Nuevos datos sobre zonas con riesgo de avalancha permitirán prevenir desastres
UNAL/DICYT En 2015, el desbordamiento de la quebrada La Liboriana, en el municipio de Salgar (Antioquia), arrastró tierra, lodo y piedras cobrando 98 vidas. Tragedias como esa se podrían prevenir con mayor efectividad si se tienen en cuenta detalles como la pendiente del río o la quebrada y la acumulación de lluvias durante 10 días consecutivos. Así lo evidenció el análisis de 173 cuencas hidrográficas del departamento.
“Las avalanchas de tierra o avenidas torrenciales son un flujo de agua y sedimentos que se mueve a gran velocidad, generalmente por un cauce o corriente de agua. Aunque sus causas (lluvias, tipo de terreno o de suelo) se han analizado, las interacciones que tienen entre sí se han estudiado poco”, explica Laura Rodríguez Martínez, magíster en Ingeniería - Recursos Hidráulicos de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín.
En su investigación evaluó 70 cuencas hidrográficas de Antioquia con potencial torrencial, registrando 39 de sus características geomorfológicas (relacionadas con las formas del terreno) y 15 variables de precipitación o lluvia, con el fin de determinar cuáles de estas influirían más en la ocurrencia de avalanchas.
“Sobre las cuencas que presentaron avenidas torrenciales entre 2012 y 2022 obtuvimos datos del área, la longitud, el tipo de paisaje, las laderas más empinadas, el curso de los cauces de los ríos, los días que llovió, y la intensidad o el tipo de lluvia, y después tomamos 103 cuencas hidrográficas aleatorias para identificar –según estos factores– cuáles serían potencialmente torrenciales y por qué”, continúa.
Mediante análisis estadísticos encontró que las características relacionadas con el relieve (diferencia entre el punto más alto y el más bajo de la cuenca) serían determinantes, pues a mayor diferencia, más probabilidad de torrencialidad.
“También comprobamos que aunque este tipo de variables geomorfológicas son las más importantes en los cauces analizados, si incluimos variables de precipitación o lluvia, y su interacción, el porcentaje de error al clasificar pasa del 15 al 10 %, lo que se considera apreciable”.
La importancia de la lluvia
Los 10 días anteriores al evento torrencial serían particularmente claves, pues es cuando más aumenta el acumulado de lluvias, se saturan los suelos y se desencadena la avalancha. “En este punto encontramos dos patrones: uno en el que lo más importante fue el temporal intenso el día del evento, y otro en el que, aunque fue típico, igualmente provocó la avalancha”.
En ambos casos la precipitación se localizó en la parte alta de las cuencas, donde están las mayores pendientes y las condiciones más propicias para una avenida torrencial. “Evidenciamos que se trata de una conjugación de factores. Saber esto nos permite mayor prevención: si conocemos nuestro territorio, nuestras cuencas, podremos monitorear con más detalle, sabremos qué elementos nos hacen más vulnerables y cómo manejarlos”, finaliza.