Alimentación España , León, Viernes, 03 de julio de 2009 a las 13:49

Remolacha: más que azúcar y etanol

El Instituto de Ganadería de Montaña prueba mejoras en la alimentación de ovino con vinaza y pulpa

Antonio Martín/DICYT En los sistemas de producción intensiva con ovejas, para obtener de ellos leche o carne, se permite que los animales se alimenten ad líbitum, esto es, cuanto quieran. En estos sistemas se utilizan grandes cantidades de piensos compuestos y esto puede tener efectos contraproducentes. El cereal, alimento básico en los piensos, se caracteriza por su alto contenido en almidón, un tipo de carbohidrato. Este almidón tiene la capacidad de fermentación muy rápida en el sistema digestivo, lo que produce unos compuestos que hacen descender el pH del rumen.

 

Los rumiantes son capaces de digerir fibra porque hay una población de microbios en este compartimento que actúan como en una cámara de fermentación. Modificando estas condiciones a través de la ingesta masiva de cereal, se puede alterar la salud y el bienestar de los animales, e, incluso, la calidad de la leche y carne que producen.

 

Con el fin mejorar la alimentación del ganado ovino y realizar un uso más eficiente y seguro de los recursos nutritivos disponibles en Castilla y León, un grupo de investigadores del Instituto de Ganadería de Montaña ha desarrollado una línea de investigación para estudiar el valor nutritivo de dos subproductos de la remolacha: la pulpa y la vinaza.

 

El primero se obtiene tras la extracción del azúcar de la remolacha y el segundo tras la fermentación de la melaza para obtener alcohol. Ambas materias primas tienen propiedades químicas complementarias, pero no se ha determinado en que proporción pueden combinarse para obtener un alimento más equilibrado que pueda sustituir parcialmente a los cereales en los piensos. “No tiene sentido eliminar todos los cereales de la dieta de las ovejas”, comenta Raúl Bodas, uno de los investigadores del equipo de trabajo, “porque suprimiríamos ciertas ventajas, pero sí lo tiene substituir parte del cereal por otra materia prima que no fermente tan rápidamente y que sí permita un ritmo de crecimiento idóneo y mejore el bienestar de los animales”.

 

Castilla y León es una de las zonas, junto con Andalucía, de mayor producción de remolacha azucarera en España. “Mientras en Murcia, por ejemplo, pueden aprovechar subproductos de otros alimentos, como cítricos, aquí existe un potencial explotable en los de la remolacha”, añade Javier Giráldez, director del Instituto de Ganadería de Montaña, ubicado en Grulleros (en el municipio leonés de Vega de Infanzones).

 

Por ese motivo, la investigación se centró en esta planta de la familia Chenopodiaceae. Los investigadores utilizaron dos razas de ovejas, la assaf, productora de leche, y la merina, valiosa por su carne. Los Programas Nacionales de Investigación Científica, Desarrollo e Innovación Tecnológica (I+D+i) establecen en el área de ganadería que la valoración nutritiva de los alimentos está considerada una línea prioritaria.

 

La nutrición de los rumiantes, en general, y la valoración nutritiva de alimentos, en particular, es una de las líneas de investigación del Instituto de Ganadería de Montaña (IGM), centro mixto dependiente del CSIC y de la Universidad de León, y que tiene sus orígenes en la Estación Agrícola Experimental, creada en 1964. El grupo de Nutrición y Producción de Herbívoros del IGM, al que están adscritos los investigadores mencionados, analiza no sólo los alimentos que ya utilizan los animales de producción ganadera (especialmente ovejas), sino también subproductos agrarios potencialmente útiles.

 

De la remolacha se extrae la melaza, la pulpa y la vinaza, que pueden ser empleados para la formulación de piensos compuestos.

 

Subproductos

 

La utilización de subproductos de la industria agroalimentaria en la alimentación de rumiantes es una práctica común, pero no todos tienen la misma aceptación. Sobre la vinaza recae, en líneas generales, mala fama entre técnicos y ganaderos, puesto que existe la creencia de que es menos apetecible para los animales que la pulpa. Para aclarar esta controversia, el IGM realizó un experimento en el que las ovejas podían escoger entre dos tipos de pulpa de remolacha, una sin vinaza y otra con un 13% de vinaza. “Los animales prefirieron la pulpa que contenía vinaza”, añade Óscar López.

 

Incrementar esa proporción no es recomendable porque entran en juego otros factores, no sólo la palatabilidad (cualidad de ser agradable al paladar) sino también la búsqueda del equilibrio entre nutrientes. Esto es así porque la pulpa y la vinaza presentan características nutritivas diferentes pero complementarias.

 

La vinaza aporta aminoácidos (molécula orgánica que forma parte de las proteínas y con propiedades nutritivas similares a éstas), mientras que la pulpa contiene esencialmente energía y algo de fibra soluble, pero es pobre en proteína. Se sabe que la pulpa puede sustituir parcialmente a los cereales, ya que no contiene almidón pero sí fibra soluble e insoluble, digerible por los rumiantes, pero no por otras especies como, por ejemplo, el ser humano. En concreto, la pulpa de remolacha contiene pectinas y beta-glucanos.

 

La substitución de parte del cereal (almidón) por pulpa (fibra soluble) permitiría, según los estudios de estos expertos, contribuir a paliar los problemas que el elevado consumo de almidón genera en el rumen (como acidosis), ya que la fibra soluble no produce ácido láctico y proporcionaría, a la par, un cierto potencial amortiguador gracias a su capacidad para el intercabio catiónico, “Además, utilizar pulpa con vinaza en vez de pulpa sola puede contribuir a abaratar el gasto en alimentación porque permite reducir la inclusión de otras fuentes de proteína, como la torta de soja (alimento proteico), muy cara en la actualidad”, añade el director del centro.

 

Aunque el mercado del pienso es muy voluble a los cambios en las materias primas (este año, por ejemplo, el coste del cereal ha sido casi un 50% más barato que el año anterior en las lonjas agropecuarias), la torta de soja aún sigue siendo cara. El trabajo pretende facilitar herramientas científicas para formular piensos que permitan lograr una elevada productividad de los animales pero compatible con su bienestar y, si es posible, con el menor coste. En este sentido, cabe recordar que la industria azucarera ya mezclaba ambos subproductos (vinaza con pulpa) para venderlos a productores de pienso o ganaderos, pero lo hacía sin un criterio científico, es decir, sin estudios rigurosos que avalasen cuál es el porcentaje idóneo para la alimentación de los animales.

 

Los resultados obtenidos, advierten los investigadores, no pueden extrapolarse a otras especies como el vacuno. Además de buscar la proporción idónea, los investigadores del IGM comenzarán a trabajar en nuevas líneas derivadas de esta extensa investigación. Según comenta Giráldez, “analizaremos ahora las posibilidades que dan los subproductos de especies vegetales utilizadas en la producción de bioetanol y no utilizables para la alimentación humana o animal”.

 

Uso secundario para subproductos de la remolacha

En centros de producción y alcoholeras de remolacha no sólo se extrae azúcar para la alimentación humana. La remolacha, por su alto contenido en sacarosa, es uno de los cultivos utilizados en la actualidad para la producción de bioetanol, combustible que, sólo o combinado con gasolina, se utiliza en autóviles para reducir la dependencia energética del petróleo. Además de azúcar y alcohol (etanol), la remolacha, una vez tratada, genera residuos que, si no son convenientemente utilizados, pueden causar un problema ambiental.

 

En los centros de producción, después de la preparación de la remolacha recibida por los agricultores, la remolacha se convierte, a ravés de un tratamiento basado en la depuración de jugos, evaporación, filtración, cristalización y secado, en azúcar. Los restos, la parte externa de la raíz se convierte en pulpa y los desechos de la producción, en melaza. Esta melaza es utilizable, en segundo término, para la producción del bioetanol o, de nuevo, en un proceso repetido de depuración, evaporación, filtros, cristalización y secado, en azúcar y sus restos pasan a denominar vinaza. En España se cultivan cerca de 6.000 miles de toneladas al año de remolacha y una parte de esta ingente producción se convierte en subproductos (pulpa o vinaza, en último término). La reutilización en piensos, entre otros usos de estos subproductos, se hace necesaria en un futuro modelo de producción sostenible.

 

No todos los vegetales utilizados en la producción de bioetanol producen subproductos idénticos, por lo que no todos se pueden utilizar en la alimentación animal. En general, se pueden agrupar en dos tipos, los materiales lignocelulósicos (tallos y bazago correspondientes a partes estructurales de la planta que proceden generalmente de substancias con alto contenido en celulosa como maderas) y materiales alimenticios (pulpas y granos desecados). Estos últimos tienen interes para el mercado de los piensos animales por su riqueza en proteína y valor energético. A este último grupo corresponde la remolacha.Las investigaciones del Instituto de Ganadería de Montaña, desarrolladas entre 2004 y 2008, han sido publicadas en varias revistas científicas internacionales (Small Animal Research, Meat Science, Journal of Animal Science) y han contado tanto con financiación pública (a través de CICYT -Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología- y de la Junta de Castilla y León) y privada, como de la empresa del sector de la alimentación Ebro Agrícola.