos presenta en Salamanca su proyecto para personalizar los implantes cocleares
JPA/DICYT Mario Svirsky, investigador del departamento de Otorrinolaringología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York, ha sido uno de los grandes expertos mundiales que ha participado hoy en la inauguración de las II Jornadas Internacionales sobre Avances en Audiología que se celebran en Salamanca, organizadas por el Instituto de Neurociencias de Castilla y León. Svirsky ha comentado las investigaciones que lleva a cabo para intentar ajustar los implantes cocleares a las necesidades de cada paciente.
"Los implantes cocleares son artefactos eléctricos para las personas totalmente sordas que restauran la audición mediante estimulación eléctrica al nervio auditivo", ha declarado a DiCYT momentos antes de comenzar las jornadas. "El problema para las personas que son totalmente sordas es que las audioprótesis no sirven, porque lo que hacen es simplemente amplificar el sonido. Pero si las células que transforman el sonido en impulsos nerviosos no funcionan, no sirve de nada amplificar", apunta.
Por eso, lo que hace el implante coclear es recibir el sonido mediante un micrófono, el cuál es procesado por una pequeña computadora que se sitúa tras la oreja del paciente y codifica la información para enviarla por radiofrecuencia a un aparato electrónico implantado en el hueso temporal del paciente. Ese aparato electrónico decodifica la señal y envía impulsos nerviosos a electrodos que están en el oído interno y que estimulan las neuronas directamente, con lo cual se restaura la audición. "La mayor parte de los pacientes que se volvieron sordos después de adquirir el lenguaje responden muy bien, pueden tener conversaciones incluso por teléfono, sin ayudarse de la lectura de labios, pero tienen dificultades en situaciones de ruido de fondo o para disfrutar la música", señala el especialista.
Desde que hace años comenzaron a realilzarse los primeros implantes, se han producido mejoras tecnológicas en los aparatos y en el procesamiento de las señales que reciben. "Nosotros trabajamos en personalizar la prótesis para cada paciente. En este momento, la frecuencia que es asignada a cada electrodo es estándar, se le da la misma a cada paciente. Esto es como si a cualquier persona que necesite gafas le diéramos las mismas, en promedio verían mejor pero no sería ideal para cada paciente, así que es una dirección de futuro", apunta Svirsky.
Por eso, su línea de investigación consiste en buscar una "estrategia para cambiar el mapa de frecuencia acústica de los electrodos en tiempo real". Para ello, "metemos al paciente en una cámara insonorizada para que escuche sonidos que puede ir regulando, como si fuera una radio, con un par de diales hasta que los oiga bien. En realidad, lo que hace es mover el mapa de frecuencias hacia arriba o hacia abajo hasta llegar al que le parezca óptimo, de una forma parecida a cómo el oftalmólogo obtiene las lentes ideales para cada persona", señala el científico de la Universidad de Nueva York, que advierte de que se trata de una fase aún experimental de la investigación.
En cualquier caso, con respecto a la mejora de la audición, existen innovaciones aún más revolucionarias, como la posibilidad de poner electrodos directamente en el nervio en lugar de hacerlo en el oído interno. O como las prótesis que estimulan otras partes del cerebro, como el tallo cerebral, por ejemplo, dependiendo de la patología. Además, están los posibles desarrollos que tienen que ver con la regeneración de las células que transforman la señal acústica en impulso nervioso. Con respecto a esto último, "aún estamos en una etapa muy temprana de la terapia celular, que aún no ha dado el paso a las investigaciones clínicas y quizá nunca se llegue a ello", comenta el experto.