Revelan datos de resistencia antibiótica de Shigella y Salmonella
UCR/DICYT La identificación del perfil de sensibilidad a antibióticos y la determinación de la presencia de algunos genes relacionados con la resistencia a los antibóticos –asociados a plataformas conocidas como integrones– en algunos aislamientos de las bacterias Shigella y Salmonella, son los resultados de la primera etapa de una investigación de científicos del Instituto de Investigaciones en Salud (INISA).
Los integrones son estructuras que se relacionan con la aparición de bacterias multiresistentes a los antibióticos.
En medio de una charla impartida en el INISA, la investigadora principal del proyecto, Kenia Barrantes Jiménez, reveló los primeros avances de la segunda parte del estudio que realizan hace cuatro años, el cual consiste en identificar más genes relacionados con integrones clases uno y dos, para realizar una descripción del contenido de estas estructura e identificar estos genes de resistencia en un mayor número de aislamientos de Shigella y Salmonella.
Tales bacterias son causantes de enfermedad diarreica por transmisión de persona a persona o por medio del agua y de alimentos contaminados.
Los datos arrojados por la investigación indican que la mayor parte de los 30 aislamientos de Shigella analizados fueron resistentes, al menos, a un antibiótico. También se determinó que muchos presentan multiresistencia; es decir: resistencia a un mínimo de tres antibióticos de grupos diferentes.
Un total de 25 de las cepas utilizadas en el estudio pertenecen a la especie S. flexneri, mientras que cinco son de la especie S. sonnei; todas las cepas provienen de pacientes de hospitales y clínicas del Gran Área Metropolitana. Estas son las especies más comunes en el país.
Las pruebas de resistencia se realizaron con antibióticos comunes de diversos grupos. Por ejemplo, se incluyeron aminopenicilinas (Ampicilina y Amoxicilina), inhibidores de β-lactamasas (Amoxicilina-Ácido Clavulánico y Ampicilina-Sulbactam), sulfonamidas (Trimetoprim sulfametoxazole), Tetraciclina, Cloranfenicol, Cefalosporinas de primera y tercera generación, quinolonas y aminoglicósidos.
“Hubo resistencia a la mayoría de los antibióticos, entre los cuales los β-lactámicos presentaron mayor número de aislamientos resistentes. Encontramos, al igual, sensibilidad intermedia y resistencia a cefalosporinas de primera generación”, afirmó Barrantes.
En el caso de Shigella, la mayor resistencia se encontró en las aminopenicilinas: 24 de las 30 cepas fueron resistentes, esto equivale a un 80%. Otros antibióticos en situación similar son Tetraciclina (73% de los aislamientos), Cotrimoxazole (63%), Cloranfenicol (43%), Cefalotina (30%) y aminoglicósidos (7%).
No obstante, las cefalosporinas de tercera generación, las fluoroquinolonas y los carbapenémicos, como el Meropenem, tuvieron una sensibilidad del 100%; es decir: las bacterias no presentaron resistencia.
“Estos son antibióticos limitados a un uso exclusivo en hospitales; son menos comunes, por lo que se ha desarrollado menos resistencia”, explicó la investigadora.
El portador de Shigella puede ser asintomático; no obstante, las personas pueden desarrollar una diarrea acuosa que puede ser limitante o derivar en disentería, con deposiciones mucoides y sanguinolentas.
Datos del Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (INCIENSA) indican que, entre el 2005 y el 2006, Shigella fue la segunda causa de enfermedad por transmisión alimentaria; y Salmonella fue la tercera. Otro informe reciente del INCIENSA revela un aumento significativo de diarreas por Shigella en el primer cuatrimestre del 2014, duplicando el número de casos de años anteriores, comentó Barrantes.
En cuanto a Salmonella, esta bacteria fue mucho más sensible a los antibióticos. “La mayor parte de los aislamientos fueron 100% sensibles; sin embargo, hay un aislamiento resistente al Ácido nalidíxico. Además encontramos aislamientos resistentes e intermedios a la Tetraciclina”, dijo la investigadora.
Identificación del genotipo
Un vacío en el conocimiento motivó la investigación: si bien en América Latina se han descrito integrones clases 1 y 2 en Shigella y Salmonella multirresistente a los antibióticos, para la región centroamericana no se encuentraban datos sobre la presencia de estas estructuras en estos patógenos; esto a pesar de que la multiresistencia a antibióticos es un problema frecuente en el país y de importancia para la salud pública.
Barrantes explicó que, según estudios, el 80% de la resistencia a los antibióticos se asocia con la transmisión horizontal de genes entre bacterias. Tal fenómeno es posible en parte debido a los integrones: plataformas de ensamblaje que “captan” genes de resistencia, también llamados casetes genéticos.
En la investigación, los científicos buscaron en los diversos aislamientos de bacterias los genes intI-1, intI-2 y, aunque poco probable ya que solo se ha registrado en Asia, intI-3. Además se indagó por los genes blaOXA, blaTEM, sul 1, sul 2 y sul 3.
El estudio de las cepas de Salmonella no develó ningún casete génico. Empero, en los aislamientos de Shigella encontraron la mayoría de los casetes.
“Los resultados nos generan expectativas para continuar con la segunda etapa del estudio”, adelantó la investigadora.
Problema de salud pública
La investigadora del INISA explicó que “todo empieza con conocer qué es lo que circula en el país. Estos datos son necesarios para generar información que sustente el desarrollo de estrategias de prevención para el tratamiento de estas infecciones de importancia en la salud pública”.
La organización Mundial de la Salud (OMS) declaró a las enfermedades diarreicas como un problema de salud pública en el 2009.
Desde 1983, la diarrea es una enfermedad de notificación obligatoria en Costa Rica. Esto significa que los médicos deben notificar al centro de salud correspondiente casos de la enfermedad debido a su importancia para la salud pública. “Además, la diarrea ha ocupado el segundo lugar en morbilidad y en mortalidad dentro de este tipo de enfermedades en los últimos años”, afirmó la científica. Los grupos más afectados son los niños menores de cuatro años y los adultos mayores.
Además de Barrantes, el equipo de investigadores del INISA incluye a la Dra. Rosario Achí, Dra. Luz María Chacón y Dra. Melissa Solano. Para este estudio se cuenta además con el apoyo de la Dra. Guadalupe Chavarría, del Centro de Investigación de Nutrición Animal (CINA); el Dr. Silvio Vega, de la Universidad de Panamá; y la Dra. Daniela Centrón, de la Universidad de Buenos Aires, Argentina.