Alimentación España , Valladolid, Jueves, 05 de marzo de 2009 a las 19:08

Un experto asegura que el problema de los transgénicos es el rechazo de la opinión pública europea

El profesor de Nutrición Emiliano Quinto cree que los OMG son más fáciles de introducir entre el público americano al ser menos sensible a la seguridad alimentaria

CGP/DICYT La controversia en relación a los alimentos transgénicos, aquellos modificados genéticamente con el fin de aportar nuevas propiedades, ha protagonizado la cuarta jornada del curso ‘La dieta como herramienta de trabajo científico’, que se imparte desde el lunes en la Facultad de Medicina de Valladolid. El encargado de impartir la charla de hoy ha sido el profesor de Nutrición Emiliano Quinto, quien ha asegurado que el único problema para el desarrollo de estos productos es el rechazo por parte de la opinión pública europea.

 

Tal y como ha explicado en declaraciones recogidas por DiCYT, el público europeo “no se fía de los transgénicos”, que son más fáciles de introducir en el mercado americano al ser “menos sensible a la seguridad alimentaria”. A su juicio, los europeos no tienen una buena predisposición cuando se habla de manipulación genética en términos alimentarios, por lo que la solución pasa “por informar más y mejor a la opinión pública”.

 

Ante la controversia en este sentido, Emiliano Quinto se muestra partidario de que sean los ciudadanos los que “investiguen” por su cuenta y formen su propia opinión, en base a que instituciones oficiales como la AESA (Agencia Española de Seguridad Alimentaria) concluyen que “en principio, y para los usos que actualmente se hacen de los transgénicos, no tiene por qué haber riesgo para el organismo, aunque una fiabilidad cien por cien tampoco existe”.

 

En esta línea, ha señalado que evaluar a largo plazo las posibles repercusiones de los alimentos modificados genéticamente es “difícil”. Además, el cultivo de estos productos se encuentra afectado por el enfrentamiento entre agrupaciones con opiniones antagónicas al respecto. Por un lado, las empresas multinacionales encargadas de vender estos OMG (Organismos Modificados Genéticamente), y que poseen grandes grupos de investigación, consideran que se utilizan menos pesticidas o sustancias químicas en el campo, lo que abarata el proceso, y que se aumenta la producción “pudiendo ser la solución a la hambruna”.

 

Mucho por hacer

 

Por otro lado, según Emiliano Quinto, las asociaciones ecologistas afirman que los productos se hacen inmunes a algunas plagas o enfermedades pero se hacen propensas a otras y que no han solucionado la hambruna. Asimismo, las organizaciones ecologistas se muestran disconformes con que las semillas de la tierra sean propiedad “de una empresa” que las modifique interrumpiendo el proceso natural.

 

En cualquier caso, Emiliano Quinto concluye que la modificación genética de alimentos es un tema “relativamente reciente” y “muy confuso”. “Queda mucho por hacer y hay numerosos grupos investigando en este sentido, sobre todo las multinacionales pero también las universidades. La manipulación genética cada vez avanza más y se necesitan mayores comprobaciones respecto a la sanidad de los alimentos”, ha subrayado.

 

Enriquecimiento de cultivos
Cuando a una planta se le introducen genes nuevos o se le modifica alguno propio, se convierte en un cultivo transgénico. El proceso consta de dos fases: la transformación, que es la etapa en que se introduce el gen, y la regeneración, que consiste en la obtención de una planta completa a partir de esa célula transformada.
Los genes pueden proceder de cualquier ser vivo, pero los científicos sólo utilizan aquellos que tienen una función perfectamente conocida. Además de hacer las plantas más resistentes, existe la posibilidad de enriquecer los cultivos con nuevas propiedades que les hagan más nutritivos, como es el caso del llamado arroz dorado, cultivado en Asia, que aporta vitamina A, muy escasa en la dieta de los habitantes de grandes zonas de este continente.
En realidad, la ingeniería genética acelera el proceso que ha llevado a cabo la agricultura durante miles de años, a través de la repetición de los procesos de hibridación y selección de plantas. El agricultor ha cruzado distintas especies, de manera que se han combinado genes al azar y las variedades actuales difieren mucho de sus antepasados silvestres.