Salud México , Nuevo León, Jueves, 01 de octubre de 2009 a las 18:08

Un investigador crea una macromolécula para atacar la epilepsia desde el cerebro

La nanoestructura, basada en dendrímeros, libera en el cerebro fármacos de forma controlada y automática como tratamiento de la epilepsia

ITM/DICYT La epilepsia es una enfermedad que afecta a 50 millones de personas en todo el mundo. La estadística toma mayor importancia para los países en desarrollo donde el 90 por ciento de los enfermos no reciben una atención médica adecuada. Bajo estas circunstancias, investigadores adscritos a la Cátedra de Investigación en Biofármacos del Campus Monterrey, se han dado a la tarea de buscar nuevos medicamentos antiepilépticos y mejores vías de administración. 

 

Es el caso del doctor Jesús Valencia Gallegos, quien está desarrollando una molécula esférica para concentrar los componentes (carga activa) y liberarlos gradualmente dentro del cerebro. Bajo esta forma se podrían obtener beneficios importantes, como aplicar menores dosis y tener menos efectos secundarios, incluso hasta una menor participación del paciente en la terapia, ya que la investigación del doctor Valencia se concretará en un fármaco se libere por sí mismo en un periodo de tiempo mayor.

 

"Estamos creando una nanoestructura dendrimérica con alta capacidad de carga, entrega y liberación controlada de fármacos, la cual, en su última fase, podría introducirse directamente al cerebro humano. Así, en lugar de que el paciente tome una dosis del fármaco cada tres horas, lo tomaría cada 24", explica el investigador.

 

Medicina "a domicilio"

 

Los dendrímeros son macromoléculas globulares de construcción con alto grado de control; su función es llevar el medicamento al lugar exacto donde deben actuar. En este caso, al cerebro. "Los dendrímeros trasladan el fármaco al lugar indicado del cuerpo. Esto tiene grandes ventajas: el medicamento no afecta a las células sanas; los efectos secundarios se reducen, pues el fármaco no llega a otras partes del cuerpo; hay un mayor aprovechamiento de la medicina; el perfil de liberación (la dosis) se mantiene constante, y el paciente tiene menos participación en la terapia", menciona.

 

El dendrímero que desarrolla el doctor Valencia está diseñado para liberar ácido gamma-aminobutírico (GABA), un compuesto que actúa como neurotransmisor inhibitorio en el cerebro, regula la actividad neuronal y controla algunas situaciones patológicas del sistema nervioso central, en especial los ataques epilépticos. Esta sustancia también está asociada con el control de desórdenes neurológicos como el mal de Parkinson, la ansiedad y el dolor.

 

El doctor Valencia menciona que a mediano plazo se planea crear otras modulaciones que permitan combinar varios medicamentos o, incluso, cocteles de fármacos para que cada uno de ellos tenga un lugar de acción diferente y, por consecuencia, un mejor tratamiento de las enfermedades. "Todo esto bajo la premisa de que los residuos son biocompatibles y que no se están introduciendo al organismo sustancias dañinas como productos secundarios", dice.

 

Primeros en usar dendrímeros para la liberación controlada de GABA

 

La siguiente etapa de este proyecto será la realización de pruebas in vivo. "Hemos hecho contacto con el doctor Demetrio Arcos de la Escuela de Medicina. Con él programaremos algunas pruebas. Para ello debemos sintetizar el compuesto y armar un equipo de trabajo que se integre de investigadores y estudiantes de posgrado quienes trabajarán en el desarrollo de fármacos de este tipo y con esta plataforma".

 

La estrategia de construcción del dendrímero se encuentra en proceso desde hace más de cinco años; el investigador aseguró que el Tecnológico de Monterrey fue la segunda institución en todo el mundo en desarrollar la estrategia de construcción de dendrímeros, y la primera en usar estas moléculas para la liberación controlada de GABA.

 

"No se han localizado antecedentes de la construcción de este tipo de estructuras por síntesis convergente a nivel mundial. Actualmente, este proyecto cuenta con una solicitud de patente ante el Instituto Mexicano de Propiedad Industrial, y tiene otra a nivel internacional".

 

También indicó que el producto, además de sus beneficios clínicos, tendrá ventajas sociales, elevando la calidad de vida de los pacientes, sobre todo en aquellos que no se encuentren cerca de los centros urbanos. "En América Latina existe una baja disponibilidad del fármaco. Dado que en las comunidades rurales el acceso a los medicamentos es más difícil, el tener un mecanismo de liberación controlada que permita durar más tiempo, alivia el problema de la distribución".