Salud México , México, Martes, 15 de septiembre de 2020 a las 10:44

TRIBUNA: COVID-19 bajo la lupa

Por Fernando Garc铆a Carre帽o, investigador del Centro de Investigaciones Biol贸gicas del Noroeste (Cibnor) y miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI)

La humanidad enfrenta uno de sus mayores retos, una pandemia en pleno Siglo XXI. Una enfermedad infecciosa causada por un virus, el SARS-COV-2 que causa la enfermedad COVID-19. Es una pandemia por haber alcanzado escala mundial, afectando 216 países, con una morbilidad de casi 30 millones y una mortalidad de casi un millón.

 

Comparado con otras pandemias como la peste negra europea del siglo XIV que diezmó la población a casi la mitad o la de gripe influenza de España en el segundo decenio del siglo XX, no ha tenido consecuencias tan graves ni devastadoras debido a la madurez de la ciencia. La razón de la menor afectación es una virología madura que muy pronto mostró que el agente causal es un virus, y la medicina hospitalaria que ayuda a los contagiados a tener una mejor expectativa de vida.


La pandemia ha cursado con singularidades. Por ejemplo, hace unas semanas fue noticia el hecho de haber encontrado casos de pacientes positivos después de haberse recuperado de la infección de COVID-19 -se considera recuperada a la persona que fue positivo, cursó con síntomas la enfermedad y después dio negativo en dos pruebas realizadas con 24 horas de separación- es decir, “curados que vuelven a ser positivos”. No usamos el término reinfección porque aún no sabemos cuál es la causa, una muy probable es que el virus haya persistido en el paciente y no a una reinfección. La investigación sobre el caso pronto nos dirá que ocurre. Como sea, solo fue un puñado de pacientes nuevamente positivos, dentro de los miles de afectados; estadísticamente son pocos y aunque sí son importantes para tratarlos y estudiarlos para entender mejor a la enfermedad infecciosa, no se espera que haya un número significativo, importante, de pacientes con esta circunstancia.


Otra nota aparecida recientemente es que una de las pruebas de inmunización por una vacuna en prueba fase III, la de la Universidad de Oxford-AstraZeneca, ha sido suspendida porque un paciente que recibió la vacuna experimental mostró síntomas de mielitis transversa. La suspensión es temporal, no definitiva, se ha detenido para estudiar al paciente afectado y saber si solo es una casualidad, que los síntomas no dependan de los componentes de la vacuna o su modo de administración y coincidan con la vacunación o si es causal, que los componentes de la vacuna o su modo de administración sean la causa del padecimiento. A partir de los análisis que hagan los investigadores y de los resultados obtenidos se informará a la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios de Reino Unido quien decidirá si se reanudan o no las pruebas clínicas. Lo más probable es que reanuden.


La razón por la que ocurren ambas circunstancias, los curados que volvieron a dar positivo y el paciente con mielitis transversa, entre tantos miles de contagiados y tratados, es que los humanos, como población, somos ligeramente diferentes y por lo tanto respondemos diferente los mismos tratamientos. Es la gran paradoja de la naturaleza. Los individuos de una especie, digamos los humanos, somos genéticamente tan parecidos entre sí y con otras especies con las que compartimos metabolismos similares, y a la vez tan diferentes que nos comportamos como individuos. Lo que resulta que, por un lado, un tratamiento que debe afectar a ciertas moléculas del agente infeccioso, también puede afectar moléculas similares en el paciente, lo que causa reacciones colaterales o efectos secundarios. Y por otro al comportarnos como individuos, reaccionamos individualmente, generando las dos circunstancias mencionadas anteriormente.


Por ello la Ciencia se basa en estadística. Trata de investigar a la mayor cantidad de pacientes posibles, en el mayor número de lugares posibles para poder aspirar a llegar a conclusiones que se apliquen a la humanidad, a todos, a la vez que genere los menores efectos secundarios posibles. Lo que no es fácil. Los fenómenos de la naturaleza son complejos y dependen de contexto, en que circunstancias se dan.


La interrupción provisional de la vacunación contra el SARS-COV-2 es una prueba de la seriedad con la que trabaja la ciencia y su responsabilidad. Es una prueba de la seguridad de los protocolos en ensayos clínicos que están diseñados para aumentar el conocimiento sobre la COVID-19.


Si bien algunas vacunas tienen efectos adversos, los tienen en una minoría que es estadísticamente aceptable cuando se hace el balance costo-beneficio. El beneficio de la vacunación se ha demostrado desde que este método de prevención de enfermedades infecciosas se ha utilizado. Lo que ha redundado en mejoras en la expectativa de vida de la humanidad.