Environment Brazil , Brasil, Wednesday, January 24 of 2024, 11:45

Un estudio señala las áreas prioritarias para la conservación de un crustáceo amenazado de extinción

El cangrejo terrestre Johngarthia lagostoma existe solamente en cuatro islas oceánicas del mundo. Luego de arrojar sus larvas al mar, los ejemplares que logran regresar se establecerán en áreas más altas

 

Agência FAPESP/DICYT - Entre los meses de diciembre y abril es posible notar una peculiar migración en Ilha da Trindade, la isla que constituye el territorio más oriental de Brasil, situada a 1.200 kilómetros de Vitória, ciudad costera y capital del estado de Espírito Santo. Provenientes de las montañas, centenas de cangrejos terrestres (caranguejos-amarelos en portugués, Johngarthia lagostoma) se dirigen hacia la playa, en donde copulan y arrojan sus larvas al mar. Los cangrejos terrestres se agrupan en la playa en medio de la vegetación.

 

La presencia de especies vegetales es fundamental para la alimentación y como refugio de la especie (foto: Márcio Camargo Araújo João) Una vez que las larvas se desarrollan, los ejemplares jóvenes buscan ambientes terrestres, en un proceso de migración aún más desafiante que comprende la búsqueda de áreas para vivir en las partes más altas de la isla, como Morro do Príncipe, un cerro de 136 metros por sobre el nivel del mar, o Pico do Desejado, con una altura de 612 metros.

 

Cuando se vuelven adultos, rehacen el camino de sus mayores hacia las playas, como Praia dos Andradas, que constituyen las áreas reproductivas, y así recomienzan su ciclo vital. Esta información básica pero esencial para la conservación de esta especie en peligro de extinción es una entre las que se recabaron en el marco de un proyecto apoyado por la FAPESP. Y los resultados de dicha investigación salieron publicados en la revista Marine Ecology. El grupo de investigadores brasileños, encabezado por científicos de la Universidade Estadual Paulista (Unesp), cuenta también con autores de las universidades federales del ABC (UFABC) y de Santa Catarina (UFSC).

 

Tras una serie de análisis, los autores arribaron a la conclusión de que Morro do Príncipe, en donde se registró la mayor proporción de ejemplares jóvenes, y Praia dos Andradas, el sitio con mayor proporción de hembras con sus huevos y ejemplares adultos, deben considerarse como áreas prioritarias para la conservación de la especie. Praia das Tartarugas y Pico do Desejado fueron los otros dos lugares analizados y considerados sitios de residencia de estos animales.

 

“Si bien actualmente Ilha da Trindade exhibe una significativa preservación, al estar ubicada dentro de una Unidad de Conservación, es importante tener en cuenta la necesidad de implementar cuidados especiales en estas áreas, con la mira puesta en acciones de conservación más efectivas. Los ejemplares jóvenes se quedan en Morro do Príncipe hasta que se convierten en adultos, lo que es importante para mantener la población a largo plazo. Praia dos Andradas, a su vez, posee vital relevancia para la reproducción”, explica Márcio Camargo Araújo João, quien llevó a cabo este trabajo como parte de su maestría con beca de la FAPESP, en el Instituto de Biociencias del campus del Litoral Paulista de la Universidade Estadual Paulista (IBCLP-Unesp), con sede en la localidad de São Vicente.

 

Un cangrejo terrestre Aparte de Ilha da Trindade, la especie habita también en Brasil en el archipiélago de Fernando de Noronha y en el atolón Atol das Rocas. La cuarta isla en donde existe es Ascensão, un territorio ultramarino británico situado también en el Atlántico. La única ocupación humana en Trindade, que a decir verdad abarca el pico de una montaña sumergida, es una base de la Marina de Brasil y su estación científica. En total, alrededor de 40 personas se relevan cada dos meses en ese territorio insular de 13 kilómetros cuadrados. Mientras que las especies de cangrejos en su mayor parte pasan sus vidas en contacto con el agua, este cangrejo terrestre forma parte de un grupo que se adaptó a los bosques para valerse del mar solamente durante su desarrollo y para efectuar la dispersión larvaria. Por eso la vegetación preservada constituye un importante componente de su conservación.

 

“El bosque de la isla es menos significativo que el de Ascensão, por ejemplo. Pero en Trindade esta especie cuenta con una población que todavía es abundante y que está muy bien afianzada, al alimentarse no solamente de la vegetación local sino también de huevos y crías de tortugas. Allí el cangrejo terrestre es una especie sin competencia: es un predador situado en la cima de la cadena”, contextualiza Marcelo Antonio Amaro Pinheiro, docente del IBCLP-Unesp, quien coordinó el estudio. 

 

“A su vez, Fernando de Noronha, con sus 3.167 habitantes y casi 150 mil turistas que llegaron si se cuenta solamente el año 2022, registra un impacto mayor de la presencia humana, que va desde la urbanización hasta la presencia de especies introducidas, tales como gatos, perros y ratas”, añade. El investigador es el responsable de los análisis de las especies brasileñas de crustáceos amenazadas de extinción en el Instituto Chico Mendes de Conservación de la Biodiversidad (ICMBio), vinculado al Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático de Brasil. La versión más reciente de la lista ubica al cangrejo terrestre en la categoría “en peligro” en el país.

 

Este estudio puede ayudar incluir a esta especie en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), una referencia global en la cual el cangrejo terrestre aún no aparece contemplado. Las noches en Trindade El equipo analizó la presencia de la especie en las dos playas y en las dos montañas durante el período reproductivo, entre diciembre y abril. En total fueron dos temporadas en la isla, de dos meses cada una, de febrero a abril de 2019 y de diciembre de 2019 a febrero de 2020. Siempre por las noches, cuando están más activos, los cangrejos eran seleccionados aleatoriamente y se les medían el ancho del caparazón y la longitud de las quelas, que son las patas en forma de pinzas.

 

El sexo de cada ejemplar se definía por el formato del caparazón y por el número de pleópodos, las pequeñas patas existentes en el abdomen del animal y que emplea cuando se aparea o para cargar los huevos. Al tratarse de una especie amenazada, no puede capturársela. Por ende, a los ejemplares que se utilizaron en el estudio se los soltó tras concretarse las mediciones durante cada noche de estudios. Los investigadores observaron que los machos eran más frecuentes en la población, un patrón que observa en otras especies de cangrejos terrestres, si bien que en Praia dos Andradas la proporción de adultos fue similar entre los sexos.

 

Los autores estiman que las hembras de la especie padecen una mayor mortalidad debido al estrés térmico y al gasto energético durante las migraciones entre el cerro y la playa (y viceversa), en ocasiones cargando huevos, cosa que se acentúa debido a la falta de vegetación y de refugio en las playas. “Observamos muchas hembras muertas cerca de la playa, en el área reproductiva, lo que confirma la información de investigadores que estudiaron al cangrejo terrestre en Ascensão”, afirma Camargo Araújo João.

 

Pero en la isla británica se observó una bajísima tasa de ejemplares jóvenes, de tan solo un 1 %, una señal del envejecimiento de la población que puede derivar en una extinción local en el futuro. Se considera que la proporción del 20 % de ejemplares jóvenes en Trindade (que puede ascender al 30 % en Morro do Príncipe) es una característica de vitalidad poblacional. “Este es el retrato que tenemos hasta ahora, pero es necesario seguir monitoreando esta especie en otros lugares de la isla en busca de la confirmación de patrones que pueden haber pasado desapercibidos.

 

Asimismo, la investigación concomitante de estos parámetros en otras islas brasileñas en donde la especie existe nos permitiría contar con un panorama abarcador que sirva de base para diseñar un Plan de Conservación más efectivo a nivel nacional”, culmina diciendo Camargo Araújo João. Este estudio contó con el apoyo de la FAPESP también a través de una beca de posdoctorado otorgada a Rafael Campos Duarte, coautor del artículo.