"Nuestro próximo objetivo es crear una unidad específica para el ensayo y diseño de nuevos fármacos antitumorales"
Ana Victoria Pérez/DICYT El edificio que actualmente alberga el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca (CIC) se inauguró en enero del año 2000, pero el proyecto que lo sustenta y su filosofía de trabajo que desde el principio apostó por poner en contacto la investigación básica, la clínica y la aplicada en lo que se denomina Comprenhensive Cancer Center se puso en funcionamiento un año antes. El CIC se prepara para celebrar su quinto cumpleaños con la satisfacción de haber cumplido los objetivos que se habían marcado y con la ilusión que supone afrontar nuevos retos. Su director, Eugenio Santos habla sobre el pasado y el futuro del centro para DICYT.
Es evidente que desde el año 1999 se ha avanzado mucho, pero echando la vista atrás unos meses ¿podría evaluar qué ha supuesto para el Centro de Investigación del Cáncer el año 2004?
Creo que 2004 ha sido un año bastante positivo, aunque lo más importante es que nos ha permitido asentar un modelo de trabajo muy concreto que está siendo valorado tanto en el ámbito nacional como el internacional. Desde el punto de vista de la investigación se nos ha identificado con las diferentes líneas científicas que se desarrollan en el centro, pero sobre todo con una manera eficaz de investigar sobre cáncer, favoreciendo la transferencia del conocimiento y reduciendo los tiempos necesarios para conseguir buenos resultados. Fruto de este reconocimiento es, por ejemplo, el que se nos haya nombrado coordinadores de la red de centros de cáncer de toda España, o el hecho de que universidades extranjeras, como la de Coimbra, nos hayan tomado como modelo para la creación de su propio centro de investigación del cáncer.
Desde el principio, el CIC ha apostado a por compaginar la investigación básica, clínica y aplicada, ¿qué ventajas posee este modelo organizativo?
Me gustaría aclarar que, en este sentido, nosotros no hemos inventado nada, únicamente hemos trasladado a España el modelo de los Comprehensive Cancer Center, cuyos buenos resultados se han contrastado ya en países como Estados Unidos. Los mejores resultados en investigación sobre cáncer se han obtenido en los cerca de 40 centros que han puesto en contacto directamente a científicos básicos con clínicos. Partiendo de esta consideración, hay que resaltar el alto nivel de excelencia que se exige a cada una de las áreas de investigación que acabamos de mencionar, con lo que se agiliza la transferencia de los resultados de las investigaciones de calidad, se optimiza el uso de los recursos y se acelera el proceso de obtención de resultados prácticos. No sé si considerarlo una ventaja, pero una regla organizativa del centro es que ninguno de los que trabajamos en él estamos aquí asignados de manera permanente, sino que se nos evalúa cada cinco años, evitando el inmovilismo que favorece el sistema administrativo.
En estos cinco años han conseguido poner en marcha una serie de servicios sociosanitarios como el Programa de Diagnóstico Molecular y Celular o el Programa de Consejo Genético. ¿Se ha proyectado ampliar dichos servicios, o poner en marcha algunos nuevos?
Últimamente habíamos percibido una nueva necesidad y nuestro próximo objetivo se centra en crear un servicio de Screening de Drogas Antitumorales y Ensayos Preclínicos y Clínicos. Aunque parte de las actividades que se van a desarrollar en este servicio, ya se realizan en el centro, se trata de sistematizar su funcionamiento creando una nueva área especializada en la identificación y prueba de drogas, o fármacos con actividad antitumoral. Para ellos será necesario crear también un área de Biología Estructural.
Tratamos de ser realistas y competitivos a la hora de planear nuevas actuaciones. En primer lugar el servicio se restringe al ámbito castellanoleonés, y gracias a la Red Nacional de Centros de Cáncer hemos conseguido que algunos de los que ya hemos puesto en marcha, estén ya funcionando en toda España. Existen buenos ejemplos, como el servicio de Genómica y Poteómica, la Unidad Citogénica Tumoral o el Banco Nacional de ADN. Sólo cuando pasamos nuestros propios filtros de calidad ofertamos nuestros servicios fuera lo que nos asegura los buenos resultados. Así se explica que grupos de investigación de German Cancer Center envíen sus muestras para que sean analizadas en Salamanca.
Tanto el centro como los diferentes grupos que los integran se han incorporado a lo largo de estos cinco años a diferentes redes de investigación. Algunos ejemplos son la Red de Centros de Cáncer o la de Mieloma y Mastocitosis. ¿Son las redes de investigación instrumentos para descentralizar el trabajo científico de las grandes capitales?
Creo que eso ha sido una consecuencia de la aplicación de este modelo. Se trata de hacer la ciencia sobre cáncer, lo mejor posible, generando ciencia de calidad y compitiendo en igualdad de condiciones. La estructura en red favorece que el centro más pequeño o el investigador más desasistido tengan las mismas oportunidades de dar a conocer sus conocimientos. Es un sistema muy transparente que potencia el que los mejores grupos de investigación consigan ayudas para poner en marcha sus proyectos. Además se ha favorecido la transferencia de los resultados y se ha mejorado la percepción social del trabajo que se desarrolla en los laboratorios. Creo que simplemente se ha dejado entrar en el sistema español las verdaderas reglas de la ciencia, promoviendo la evaluación continuada de todos los grupos de la red y de sus investigadores a través de comités científicos externos.
En este sentido, ¿cuál es el papel que ha desempeñado el Centro de Investigación del Cáncer durante estos cinco años en Castilla y León?
Al principio en Salamanca había un grupo de gente trabajando en investigación básica con resultados bastante buenos, y otro pequeño núcleo vinculado a la investigación clínica en el Hospital Universitario. El Centro de Investigación del Cáncer ha conseguido reunir a estos grupos y que su trabajo haya cristalizado en un proyecto capaz de atraer hasta Salamanca a una masa crítica importante capaz de completar esas dos líneas de investigación iniciales. Hay gente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, del Centro de Salud Carlos III que se completa con investigadores llegados de Francia o de centros de Estados Unidos. En definitiva hemos servido de llamada e incentivo. Hay más ejemplos, ya que el interés que equipos de investigación de la Universidad de Indiana han demostrado en colaborar con el CIC, según me informa el rector en la carta que ahora mismo tengo sobre mi mesa, desean colaborar con nosotros.
Siempre que se menciona el nombre del centro fuera de la comunidad autónoma, casi siempre se le identifica como un buen modelo de gestión científica, ¿cuál es el secreto?
Siendo completamente sincero, tengo que admitir que no hay secretos, sino trabajo y fidelidad a un proyecto.
¿Podría evaluar la labor formativa del CIC?
La formación la canalizamos en un programa de tercer ciclo que denominados Biología y Clínica del Cáncer. Este programa, que ya va por su tercera edición, cuenta con dos menciones de calidad. En la edición actual hay matriculados cerca de 30 alumnos de los cuales el cincuenta por ciento son extranjeros, principalmente de centro Europa e Iberoamérica.